miércoles, 17 de diciembre de 2014

La Era de Los Impostores y de su Audiencia Contentísima

Vargas Llosa titula así ("Era de los Impostores") su último artículo para el diario El País. Cuenta que el escritor Javier Cercas ha narrado la historia de Enric Marco, un tipo que se fabricó una personalidad a medida, como sobreviviente de los campos de exterminio nazis, y luchador de la resistencia española contra el franquismo. Como tal dio conferencias y escribió libros: Un héroe. Toda la historia no era más que un timo que desveló el historiador Benito Bermejo, y que Javier Cercas pone en evidencia en forma de novela.

En esas lecturas estaba yo cuando se ha esparcido en el mundo y filtrado en mi PC la historia de este estudiante de nombre Mohammed Islam, que ha acumulado una fortuna de 72 millones de dólares a sus escasos 17 años. Claro, uno siente vergüenza cuando lee una noticia de esas. No se sabe si el problema de no alcanzar esos notables logros es uno, o el país en que uno vive. Más aún cuando se acaba de promulgar una ley de “Empleo juvenil” que convierte en sueño cualquier esperanza juvenil de ser como Islam, qué va, ni ahorrando como Lucianita.

La noticia del estudiante Islam (fijaos el nombrecito problemático que tiene, lo que hace más notable su éxito) ha aparecido primero que nadie en el New York Magazine y luego se ha esparcido por todo el mundo a velocidad luz, que hubiera envidiado el capitán Kirk; siendo replicada por los rotativos de los diarios y repetida en los noticieros de las principales cadenas  noticiosas del mundo. Todo ello con la aureola del camino a seguir; es decir “Ya lo veis, sed como Islam, él os enseña el camino, pobre es el que quiere”.

Mohammed Islam

Mohammed Islam, Enric Marco, López Meneses


Pero la verdad es que Islam  es otro timador. Tan avezado como Enric Marco, o a un nivel más local, como un López Meneses, ese otro timador peruano que se hacía pasar por amigo empoderado del presidente Humala y de su esposa, y que gracias a su temeridad se hizo poner escolta policial en la casa y vendió (estoy seguro) a altos precios sus servicios de lobista de la entelequia. Y no era nadie, ni tenía poder alguno.

A propósito de esto me recuerda lo que me contaba un amigo hace poco. Me decía algo más o menos así. “Los faroleros, los lobistas, los corruptos, te ofrecen ganar una licitación. Te aseguran por su madre que te harán ganar. Te juran que conocen a las personas claves que toman las decisiones de compra y que ya todo está conversado”. Cuenta éste amigo que los contactos al interior de las organizaciones no dejan lugar a dudas en su ofrecimiento “Vas a ganar”. El único requisito es que hay que pagar el 10% del monto asignado antes de que se conozca el resultado. Cuando éste sale se puede ganar o perder. Si se pierde, el contacto dará alguna explicación del tipo “ha intervenido otro jefe, el más grande”. Si se gana, el contacto se frota las manos y elogia su propia habilidad, “Ya viste, conmigo te vas a hacer millonario”, dirá. Lo cierto es que si ganas, ganas por tus propios méritos y no por intervención del contacto "influyente". Sin embargo, el contacto que se ofreció como persona bien conectada y con influencias nunca pierde, y vende un servicio que no dará nunca. Es otro timador que se aprovecha de la ambición y angurria de que los que lo quieren oír.

Así estamos. Wall Street nos ha querido timar con la historia del joven de origen humilde, perteneciente una minoría racial, que se ha hecho gracias a su habilidad con una considerable fortuna. El mundo ha creído la historia por un rato. Pero Mohammed Islam, no tiene ninguna fortuna conseguida en base a fantásticas inversiones, ni es un genio de las finanzas. Todo no pasa de ser un juego de transacciones simuladas, bien explotado, un pasatiempo de mocosos que juegan a la bolsa, que se ha convertido en un notición para quienes han querido creérselo. Es verdad que, como dice Vargas Llosa, vivimos una Era de Impostores; pero también es verdad que estos existen porque hay gente ávida y contentísima de creerse esas historias.

Lima, 16 de diciembre del 2014


jueves, 11 de diciembre de 2014

Basta de Hipocresías

El jueves 27 de noviembre Patricia del Rio tituló así su post en El Comercio “Basta de Hipocresías”. Ese mismo día en el canal 4, la Maju Mantilla abrió su programa de la una de la tarde con un pequeño discurso en pro de que se acabe la violencia contra las mujeres. La bella Maju vestía un short pequeñísimo que permitía verle hasta el alma, en un día bastante frío.  Paralelamente el ministerio de la mujer había invadido las calles de la ciudad con un volante que decía “La mujer no es un objeto”. Hasta allí todo bien. O casi.


Para quien esto escribe la violencia contra la mujer es repudiable en todas sus formas. Física o sicológica, no me importa, es repudiable, condenable, castigable; lo hemos tratado antes aquí;  pero no solo contra la mujer, también la violencia contra el hombre lo es, y contra las minorías sexuales, del mismo modo. La violencia no debe ser tolerada en ninguna de sus formas, eso está claro. Todo bien, o casi.

Porque una cosa es la lucha frontal contra la violencia, y otra cosa un rollo cansino que enmascara un feminismo trasnochado, solapa, de juguete, como el que practica Patricia del Rio y que es lamentablemente, un feminismo tan extendido en nuestro país, y tan presente en los te de tías de las tardes limeñas y peruanas en general. Porque detrás de la condena a la violencia contra la mujer, sólo está el vacío, está el victimizarse y lanzar alguna palabra soez (joder) que sirve para pegarla de mala, de valiente, de achorada. Y eso es todo, no hay más, y por tanto no se resuelve nada; es, repito, vacío. Lloriqueo innecesario y cínico.

Lo que dice Patricia del Río


En su inteligente artículo Patricia del Río dice que no se le puede seguir pidiendo a la mujer que se defienda, que es momento de que los hombres hagan su parte. Se queja Paty, de que las mujeres ganan el 40% menos del sueldo que gana un hombre por el mismo trabajo. Dice, que los hombres piensan que las mujeres deben ocuparse del trabajo de la casa,  y que si ellas sienten temor de que los hijos hombres vayan a la calle, sienten terror cuando las hijas mujeres deben hacer lo mismo.  Dice literalmente la buena de Paty lo siguiente de nada servirán mil leyes más de feminicidio si los hombres no asumen su parte. Si no se miran al espejo. Si no abandonan las justificaciones vergonzosas y deciden equilibrar la balanza”.

Lo que no Dice Patricia del Río


Por el título del post yo había pensado que Patricia diría esta vez la verdad, que abandonaría la monserga y nos abriría los ojos. Que no. Que Patricia sigue sumándose de manera ya vergonzosa, a la vergonzosa excusa de cierto sector de peruanas que no quiere hacer nada para terminar con el problema. Porque nada dice Patty por ejemplo de lo que cuento líneas arriba de la Maju Mantilla (y muchos programas similares), ¿o es que se cree que salir en pantalla buscando erotizar a los televidentes en horario de protección al menor no es también violencia en un programa aparentemente familiar? ¿O es que se cree que el espectáculo diario de peleas, infidencias y guerras entre hermanas, que la Mantilla y sus colegas presentan, no es también violencia contra la mujer? ¿Es que se cree que la Maju tiene mucho calor y por eso exhibe las piernas en invierno, o es porque lo manda la pauta de un programa que la convierte en objeto con su beneplácito?

La TV hace de la mujer objeto con silencio y complicidad de éstas

Tampoco dice Patricia del Río que los sueldos de los que se queja, muchísimas veces, son señalados y puestos por jefas de personal, oséa, mujeres. Nada, allí solo hay silencio. Es que, claro,  hay que apuntar la carabina contra el enemigo de siempre, el culpable de todo, el que se va a guerrear porque le encantan la sangre humana, los pleitos; el avaro, el codicioso que quiere para sí los oros; el lascivo que se va de putas abandonando a los hijos y tiene alguna otra mujer oculta en el ropero: el hombre, el maldito, ¡Cómo no! ¿Quién si no?

La Madre del Cordero (machista)


Patricia del Río, como feminista que no sabe que lo es, no dice que todo hombre violento ha sido educado por una mujer, llámese madre, tía, hermana o lo que se quiera, ha sido una mujer. Es esa educación machista que practican las madres lo que hay que terminar primero. Y segundo, hay que educar a la gente. No todos los educados son no violentos, pero todos los no violentos son educados. Por lo menos básicamente han sido educados por sus madres o por la escuela, para no agredir a sus parejas. Esa es la clave, la educación.

Mil veces he visto madres en los omnibuses limeños, que ante la cesión del asiento para ellas por un caballero, hacen sentar como príncipe al hijo. En ese acto de aparente amor están creando al monstruo que piensa que todos los privilegios le son debidos. O las madres que envían a la hija a lavar la ropa y cocinar para los hermanos varones. O las madres que se enorgullecen de la promiscuidad sentimental y sexual del hijo varón, mientras someten a la hija a una existencia de mojigatas. ¿Cuál es la culpa del varón en todo ese embrollo? Ellas crean al monstruo y luego se quejan de su monstruosidad.

Otra cosa. Jamás hemos visto a las mujeres de nuestro país protestar para que sus hijos tengan una mejor educación en las escuelas. Peor aún, jamás las hemos visto protestar en nuestras calles, para terminar con esa situación que Patricia del Rio convierte en bandera: detener la violencia contra la mujer. Se han acostumbrado a la comodidad de un té de tías para el raje, a las lisuras frente a un micrófono por un minuto. Llenan sus horas hablando de gastronomía, y de sus éxitos en la vida, antes que de la violencia contra la mujer. No tienen conciencia del problema, ni siquiera lo discuten seriamente. Que diferencia con, por ejemplo,  los negros norteamericanos, que obtuvieron en las calles el reconocimiento de sus derechos. ¿Quieres derechos? ¡Gánalos!

Acabar con el problema de la violencia contra la mujer no pasa por leyes de feminicidio como lo demuestra la realidad. Pasa por sensibilizar a una opinión pública, pasa por educar en la casa y en la escuela de mejor manera a los hijos, y pasa por dejar la actitud del té de tías, de dejar la comodidad del sofá, para empezar a protestar de verdad. Y solo al final del camino se necesitarán leyes ¡Dejémonos de hipocresías!

Pueblo Libre, 11 de diciembre del 2014


miércoles, 3 de diciembre de 2014

Perú: tierra de Oportunidades

En las clases con el maestro Enrique Valdez en INICTEL, hubo algo que jamás olvidaremos quienes lo escuchamos. A parte de esa atmósfera especial que él sabía crear  y que nos hacía pensar que nada de lo que ocurriera afuera de esa aula importaba, porque nosotros lo podíamos cambiar; ni si éramos de izquierda o de derecha, porque esas eran sólo palabras para diferenciarnos. Lo cierto era que en el país había más luz que la que parecía haber. Recuérdese que estas anécdotas son de fines de los 90s. Los años de la subversión y el caos estaban muy  cercanos para ignorarlos; por otro lado la dictadura de Fujimori había metido al Perú en una recesión espantosa y la esperanza en días mejores había desaparecido de la mente de los peruanos. Los nacionales se iban al extranjero en oleadas en busca de un futuro mejor, sin importar a donde: Japón, para los más pudientes; EEUU, para los clásicos; Argentina o Chile, para los de menores recursos; todos se iban, o eso parecía. Nadie reprochaba a aquel que hablaba de irse. En ese contexto Valdez nos cambió el chip.

Demostrando que el Perú es Tierra de Oportunidades (de negocio)


Desembarazado del saco  de lanilla con que vestía y del sombrero que arrojaba por algún lugar, Valdez nos decía ¿Buscar oportunidades en el extranjero? ¡¡¡Si los extranjeros vienen a buscar oportunidades al Perú!!! “El Perú es tierra de oportunidades”. Era difícil creer eso a la primera vez, pero él empezó a ejemplificar. Primero con San Fernando, la buena familia. Originalmente, nos dijo, el propietario de San Fernando fue un japonés que vino al Perú y trabajó inicialmente como peluquero, y en sus ratos libres empezó a criar aves y a venderlas. El negocio le fue bien, creció. Con altibajos, pero creció. Dejó la peluquería para dedicarse íntegramente a la avicultura. Así se origina una de las empresas peruanas más grandes y reconocidas.

Después nos contó el caso de D’onofrio. La historia de Pedro D’Onofrio es la del migrante italiano que llega al Perú procedente de Argentina, con una carreta de madera, una esposa y un sueño; y construye un imperio colosal de productos que, empezando por los helados, se convierten en los preferidos de los peruanos.  No sólo son helados en carretillas amarillas, sino muchos productos como el chocolate Sublime o los famosos panetones. Un imperio del dulce que décadas después fue comprado por la multinacional Nestlé, por su gran aceptación.

Luego don Enrique Valdez, con sus oyentes en el bolsillo, disciplinados como chiquillos, nos mencionó el caso de Wong (fijarse que esta anécdota ocurrió antes del crecimiento espectacular que Wong tuvo en la década siguiente). El primer Wong era lo que él llamó, un “auténtico chino de la esquina”. Había empezado con una bodega en San Isidro en la cual atendían el propietario y sus hijos, hasta convertirse en lo que en ese momento (año 97) ya era una auténtica corporación con muchos locales en toda Lima y envidia del empresariado tradicional. ¿No eran acaso migrantes chinos? ¿No era entonces cierto que el Perú era tierra de oportunidades y que los extranjeros lo demostraban? Claro que sí. Ese fue el cambio de chip. Esos rudos funcionarios que lo oían, estaban de verdad cambiando tal como Enrique Valdez había prometido.


Fábrica de D'onofrio en 1,910

Otros Casos de Éxito


Desde entonces, y ya han pasado como 15 años, cada vez que alguien me habla de irse o de irme he respondido, no, gracias. A los ejemplos del maestro Enrique Valdez pueden sumarse muchos otros. El caso del Banco de Crédito tiene una génesis similar, extranjeros buscando fortuna en Perú. Lo más importante que ha ocurrido en años recientes es que algunos peruanos han demostrado desde dimensiones diferentes como es cierto que el Perú es tierra de oportunidades.

El caso de los Añaños es emblemático. Una modesta familia ayacuchana que en los 80’s ve una oportunidad en la retirada de las gaseosas más clásicas del mercado ayacuchano y la aprovechan para lanzar su propia bebida gaseosa, con un éxito tal que se han convertido en la transnacional peruana de mayor éxito mundial. No hablamos de un grupo tradicional de criollos limeños, sino de una familia salida de los andes del Perú. Eso es lo grandioso. Pensar un poco el Perú y sus problemas desde el más nimio al más complejo es abrir puertas a oportunidades que están esperando por uno.  

Epílogo


 Muchas veces los peruanos pensamos que no hay más salida que ir al extranjero para tener la vida soñada, o corromperse en Perú con el mismo fin. No está en nuestra genética apostar por nuestro país. Décadas, quizás cientos de años de un discurso extranjerizante han logrado ese resultado. Pues es hora de cambiar ese discurso y cambiar la historia. El Perú es en verdad tierra de oportunidades. Nuestros recursos  y nuestra gente son riquísimos y al parecer inagotables. Faltan dos cosas. La voluntad de apostar por el país por parte de la gente. La voluntad y recursos para apostar por la educación de la gente, por parte de las clases dirigentes. Eso es todo, con eso este país nuestro será uno completamente diferente y mejor.

01 de diciembre del 20014


sábado, 29 de noviembre de 2014

La Niña del Ayer

Todos hemos tenido unos vecinos de ómnibus alguna vez. Cuando estudiábamos, o en el camino del trabajo, o de la universidad. Son gente  con la que coincidimos en ruta  y a la que llegamos o no a conocer. Aparecen una vez, luego otra, de pronto se vuelven habituales, y un día desaparecen sin dejar rastro. No viven en nuestro barrio. Solo están allí como un aviso, un recordatorio, una invitación a que se amplíe nuestro mundo. Días atrás pasé cerca de una dama en una reunión. Al pasar junto a ella, pude ver su rostro pecoso, su cabello castaño abundante, la raya en el centro ordenando esos cabellos que se levantaban suavemente como una llamarada. Esa imagen me retrocedió a muchos años antes y recordé a la niña del ayer.
En el quinto año de secundaria tuve varias vecinas de ómnibus, cuatro o cinco, quizás fueron más y las he olvidado; chicas preciosas como todas las trujillanas que he conocido. Ellas hacían del viaje al colegio una aventura agradable con su belleza y frescura. Había una que era casi una niña. Debía andar por los trece o catorce años. Vestía el uniforme único de aquellos tiempos; tenía el cabello ligeramente ondulado, castaño claro, hasta los hombros. Tenía la piel clara, teñida de pecas en su rostro, como si hubiera comido tanto chocolate que se estuviera manchando desde adentro hacia afuera, junto con esa nariz a lo “Hechizada”, ornada de manchitas marrones. Nunca pareció prestarme atención. Valgan verdades, yo tampoco se la prestaba. Era linda y todo, pero cuando uno está en quinto año de secundaria y tiene 16, las de tercer año parecen unas niñas. Eso era ella entonces, una niña, ideal para un hermanito menor si lo hubiera tenido. Yo prestaba atención a otras chicas igual de lindas. Una de ellas era mayor que yo, con unos enormes ojos oscuros y pestañas como sombrillas; no me hacía el menor caso, o eso era lo que ella decía, porque 18 meses después fue ella la que me habló. Las otras tres chicas estaban que ni pintadas para mí. Nos mirábamos con una sonrisa casi siempre. A veces yo subía a un ómnibus y me la encontraba a una, otras veces me encontraba a otra. Casi siempre encontraba a alguna y rara vez coincidían dos de ellas. Cuando me trepaba tarde al ómnibus, y eso ocurría pocas veces, me encontraba a la niña de esta historia. 

La niña del ayer
Un día subí tarde al ómnibus y me la encontré. Ella sentada en el asiento delantero, blusa blanca y limpia, muy señorita. Yo, ni hablar, en quinto año en San Juan, eras impecable o nada. Había subido a ese ómnibus amplio y azul, con la esperanza de encontrarla. Me senté en los asientos posteriores. Era fin de año y estábamos en los últimos días de clases. Probablemente jamás la volvería a ver, ni a ella ni a otras de mis vecinas de ómnibus. Quizás fue por esa razón que la miré un poco, de espaldas a mí apenas podía ver su cabellera. Miré la calle y luego a ella. Entonces ella volteó, me quedó mirando unos segundos y luego me regaló una sonrisa, la más linda que yo hubiera visto jamás hasta entonces. Fue un momento inolvidable, apenas duró unos segundos, pero es de aquellos que no se olvidan. No dije nada, sólo le respondí con otra sonrisa, apenas por condescender a esa especie de aceptación de última hora, como decir hola vecino, vecina, me caes bien, te voy a extrañar. Y nada. Ella dejó el ómnibus en su paradero y después yo hice lo mismo en el mío. Nunca más volví a verla en persona. No sabía su nombre ni nada. En el verano siguiente su foto apareció en el diario de la tarde con nombre y apellido. La razón no importa. El tiempo hizo su parte y yo olvidé ese nombre y luego la fui olvidando a ella.  Hasta ahora en que la recuerdo de golpe con esa imagen eterna de los catorce años en que la vi por última vez.

EPILOGO

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Hay seres como la niña de mi historia que pueblan nuestra vida. Seres que el destino puso cerca y los dejamos pasar. Acaso pudieron haber escrito  junto a nosotros otra historia. Acaso son, como lo sugiere Brian Weiss, esa otra parte de la partícula elemental que somos nosotros, y que vamos buscándonos a través de los tiempos. Acaso sean la media naranja, el alma gemela, ese amor que dejamos de lado porque no lo reconocemos. porque no creemos que sea tan fácil hallarlo, ni que aparezca tan pronto. Y le decimos adiós sin darnos cuenta, para nunca volvernos a ver. A veces son como ángeles que llegan a nuestras vidas para hacernos saber  que la felicidad y la belleza son posibles, si los queremos tomar.

25 de noviembre del 2014

lunes, 24 de noviembre de 2014

El Extraño caso de Calle 13 en Lima - Perú


El Perú es un país raro. La diversión jamás falta y el aburrimiento es un desconocido. Hoy día las calles del centro de la capital peruana, que un grupo enloquecido insiste en reivindicar como “Ciudad Milenaria”, están henchidas de trogloditas que la ensucian como chacra ajena. Los restos de huevos duros, choclos, papas, y quesos adornan las calles. Émulos de Gastón Acurio vestidos de mandiles blancos, como él, expenden todo tipo de comida condimentada con polvo de calle y humo de omnibuses. La ciudad en sí misma es un espectáculo que los foráneos casi no pueden creer al verla, cuando la recorren en modernos buses rojos de techos descubiertos.

A ese escenario en el que la cultura ha huido a guetos ínfimos ha venido Calle 13 el mes de noviembre del 2014, tercos como mulas, a cantar. Los de Calle 13 han ganado 21 Grammys latinos y 4 Grammys a secas. En Octubre del 2006 su líder fue catalogado por el New York Times como “El primer intelectual que llega al estrellato del género del reggaetón”. Definitivamente es mucho lote para una ciudad que se ha empeñado en tener como ídolos a cumbiamberos de la peor estofa, con cerebros mono neuronales, pleitistas de a medio, incapaces de concatenar dos ideas...Volver a Lima, extraño caso el de Calle 13, empeñados en nadar contra la contracorriente. 

2011: Triunfo en los Grammys y Enojo en Lima


En junio del 2011 Calle Trece se presentó con 5 horas de retraso en Lima. Residente, su líder, explico que se habían comunicado con el empresario para mover (de fecha) el concierto. El empresario no aceptó y Calle 13 se presentó a las 3 de la mañana. UN asistente fastidiado con la tardanza arrojó un llavero a la cabeza del cantante y “Residente” soltó su rollo. Invitó a los descontentos a retirarse, y explicó que él no había estado en un jacuzzi, como Shakira o Luis Miguel. Había estado en Venezuela reivindicando a su país. El incidente, no obstante que no se había referido a Perú sino a los descontentos, fue aprovechado por la prensa limeña para armar el escándalo diciendo  “CalleTrece ofende a Peruanos”.  En el mismo concierto y luego de oír sus palabras, miles de limeños (la mayoría) no se habían sentido ofendidos, pero la cizaña de los medios había sido sembrada y en los siguientes días esa misma prensa desató un culebrón mediático exigiendo disculpas del grupo, más por desprestigiarlo, que por las disculpas. El grupo ya se había disculpado  y explicado el incidente, pero en Perú se continuó la campaña “Nacionalista” de escarnio al grupo.

Calle Trece ha participado activamente en campañas humanitarias en diversos países. En el 2010, realizaron un concierto en Buenos Aires, titulado «Íntimo e interactivo», donde se canjearon entradas por cajas de leche, las cuales fueron luego donadas a comedores de ayuda. Como ese ejemplo hay muchísimos. El incidente de Lima fue bien aprovechado por Gianmarco, cantante local, para despotricar contra Calle 13. El cantante, amigo del ex presidente George Bush, dijo: Calle 13 será un grupo muy bueno para muchos y para otros no. Todos tienen derecho a elegir, pero es el colmo. Miren cómo la gente aclama cuando los mandan al carajo...plop! No entiendo. ¿Alguien me puede explicar?". Gianmarco no se ha caracterizado jamás por protesta alguna, su oportunismo del 2011, contra Calle 13, fue cosa nueva si dejamos de lado su oportunismo de setiembre del 2001, cuando apareció de la mano de Bush. La explicación que Gianmarco solicita a lo que ve, es sencilla: la gente “aclama” que se mandara al carajo a los que se querían ir. “Giani” parece también ser otro mono neuronal.

En el 2011, con la canción “Latinoamérica”, Calle Trece ganó el grammy latino a mejor canción del año; ésta fue filmada íntegramente en Perú con la participación de Susana Baca, cantante local también ganadora del grammy. La prensa peruana que no escatima aplausos con cualquier artista grande o pequeño, pero extranjero, que diga que le gusta el ceviche o el rocoto, ignoró completamente la elección de localía de los puertorriqueños. Además, la canción de Calle Trece, que había empezado a sonar, fue rápidamente silenciada en nuestras radios. Qué vaina. Los censores no se han enterado del Yuotube.

2014: Triunfo y Enojo en Lima


Hace pocos días, estuvo programado un nuevo concierto de Calle 13 en  Lima. La empresa organizadora canceló el concierto a última hora sin dar ninguna explicación y nadie la ha pedido. ¿Qué poderosas influencias silenciaron al grupo? Para sortear el escollo Residente y su banda decidieron hacer un concierto gratuito en la céntrica plaza San Martín. Sortearon mil obstáculos y recibieron apoyo de grupos y gente desinteresada que los proveyeron de los instrumentos necesarios. Acudieron 20,000 personas convocadas por Twitter en horas. La prensa limeña, cual buitres, tomó nuevamente la oportunidad que se presentaba. Acusaron al grupo del hacer un concierto inseguro. De desobedecer las leyes peruanas. Conminaron a la municipalidad de Lima a actuar. La gente de la municipalidad canceló el concierto, no obstante haber en el 2011, condecorado al grupo. Fue el miedo, la falta de coraje para defender una idea. Ha sido la actitud de la alcaldesa limeña durante cuatro años.

Calle 13 en Lima
"Habia que tocar como sea". Desde un ómnibus.
Los limeños y algunos peruanos de otras ciudades seguirán chapaleando en el futuro en un idioma cada vez más ordinario y embrutecido, en el que ya no sólo los cumbiamberos, sino el máximo representante de los empresarios de la poderosa CONFIEP, los ministros y hasta los más cultos de hoy, dan vergüenza ajena cuando pretenden expresarse con las 50 palabras que dominan a duras penas. La cultura seguirá tan lejos.

Uno podría preguntarse de donde tanto nacionalismo y tanto apego a las reglas. Mentiras, nada que ver, puras pendejadas para el consumo local. Lo que asusta de Calle Trece en Perú es su poder para transmitir ideas. Sus conciertos en todo el mundo son seguidos por decenas de miles de asistentes, sus videos en internet tienen igualmente decenas de miles de visitas de gente que al oír su música va haciendo carne de sus letras, identificándose y levantando los puños. En un país como Perú, donde un discurso monocorde de derechas ha sido impuesto desde los círculos de poder que nos quieren silentes y tarados, con la complicidad de una izquierda pusilánime y acomplejada, el discurso de René Pérez, plagado de mensajes cuestionadores, es demasiado poderoso para ser permitido. La juventud limeña, no obstante, está dividida entre quienes los apoyan y quienes los combaten. Estos últimos los combaten con odio visceral, con saña, con ancianidad arrancada a sus padres y abuelos, pletórica de discursos macartistas. Quienes los apoyan son también miles pero traen una sonrisa en los labios. Entre ellos han aparecido algunos de orígenes humildes que suben a los ómnibuses a cuestionarlo todo, con el mismo desenfado de René. Es lo extraño, Calle Trece ha logrado romper la censura oficial limeña y se ha colado entre sectores de jóvenes que los imitan en pequeña escala. La próxima vez que visiten Lima volverán a convocar decenas de miles, pero también volverán a recibir la repulsa del poder local. En todo caso, nadie será ajeno a ellos como ha ocurrido en sus dos visitas anteriores. Extraño caso el de Calle 13, empeñados en nadar contra la contracorriente. Extraño si no fueran quienes son.


23 de Noviembre del 2011

viernes, 24 de octubre de 2014

Conga o el Oro de Cajamarca

Con motivo de las elecciones regionales del 5 de octubre, Cajamarca se ha vuelto a poner de moda. Los principales diarios limeños, sus columnistas, los invitados, los opinólogos de toda la vida, han vuelto a escribir y a lamentar el triunfo de Gregorio Santos. Que si Santos está en la cárcel, que si no podrá gobernar, que si se victimizó, que si el culpable del triunfo de Santos es el gobierno, que si las inversiones mineras peligran, que si Yanacocha, que si los anti mineros, que si hay que solucionar ya el problema, que si la mano dura, que si Conga va, que si no, etc, etc.

¿Y la Democracia?


Nada han dicho de la libertad de los cajamarquinos de elegir a quien ellos deseen como su presidente. 50% de todo Cajamarca elige a Santos, después de años de la monserga capitalina de que Santos no representaba a nadie y que todo era cosa de violentistas. Es que finalmente las elecciones y la reacción de la prensa limeña, sirven para desenmascarar a ciertas gentes. La democracia que tanto cacarean y que no defendieron, por ejemplo cuando la dictadura de Fujimori, la democracia digo, no les importa. Es buena cuando ganan ellos. Cuando pierden, es lo último que invocan, es un estorbo. Es un chiste oírlos. Sólo hablan de Conga y del oro. Pero claro, ellos no hablan ni escriben para nosotros, ellos hablan y escriben para una masa acrítica, aceitada por programas estupidizantes, por cómicos estupidizantes, por series del mismo calibre. Allí están “Esto es Guerra”, Carlos Álvarez, Al Fondo Hay Sitio, para cumplir con su rol de estupidización de nuestra sociedad. Es más, ni siquiera hablan para Cajamarca, esa batalla la dan por perdida. Hablan para Lima. Controlar la opinión pública limeña es su objetivo. ¿Por qué hablan de Santos si éste no puede gobernar ahora? Por que satanizando a Santos se sataniza a los opositores a Conga. Esa es la cuestión.

¿ Por qué sólo Cajamarca importa?


Por qué no muestran estos opinólogos y líderes de opinión, adalides del desarrollo cajamarquino que vendrá con Conga, la misma preocupación dedicándose a opinar de Huancavelica, aquella tierra que Federico Salas puso sobre el tapete con su marcha de los caballos; ¿por qué no muestran esa preocupación por Ayacucho, tierra que vio nacer la violencia en los años ochenta? ¿Por qué no se preocupan por Huánuco, Apurímac, Moquegua, Ucayali, Junín, Pasco? ¿Por qué la reiterada, machacona y exclusiva preocupación por Cajamarca? “Cajamarca está en la pobreza por culpa de Santos, de los anti mineros, de los revoltosos”, dicen. ¿Y la pobreza de otras regiones? Ah, no, esa pobreza no les importa, allí no hay un Santos, no hay anti mineros, no hay revoltosos. Lo único que les interesa es el oro de Cajamarca y por ello la cantaleta cansina y repetitiva. La misma ciega ambición de los Pizarro y los Almagro, la cultivan hoy los grupos de poder que esperan echar mano del oro de Cajamarca.

Pero Yanacocha no es una novedad en Cajamarca. Tiene más de 20 años allí explotando el oro con la promesa de acabar con la pobreza. Según unas cifras que encontré en La República, basadas en datos de FONCODES y el censo del año 2007, hasta el 2012 en Cajamarca el 59% de la población no tenía luz eléctrica, 26% no tenía agua, y había 38% de desnutrición. Como se ve, en los 20 años pasados de explotación de Yanacocha, no se avanzó mucho. Por eso las promesas nuevas no las cree la población. No hacen falta “agitadores”, Yanacocha se basta sola para desprestigiarse.

Soluciones desde la Derecha


Rosa María Palacios, con cuyas ideas políticas estamos muy distantes, hace algún tiempo sugería que las cosas deberían ser como en EEUU. Es decir, la riqueza o pobreza del subsuelo, debe ser para el propietario del suelo. Hoy en día una persona es propietaria del suelo que compra, pero si debajo hay oro o petróleo, este es del estado. Y claro, si es del estado se puede “concesionar” y si se puede concesionar se puede entregar a las grandes compañías nacionales (generalmente limeñas) o extranjeras (asociadas con compañías limeñas con participación minoritaria), y una vez concesionada la riqueza de esa tierra, que se sepa nunca limeña, revertirá a Lima o aún al extranjero. Esa es la forma en que Lima se ha apropiado por cientos de años de la riqueza de los demás pueblos del Perú. Es la forma en que la riqueza de los pueblos va a inflamar el crecimiento y lujo y vanidad limeñas y aún extranjeras, pero jamás sirve para financiar el desarrollo y el crecimiento locales. Eso es lo que pasa en Cajamarca. Y es lo que ha pasado en todo el Perú por cientos de años.



¿Quién pone el cascabel al gato? ¿Cómo convencer a los grupos de poder, que gobiernan desde las sombras y tienen todos los recursos para impedirlo, de permitir que sean las regiones, las ciudades y las personas las poseedoras del suelo, las que usufructúen las riquezas del subsuelo, exactamente como ocurre en los EEUU, tierra de la libertad? ¿Por qué en otras cosas son tan buenos alumnos de los norteamericanos y en esta no los copian para nada? Si la riqueza fuera para los propietarios del suelo ninguna inversión minera estaría bloqueada. Debe haber un estado fuerte que haga cumplir las normativas ambientales, estudios de impacto ambiental, licencia social, todo. Pero los primeros interesados en la explotación de los recursos serían los pueblos, apropiadamente asesorados desde el estado o desde la sociedad civil. El oro de Cajamarca para los cajamarquinos.

Pueblo Libre, 23 de octubre del 2014


jueves, 23 de octubre de 2014

Prohibido Callar


Años atrás, en mi época universitaria, fui parte de la directiva de mi promoción. Desde allí hacia cosas sin ponerles la firma. Actividades que tenían alguna resonancia y a las que por ingenuidad jamás les puse una placa de bronce imaginaria. Alguien vio las cosas que yo hacía. Pero no vio que YO las hacía. Adjudicó esos hechos al presidente de la directiva de la que yo era parte. Ese presidente no tuvo la decencia de decir que yo era el autor, organizador y quien finalmente se rompía las espaldas para que las cosas salgan adelante. Ese presidente, al que llamaremos por comodidad Giovanni, finalmente se convirtió en candidato a los órganos de gobierno universitarios presentando mis logros como suyos. Fue elegido. Allí comprendí que cuando se hace cosas está prohibido callar.

En Pueblo Libre, un ejemplo


Hace algunos años Pueblo Libre fue gobernado por Angel Tacchino; sí, el de la TV. Tacchino recobró el distrito del abandono en que su antecesora lo había dejado. El hombre de las noticias hizo un trabajo importante recuperando pistas, veredas, servicios y seguridad. Lo malo es que nunca lo dijo. Hacía muchas cosas bien hechas (también hacía cosas mal hechas, aunque menos), pero nunca las dijo, no les ponía su firma y no les inauguraba una placa. El resultado fue que un novel, muy marquetero y un poco sucio Rafael Santos, le ganó la elección a Tacchino, no obstante su buena gestión. Con ese ejemplo, sumado a mi experiencia personal, confirmé cuán importante es decir lo que se hace. Ahora mismo si se nos pregunta qué está haciendo el ejecutivo de Humala, nadie sabría qué responder. Está haciendo miles de cosas, pero su grado de comunicación es mínimo, casi inexistente.

En Lima, otro ejemplo


El problema es ese. Los buenos gestores que hacen cosas, pero que las callan, porque se fanatizan al punto de creer que hacer publicidad es deshonesto. La ley permite explícitamente la publicidad de los organismos del estado, porque la gente tiene derecho de estar informada.  La gente que calla sus obras, facilita el triunfo de los bribones. Castañeda gastó millones en propaganda televisiva a pocos meses de las elecciones presidenciales del 2011, diciendo que “ya venía el progreso con el Metropolitano”. Nadie le reprochó el gasto de esos millones, pese al evidente uso de recursos públicos en época electoral, pero él envió el mensaje al subconciente de la gente, que ha reconocido que Castañeda “robará, pero hará obra”. Susana  Villarán en la municipalidad de Lima ha hecho más cosas que Castañeda en la mitad del tiempo, y sin robar. Pero no lo ha dicho. Ignoró que cuando se es autoridad se está prohibido callar. Esa inflamación de honestidad que la llevó a silenciar sus obras, es lo que facilita el retorno de un tipo como Castañeda. Con él, retorna al poder una mafia.

Los Buenos Ganan cuando Dan la Cara 


Parte del compromiso democrático si se quiere mejorar nuestro país, es impedir que las mafias accedan o retornen al poder. Los honestos tienen la obligación de luchar contra las mafias, el silencio no es una opción válida. El sistema peruano contempla la publicidad de las obras estatales. Ojo, la publicidad de las obras, no la del alcalde, presidente regional o funcionario público; eso sí es delito. Las municipalidades y aún los gobiernos, están en condiciones de publicitar lo suyo, no sólo por derecho propio, sino por derecho de la población a enterarse de lo que se está haciendo.

 El peligro de ser gobernados por bribones que buscan llevarse dineros del estado es terrible. A Susana Villarán se le ha colgado el san Benito de haragana cuando es una mujer que se ha matado trabajando por Lima y haciendo obras. ¿Por qué? Porque su fanatismo la llevó al silencio. Angel Tacchino y Susana Villarán cometieron el error de creer que los buenos  ganan porque son buenos. Es un error terrible. Los buenos ganan cuando dan la batalla, presentan lucha y dicen lo que hacen. De lo contrario pierden. De allí  la importancia de decir lo que se hace y de que para las autoridades esté prohibido callar.

Pueblo Libre, 18 de octubre del 2014 
  

lunes, 13 de octubre de 2014

Transporte en Lima: Educando al Soberano

La pasajera se baja del ómnibus ofuscada. Ha viajado sentada, gratis porque estos días el servicio es así. Pero se baja diciendo “esto es una cojudez”. Otra tipa, un poco más temprano en el momento en que bajó de la 18, que viene de Carabayllo, ha dicho “vieja loca”, para referirse a Susana Villarán, la alcaldesa de Lima que se a atrevido a reformar el servicio de transporte en Lima. Decían los antiguos "si el pueblo es el soberano, hay que educar al soberano". 
Asientos destruídos soportan a los usuarios
He probado el servicio del corredor azul. No es la panacea, tiene problemas, hay que hacer algo de cola, es incómodo porque debe atender una enorme demanda y la gente tiene que encadenar transbordos en una ciudad en la que hasta ayer estaban acostumbrados a hacer un único trayecto montados en un solo vehículo y eran recogidos casi de la puerta de su casa. Sí, problemas, pero es mejor que lo que teníamos. Desde los buses del corredor azul, al recorrer las Avenidas Wilson y Arequipa (aún no he recorrido la Av. Tacna), la ciudad se ve diferente, descongestionada, limpia, ordenada. Esto no lo dicen los medios. Ellos buscan lo negativo para resaltarlo, pero esta es la verdad, Lima parece otra. La reforma de Villarán en el transporte de Lima exige una vuelta de 180 grados en el pensamiento de la gente. Todo es nuevo, hay que educar al soberano

La gente opina que   Susana Villarán es autoritaria, no obstante que estos cambios en el servicio de transporte han sido anunciados desde casi 2 años y de que todos están conscientes de que había que hacer  cambios.


El Servicio de Transporte Antiguo Es un Calvario


El transporte en Lima es un servicio que apalea la dignidad de la gente. Viajar en camionetas pequeñas y en vehículos malolientes, pegados a los cuerpos de otras gente, es lo cotidiano. También es lo cotidiano el irrespeto en el trato a las personas por parte del transportista; así como las carreras por ganar pasajeros entre unidades de la misma empresa, o pasarse las luces rojas, dejar sin recoger a los estudiantes, apurarlos para que suban o bajen, oír músicas estridentes. O cancelar arbitrariamente el recorrido asignado y cortarlo de buenas a primeras. Todo lo anterior es cierto y cotidiano, pero la gente lo añora. Lo lleva pegado al cuerpo como los cuerpos de las otras gentes que soportan literalmente en el Metropolitano, el servicio creado por Castañeda. Servicio que todos alaban y prefieren. Es la basura amada.

El usuario del servicio antiguo viaja "comprimido"

El Nuevo Transporte en Lima: Explicar y Educar al Soberano


El nuevo servicio planteado por la derrotada alcaldesa Susana Villarán plantea algo totalmente diferente. Para empezar hay una frecuencia con la que circulan los buses. Se puede predecir en que minuto llegarán a sus paraderos, que también existen y es donde los pasajeros deben abordarlos. Ya no más los Coaster o combis deteniéndose 15 veces en una cuadra, no. Al no estar en competencia para levantar pasajeros, los vehículos de transporte ya no se detienen haciendo caravanas lentísimas que ponen a prueba la paciencia de la gente, ni bloquean las bocacalles formando esas largas filas indias en espera de recoger usuarios. Ahora las unidades respetan su ruta que antes recortaban a voluntad y respetan al pasajero. Como se ve, los beneficios son todos. Faltan algunos ajustes, pero el sistema es muy superior al que plantea el señor Castañeda, de combis, de coaster, de microbuses.


Bus del Corredor Azul: espacioso y limpio


¿Qué nos Espera?

¿Por qué Lima no aprobó este sistema? No es claro que no lo aprobara. Las quejas han sido en los primeros días. Ahora parece que la gente ha entendido que el sistema es mejor, aun cuando mejorable. Buses más grandes y espaciosos terminan por convencer al más escéptico. El tiempo nos dirá si las reformas del transporte que Susana Villarán ha querido llevar a término se impone para dejarnos una mejor ciudad, o si se retrocede al sistema de Castañeda, para seguir siendo la capital de América Latina con el peor sistema de transporte.

Pueblo Libre, 08 de octubre del 2014



sábado, 11 de octubre de 2014

Elecciones Municipales y Regionales en Perú: Un Balance

Terminaron las elecciones municipales y regionales y los peruanos tenemos nuevas autoridades electas. En verdad no es que personalmente tuviera muchas esperanzas de que nada cambie. Si algo se puede esperar, es que todo siga igual. Los servicios seguirán siendo deficientes, los elegidos no harán nada por la educación (tan necesario hacer algo) a pesar de que constitucionalmente podrían;  y además, las flamantes autoridades en poco tiempo sufrirán una bonanza económica que nadie podrá explicar; pero que por lo demás, nadie se preguntará  de donde vino: todos lo saben. Esto es lo que ocurrirá, podemos ponerle la firma. 

Pero una elección como ésta debería dejarnos algunas lecciones. Aunque sea por joder, hay que plantearse algunas preguntas y ensayar algunas respuestas. Al final, este es el país en que vivimos y en el que si nada ocurre, seguiremos viviendo.

Regionales


Un tema primerísimo es lo que ocurre en las elecciones regionales. No es que conozcamos a todos los presidentes regionales elegidos. Al contrario, son auténticos desconocidos, salvo por César Acuña, nefasto personaje que merece un post él solo. Los demás como se dice, ni en pelea de perros. Y es que una primera mirada a las siglas triunfantes en las elecciones regionales, muestra los nombres más rimbombantes y graciosos del tipo “En memoria de mi madre”, pero donde los partidos políticos nacionales no existen. Han sido barridos del mapa electoral por los movimientos regionales. APRA, PPC, AP, PPN, no existen, así de simple. A algunos esto puede parecer bueno, a mí no. Me parece bueno en la medida que castiga la soberbia y denuncia el ombligüismo limeño; pero lo veo mal en términos de país. Un país sin partidos nacionales cubriendo el territorio nacional es un Frankenstein sin rumbo ni destino.

Cada movimiento regional interpreta el país de la manera más alegre imaginable. Es más, el país no importa, importa la toma del poder, que esa es la única verdad. Tomado el poder ya no hay derrotero que seguir. Se llega para asaltar las arcas públicas, se llega por megalomanía, se llega porque en el reino de los ciegos todos los tuertos quieren ser rey, aunque la falta de preparación sea harto evidente y los cuadros capaces brillen por su ausencia. Con esa realidad, el destino de las regiones está amenazado de nubarrones negros. Eso es lo que ha resultado tras las elecciones del pasado 5 de octubre y a nadie parece importarle, salvo el caso de Cajamarca, del que sí han hablado y escrito los “entendidos” desde sus escritorios limeños. Es lo único que parece importar, el oro de Cajamarca. Después, nada.

Gregorio Santos: desató iras limeñas con su elección


Lima y Luis Castañeda


Segundo tema. La elección municipal de Castañeda. No fue sorpresa para nadie, pero llama la atención que tenga una aceptación limeña tan alta, una persona que no sólo no dijo una palabra durante toda la campaña, sino que tiene anticuchos tan grandes en el tema de moralidad. El tema COMUNICORE, por el cual ha sido cuestionado no parece hacerle mella. Más de 20 millones de soles pagados a una empresa fantasma, de fachada, que se llevó el dinero en bolsas negras por personas humildes, no tienen en la conciencia del elector limeño el menor peso específico a la hora de votar. Su inacción total en temas como seguridad ciudadana o el transporte, no pesan tampoco para nada.

¿Con que derecho el elector podrá exigir transparencia y honestidad a un hombre que como candidato no dijo media palabra a sus electores? Hace 3  años, en la elección nacional, votando todo el Perú, Castañeda apenas si rozó el 9% de los votos. Ahora votando Lima Castañeda alcanza el 50% de la votación limeña. Así es Lima. Comprensiva con el robo. No olvidemos apenas una semana antes de la elección, una encuesta desveló que el 49% de los electores identificaba aLuis Castañeda Lossio como el candidatoque robaría, pero haría obra. Pues bien, Castañeda ha obtenido el 50% de los votos.

El Anti lider


Otra verdad que surge de éstas elecciones es que el léxico rudimentario, pretendidamente gracioso, apuntando a la cultura combi y no a la educación del colegio “de prestigio”, parece triunfar. Mientras más analfabeto el candidato, mejor visto por el elector: son carne y sangre. Es la hora de los Castañeda, de los Acuña, de los Fujimori, de los Álvarez. La honestidad no es exigida, ni la preparación, nada, es la hora del anti líder. A más plano el mensaje, mejor aceptado por la gente. A menos cultura, más votos. Incluso en la TV (América TV) durante la hora de las elecciones se intercala secuencias cómicas a cargo de figuras como Carlos Álvarez, para aplanar el mensaje, buscando un elector o televidente embrutecido, con mensajes lo más bobos posible y hacer ver que política y humorismo pueden ir de la mano. Exactamente como si la política fuera un circo.

De noche Todos los Gatos son Pardos 


Finalmente, los partidos nacionales aparecen destripados por completo, reducidos a un rol secundario en Lima, último reducto de los ahijados de los viejos líderes de la política peruana. Desconcertados, confundidos, incapaces de comprender e interpretar el país que aspiran a gobernar. Divididos no se sabe muy bien porqué, puesto que postulan prácticamente las mismas ideas. Lo mismo da un Toledo que un Humala, un PPK que un García y éste que una Lourdes Flores. Esta última es casi lo mismo que una Keyko Fujimori. ¿En qué se diferencian estos que nos quieren gobernar? Sólo en los apellidos. Llegados al poder hacen exactamente lo mismo. La expectativa ciudadana es defraudada vez tras vez y el país poco a poco se va dirigiendo por un despeñadero de imprevisibles consecuencias. Es lo que tenemos y sin embargo, el país avanza.

Pueblo Libre, 8 de octubre del 2014


miércoles, 8 de octubre de 2014

Ventajas de no Ver TV. Tres años libre de la caja boba

Un sábado del  2011, llegué a casa después del trabajo. Encendí el aparato maquinalmente. Daban una película de guerra, de guerra en Vietnam. De pronto del interior del TV sonó como si reventaran cancha. La imagen se fue. Tomé el control remoto y lo encendí de nuevo. La imagen volvió un segundo, dos, tres. Otra vez reventó algo y la pantalla se oscureció. Me dije “lo mandaré a arreglar”. Luego me pregunté “¿Para qué arreglarlo?”. Me dije “Lo dejaré allí un tiempo”. En ese momento no podía imaginar las ventajas que acarrea no ver TV. Han pasado tres años que se cumplen el 11 de octubre y no la echo de menos.

Confieso que al principio fue difícil. Es una adicción como el tabaco o el alcohol. El sonido, la necesidad de acompañarnos de algún sonido es lo primero que hay que soportar. Se llega a la casa y se enciende un sonido, no necesariamente una película, una serie, un programa de concurso, se enciende un sonido que nos haga sentirnos acompañados. Lo soporté. Eran los tiempos en que habían botado a Rosa María Palacios del canal 4 y en el horario de las 11 pm quedaban Carlos Carlin, Beto Ortiz y Aldo Miyashiro (me la pusieron fácil, es verdad). Los noticieros, que eran lo poco que yo veía, ya eran unos bodrios lamentables, pero menos que ahora.

Pues bien, la TV que ahora veo se limita a la que capto en los restaurantes a la hora del almuerzo, o eventualmente en alguna reunión social. Nada. Ni la extraño, es más, me parece surreal ver la fruición con que la gente mira la TV en los restaurantes. Es inaudito cómo soportan a ese Doctor que les muestra vómitos y otras excrecencias a la hora del almuerzo. No ver TV es muchas ventajas y beneficios. Algunos de ellos muy valiosos. Veamos algunos.

Tiempo


Digámoslo claro, la TV roba nuestro tiempo de un modo brutal. Una serie, un noticiero, un reality, toman una hora de nuestro valioso tiempo. El caso es que nos acostumbramos a que nuestra vida transcurra frente a la pantalla de un TV. En países como EEUU se calcula que las horas diarias que una persona pasa frente al TV son más de cuatro. Pues bien, yo pasaba alrededor de dos horas diarias frente a la pantalla. Hoy ese tiempo es mío, pero no para perderlo de otra forma, sino para aprovecharlo de maneras provechosas. Por ejemplo aprendiendo algo de inglés en Youtube, mientras tomo el desayuno. O repasando en el mismo youtube temas de mi profesión. Mirando entrevistas interesantes a personajes históricos y aún mirando u oyendo temas de mi agrado, elegidos por mí y no por algún programador de TV interesado en convertirme a sus dudosos gustos.

Cero Preocupaciones


Bueno, no tanto como cero preocupaciones, pero al menos las preocupaciones que la TV podría inocularnos, están conjuradas. A veces en las redes sociales miro algunos mensajes de mis contactos hinchando con verdadero ardor por el grupo “rojo”, o el grupo “verde”. O por los “leones”. En fin, se compran el pleito. Viven verdaderos dramas junto a sus ídolos de barro. La TV actual ha convertido en culebrón telenovelero a todo. Los últimos días que miré TV los culebrones eran Alicia Delgado y Abencia Meza. Dos semanas completas hablándose de ello en la TV peruana y en los hogares. Luego fue el caso de Ciro Castillo. La TV nos vende preocupaciones que nada tienen que ver con nuestras personas, pero que se superponen sin que nos percatemos. Apagar el TV en mi caso ha significado no tener ese tipo de preocupaciones. Eso me ha llevado a una vida de más tranquilidad de espíritu, menos pleitos, mayor y mejor concentración.

Mayor Creatividad.


Desde que dejé la TV apagada, mi creatividad se ha desatado. Debe ser el efecto purificador que tiene el volver a pensar con nuestros pensamientos y no con el guión de los programadores televisivos. Cualquiera que vea programas como “Al Fondo Hay Sitio” o “Magaly Medina”, debe tener un serio problema de poca inteligencia, son programas hechos para tarados. Pero eso no siempre es tan evidente. Hay programas como el Dr. TV que vienen con una aureola de gran cosa. El resultado puede ser hasta peor que un programa como el de la Medina. El miedo que infunde el susodicho doctor con sus terribles enfermedades, crea seres apocados, débiles, miedosos. Y como ese hay muchos programas que ingresan a nuestros hogares sin anunciar sus terribles consecuencias. Mi creatividad desatada me ha llevado a concebir canciones, escribir más y mejor en éste y otros blogs, y tener en escritura un par de libros. Si eso no es creatividad desatada, ¿entonces qué lo es?

Mayor Felicidad


El solo hecho de saber que he podido vivir sin TV por tres años me hace sentirme diferente y ese hecho me hace más feliz. Hay que tener fuerza de voluntad y la he tenido. Pero eso no es todo. La distancia con la TV parece renovarnos, llenarnos de energía. En ese tiempo he podido retornar al gimnasio, conocer gente, ponerme en forma, estar más alegre y ver la vida de manera diferente. Más vital, más libre. La gente de la TV es parte de un sistema que nos esclaviza. Digo bien, un sistema. La TV funciona en base a la publicidad, ese es su negocio. Para que el negocio funcione nosotros somos convertidos en parte del objetivo. Debemos convertirnos en consumidores. Entrar en la ruedo del consumismo. No del consumo, sino del consumismo. Nos inflaman de consumo. La felicidad se mide por cuan capaces somos de comprar lo que la TV dice. O que tan cerca estamos del estereotipo que nos venden. Como no miro TV sus estereotipos no cuentan. He escapado a la rueda. La felicidad depende de lo que yo decido, no de las propagandas ni del sistema. Estas son algunas de las ventajas de no ver TV. Y hay más, pero por hoy es suficiente. ¿Y tú qué opinas? ¿Podrías vivir sin TV un día? ¿Un mes? ¿Un año? ¿Piensas que la TV es imprescindible en tu vida?



Pueblo Libre, 08 de octubre del 2014

sábado, 27 de septiembre de 2014

Susana Villarán: Arar en el Desierto

Cuando Galileo Galilei dijo que la tierra se movía iba en contra de la idea imperante de que ésta estaba perfecta y quieta. Decirlo y defender esa idea casi le cuesta la vida y fue condenado a prisión de por vida. El esclavismo pervivió por siglos antes de que la idea del hombre libre lograra derrotarlo. El racismo supervive hasta el día de hoy como costumbre seductora a pesar de ser duramente cuestionado desde hace décadas, incluyendo una guerra mundial que perdió la teoría de la “raza superior”. Las ideas buenas no triunfan de primera, ni siquiera triunfan necesariamente, sufren derrotas que en su momento se ven definitivas, hasta el día en que caen en el lugar y tiempo correcto, entre los hombres y mujeres correctos para entenderlas y llevarlas a cabo. Entonces la vida cambia y el mundo mejora. Antes de ello las ideas correctas aran en el desierto.

Susana Villarán, esa alcaldesa vilipendiada a la que los medios han dado duro con un palo duro desde el primer día en que se sentó a la alcaldía, es la persona correcta en una ciudad incorrecta. Lima, la ciudad que la señora ha querido gobernar, es ingobernable. Tiene 9 millones de gentes acostumbrada a rutinas que valoran y aman aunque cualquier otro humano despreciaría en su sano juicio para cambiarlas por algo mejor. Las rutinas pasan por decenas, quizás cientos de miles de limeños que desde el amanecer hasta siempre, se alimentan en carretillas sin ningún tipo de higiene, donde quien les entrega los alimentos con una mano usa esa misma mano para cobrar y dar vuelto. Carretillas sin agua corriente que soportan el smog citadino y el polvo que se levanta continuamente impregnando los alimentos.

Las rutinas involucran también cientos y miles de personas que se apropian de las puertas de los vehículos de transporte público impidiendo la salida de los demás, manteniéndose en ese lugar contra viento y marea en abierta abolición del sentido común. Lima es una ciudad en la que cada quién hace lo que le da la gana. Como los ambulantes que resisten a los desalojos con el argumento de “tener ya muchos años” en un lugar determinado. La batalla por el desalojo de la parada, invadida por más de 40 años fue un claro ejemplo de esto.

Susana Rompe los Paradigmas

Por ello, cuando Susana Villarán decide que el transporte es el principal problema a solucionar en Lima, ésta rompiendo dos paradigmas sólidos como Stonge. El primer paradigma es hacer las cosas que se tiene que hacer. Su antecesor por casi 8 años no movió un dedo para solucionar el problema del transporte y los antecesores de éste tampoco. Millones de horas hombre son perdidas cada día en las pistas de la ciudad con ciudadanos atrapados en los vehículos, hacinados en unidades cuya funcionalidad ha sido destruida por los propietarios para introducir más gente, donde no se respetan horarios ni frecuencia de viaje que garantice el desplazamiento del púbico a tiempo. Vehículos donde la falta de respeto al pasajero y a la ruta que se ofrece es pan cotidiano. En ese escenario los antecesores no hicieron nada, y Susana,  sí, se atreve, pero le cuesta muy caro.

El segundo paradigma que rompe Susana es la inercia de la gente, pero le va muy mal con ello. La gente tiene rutinas, pero también tiene rutas inerciales en sus mentes. Ir de San Martín a Chorrillos, por ejemplo, a algunos les significaba tomar un único vehículo. Era un viaje excesivamente largo por una ruta inconveniente, dictada por los intereses del propietario y no de la ciudad, y menos del pasajero. Pero éste se sube y olvida todo, el sentido común, el tiempo, el dinero que es ese tiempo. Olvida la tierra del vehículo acumulada por días, el asiento sin reclinación que lo comprime, las roturas sobre las que asienta su cuerpo en esos asientos, la gente que viaja de pie hundiendole sus rodillas en las costillas. Todo se olvida en un pragmatismo de quinto mundo, calcutiano.  En medio de ello Susana Villarán viene con otras ideas, de orden, de amplitud, de puntualidad, de espacio, de paraderos, de frecuencias. La gente la quiere quemar, rompe la inercia por el peor lado. Es la colisión de dos mundos opuestos. Es el conocimiento contra el desconocimiento. Es la paciencia contra la crispación. Es lo importante contra lo urgente. Pero básicamente es educación y allí Susana Villarán falla clamorosamente porque no hay cómo enseñar a tantos lo básico, de escuela primaria. Es arar en el desierto.

El Trogloditismo Limeño 

Lima es no una sino varias ciudades y su signo distintivo jamás ha sido la buena educación de sus gentes. Basta andar unos minutos por el centro de la urbe para decidir que el trogloditismo ha sentado sus reales en la capital peruana. Verlos comer con la mano en la vía pública es cotidiano, pero chocante. O miccionar en las bermas de las avenidas céntricas a plena luz del día. O verlos sostener su nariz entre el índice y el pulgar para expulsar las mucosidades a fuerza de pulmón en todas direcciones. En esa ciudad hablar de orden en el transporte es casi una locura. Dele al limeño un choclo con ají o un huevo duro con papa para llenarse el estómago y lo tendrá por amigo junto a usted. Háblele de orden y normas que beneficien a todos y el limeño será su enemigo, alzará la voz y se levantará contra usted.

En una ciudad así, Susana Villarán es una alcaldesa neurótica y desadaptada que quiere hacer las cosas para mejor, pero como quinientos años antes de lo debido. No funciona. Además Lima es una ciudad que apenas la semana anterior confiesa que va a votar por el candidato que “Roba pero hace obras”. Desde ese punto de vista la Villarán no representa a la gente. Ella ha hecho de la honestidad su emblema. Es sobrecogedor oír hablar a las mujeres respecto de Susana, son ellas las más beligerantes y bochincheras, las más rápidas para el insulto y la ira. Para esas damas la honestidad es un bien superfluo, cada una de ellas ya lleva dentro de sí el germen de la corrupción y aún del robo. En ese contexto el discurso de honestidad de Susana es arar en el desierto, no prende la semilla.

¿Hay Futuro?

Así estamos. Lima eligió en el 2011, acaso por suerte, a una mujer de visión clara acerca de lo que se tenía que hacer, pero ese acierto llegó en una ciudad equivocada aún por siglos, aferrada a sus miserias y odios. Susana Villarán equivocó otras cosas: su estrategia de comunicación con la gente, su pacifismo frente a las acusaciones de que era objeto desde los medios, apadrinando hipopótamos o marchas gay. En todo ello falló Villarán, pero en las reformas fundamentales que la ciudad necesita acertó con contundencia. ¿Cuál es el futuro de Lima? Si como todo parece indicar Luis Castañeda se hace con la victoria en las elecciones a la alcaldía de Lima, el atraso de la capital peruana está garantizado. Seguiremos siendo la ciudad capital más vergonzante de Latinoamérica, deberemos esperar Mistura o el RallyDakar para sacar pecho por algo. Pero seguiremos con esa ciudad mísera y cochina que a las mayorías  tanto gusta. Insisto en que al final, es sólo un tema de educación.



Pueblo Libre, 27 de setiembre del 2014