sábado, 27 de septiembre de 2014

Susana Villarán: Arar en el Desierto

Cuando Galileo Galilei dijo que la tierra se movía iba en contra de la idea imperante de que ésta estaba perfecta y quieta. Decirlo y defender esa idea casi le cuesta la vida y fue condenado a prisión de por vida. El esclavismo pervivió por siglos antes de que la idea del hombre libre lograra derrotarlo. El racismo supervive hasta el día de hoy como costumbre seductora a pesar de ser duramente cuestionado desde hace décadas, incluyendo una guerra mundial que perdió la teoría de la “raza superior”. Las ideas buenas no triunfan de primera, ni siquiera triunfan necesariamente, sufren derrotas que en su momento se ven definitivas, hasta el día en que caen en el lugar y tiempo correcto, entre los hombres y mujeres correctos para entenderlas y llevarlas a cabo. Entonces la vida cambia y el mundo mejora. Antes de ello las ideas correctas aran en el desierto.

Susana Villarán, esa alcaldesa vilipendiada a la que los medios han dado duro con un palo duro desde el primer día en que se sentó a la alcaldía, es la persona correcta en una ciudad incorrecta. Lima, la ciudad que la señora ha querido gobernar, es ingobernable. Tiene 9 millones de gentes acostumbrada a rutinas que valoran y aman aunque cualquier otro humano despreciaría en su sano juicio para cambiarlas por algo mejor. Las rutinas pasan por decenas, quizás cientos de miles de limeños que desde el amanecer hasta siempre, se alimentan en carretillas sin ningún tipo de higiene, donde quien les entrega los alimentos con una mano usa esa misma mano para cobrar y dar vuelto. Carretillas sin agua corriente que soportan el smog citadino y el polvo que se levanta continuamente impregnando los alimentos.

Las rutinas involucran también cientos y miles de personas que se apropian de las puertas de los vehículos de transporte público impidiendo la salida de los demás, manteniéndose en ese lugar contra viento y marea en abierta abolición del sentido común. Lima es una ciudad en la que cada quién hace lo que le da la gana. Como los ambulantes que resisten a los desalojos con el argumento de “tener ya muchos años” en un lugar determinado. La batalla por el desalojo de la parada, invadida por más de 40 años fue un claro ejemplo de esto.

Susana Rompe los Paradigmas

Por ello, cuando Susana Villarán decide que el transporte es el principal problema a solucionar en Lima, ésta rompiendo dos paradigmas sólidos como Stonge. El primer paradigma es hacer las cosas que se tiene que hacer. Su antecesor por casi 8 años no movió un dedo para solucionar el problema del transporte y los antecesores de éste tampoco. Millones de horas hombre son perdidas cada día en las pistas de la ciudad con ciudadanos atrapados en los vehículos, hacinados en unidades cuya funcionalidad ha sido destruida por los propietarios para introducir más gente, donde no se respetan horarios ni frecuencia de viaje que garantice el desplazamiento del púbico a tiempo. Vehículos donde la falta de respeto al pasajero y a la ruta que se ofrece es pan cotidiano. En ese escenario los antecesores no hicieron nada, y Susana,  sí, se atreve, pero le cuesta muy caro.

El segundo paradigma que rompe Susana es la inercia de la gente, pero le va muy mal con ello. La gente tiene rutinas, pero también tiene rutas inerciales en sus mentes. Ir de San Martín a Chorrillos, por ejemplo, a algunos les significaba tomar un único vehículo. Era un viaje excesivamente largo por una ruta inconveniente, dictada por los intereses del propietario y no de la ciudad, y menos del pasajero. Pero éste se sube y olvida todo, el sentido común, el tiempo, el dinero que es ese tiempo. Olvida la tierra del vehículo acumulada por días, el asiento sin reclinación que lo comprime, las roturas sobre las que asienta su cuerpo en esos asientos, la gente que viaja de pie hundiendole sus rodillas en las costillas. Todo se olvida en un pragmatismo de quinto mundo, calcutiano.  En medio de ello Susana Villarán viene con otras ideas, de orden, de amplitud, de puntualidad, de espacio, de paraderos, de frecuencias. La gente la quiere quemar, rompe la inercia por el peor lado. Es la colisión de dos mundos opuestos. Es el conocimiento contra el desconocimiento. Es la paciencia contra la crispación. Es lo importante contra lo urgente. Pero básicamente es educación y allí Susana Villarán falla clamorosamente porque no hay cómo enseñar a tantos lo básico, de escuela primaria. Es arar en el desierto.

El Trogloditismo Limeño 

Lima es no una sino varias ciudades y su signo distintivo jamás ha sido la buena educación de sus gentes. Basta andar unos minutos por el centro de la urbe para decidir que el trogloditismo ha sentado sus reales en la capital peruana. Verlos comer con la mano en la vía pública es cotidiano, pero chocante. O miccionar en las bermas de las avenidas céntricas a plena luz del día. O verlos sostener su nariz entre el índice y el pulgar para expulsar las mucosidades a fuerza de pulmón en todas direcciones. En esa ciudad hablar de orden en el transporte es casi una locura. Dele al limeño un choclo con ají o un huevo duro con papa para llenarse el estómago y lo tendrá por amigo junto a usted. Háblele de orden y normas que beneficien a todos y el limeño será su enemigo, alzará la voz y se levantará contra usted.

En una ciudad así, Susana Villarán es una alcaldesa neurótica y desadaptada que quiere hacer las cosas para mejor, pero como quinientos años antes de lo debido. No funciona. Además Lima es una ciudad que apenas la semana anterior confiesa que va a votar por el candidato que “Roba pero hace obras”. Desde ese punto de vista la Villarán no representa a la gente. Ella ha hecho de la honestidad su emblema. Es sobrecogedor oír hablar a las mujeres respecto de Susana, son ellas las más beligerantes y bochincheras, las más rápidas para el insulto y la ira. Para esas damas la honestidad es un bien superfluo, cada una de ellas ya lleva dentro de sí el germen de la corrupción y aún del robo. En ese contexto el discurso de honestidad de Susana es arar en el desierto, no prende la semilla.

¿Hay Futuro?

Así estamos. Lima eligió en el 2011, acaso por suerte, a una mujer de visión clara acerca de lo que se tenía que hacer, pero ese acierto llegó en una ciudad equivocada aún por siglos, aferrada a sus miserias y odios. Susana Villarán equivocó otras cosas: su estrategia de comunicación con la gente, su pacifismo frente a las acusaciones de que era objeto desde los medios, apadrinando hipopótamos o marchas gay. En todo ello falló Villarán, pero en las reformas fundamentales que la ciudad necesita acertó con contundencia. ¿Cuál es el futuro de Lima? Si como todo parece indicar Luis Castañeda se hace con la victoria en las elecciones a la alcaldía de Lima, el atraso de la capital peruana está garantizado. Seguiremos siendo la ciudad capital más vergonzante de Latinoamérica, deberemos esperar Mistura o el RallyDakar para sacar pecho por algo. Pero seguiremos con esa ciudad mísera y cochina que a las mayorías  tanto gusta. Insisto en que al final, es sólo un tema de educación.



Pueblo Libre, 27 de setiembre del 2014


miércoles, 24 de septiembre de 2014

Trujillo: ¿Cero Problemas? ¿Verdad o Mentira?

Los trujillanos adoramos nuestra ciudad al punto de hacerle daño. Estamos tan convencidos de su belleza que deseamos que nada en ella cambie. Es más, no queremos ni enterarnos de sus males y aquel individuo que los señalare es considerado un mal trujillano, un apóstata, hereje, traidor.

En medio de tanto amor los problemas se acumulan. Por ejemplo, la dotación de agua en el centro de la ciudad, tan insuficiente como carente de presión; o el servicio eléctrico, deficiente por décadas y sin intensidad, para una ciudad que ahora crece a ritmo acelerado; y aún, la llegada a nuestra ciudad de ejércitos de foráneos, que carentes de educación la ensucian abundantemente. Ninguno de estos problemas se discute porque cegados por un orgullo tonto, los trujillanos se han convertido en enemigos de su ciudad. ¿Dónde está la verdad y dónde la mentira? ¿Cero problemas?

El Verdadero Problema

Para nada. Sin embargo, el gran problema de Trujillo no es alguno de los mencionados antes, sino uno que afecta su viabilidad como ciudad moderna, incluso su derecho a un lugar, el peligro de atraer sólo a gente sin capacidades y a sectores terciarios de la economía. Algo de eso se nota ya en la elección de autoridades. En unas décadas hemos pasado de la dirección municipal de los ingenieros Guillermo Larco y Jorge Torres, que llevaron adelante municipalidades de vanguardia, a la dirección municipal del Ing. César Acuña, auténtico analfabeto funcional, que se jacta de "no leer ni escribir" y cuya comunicación verbal es abochornante para cualquiera que lo escuche. Ese es el riesgo de atraer a gente que no entiende el mundo actual, circunscrito a su cacicazgo local, peleado con la modernidad y las nuevas tecnologías y el aprovechamiento que éstas pueden darnos de las ingentes riquezas que la región produce. Eso llevará a Trujillo en cambio a hacer suyo un destino de ciudad banal, estacionada, de evocación frívola, sin mañana y moribunda.

Catedral de Trujillo
En los últimos años 300,000 trujillanos han debido abandonar la ciudad porque las condiciones de vida que ella nos puede proveer son condiciones de miseria o de gran escases material. Es la fuga de talentos. Los sueldos de un trabajador promedio y aún de un ejecutivo promedio, son tan bajos que impiden aspirar a la vivienda propia, o aún, a dar a los hijos una buena educación. Frente a este panorama 170,000 trujillanos de los más capaces, optaron por emigrar al extranjero, y otros 130,000, también de los más capacitados, han emigrado a Lima, repitiendo el triste destino de dotar de recursos humanos capacitados a países o regiones que no pagan por ellos lo que en fútbol se llama ahora “derecho de formación”. Luego la ciudad pobre, se empobrece más, y la ciudad rica, se enriquece con las capacidades de gente por cuya formación no pagó un quinto partido a la mitad.

¿Frente a esto, qué hacer? ¿Cómo hacer viable nuestra ciudad? ¿Cómo hacer que los sueldos crezcan de modo que la ciudad sea atractiva para sus hijos desde unos sueldos dignos y una generación de empleo que garantice la empleabilidad de la gente.

¿Qué Hacer? 

Para empezar hay que mirar nuestros recursos y qué tan bien son utilizados: la pesca, minería, agricultura, ganadería, agroindustriales, servicios, comercio, industria. Hay sectores como la industria, verdaderamente incipientes y donde más bien se han producido retrocesos, caso Pilsen Trujillo, o bebidas gaseosas hoy desaparecidas. En cambio, la fruticultura y aún la agricultura, son nuestra joya de la corona ¿Pero, estos sectores benefician a los trujillanos? ¿Con qué sueldos? ¿Y en exportaciones cómo vamos? ¿El dinero se queda en la ciudad o va a enriquecer fortunas limeñas? ¿Hay reinversión? Es un misterio que deberíamos resolver. La tercera etapa de Chavimochic, debería posibilitar que decenas de miles de trujillanos se conviertan en propietarios de la tierra y no como parece, que unas pocas empresas se harán con ellas, convirtiendo a los trujillanos en sus empleados.

Por otro lado, el tonto orgullo nos tiene tan atontados que nos impide ver lo obvio. Por ejemplo la desaparición virtual de las pocas industrias y algunos comercios importantes de la ciudad y región. El banco Nor Perú, la Pilsen Trujillo, Merpisa, son empresas que han cerrado sus puertas entregando sus respectivos mercados a firmas limeñas o entranjeras, que pagan a sus empleados trujillanos sueldos miserables; que como la Pilsen Trujillo ya nada tiene de trujillana, ni el agua, pero explota comercialmente el nombre, para seguir desvalijando a los trujillanos con el beneplácito de estos..

Ante lo anterior cabe la pregunta ¿Qué han hecho las nuevas universidades trujillanas y sus graduados para generar las nuevas industrias y actividades económicas? O es que como parece ocurrir, ¿las nuevas universidades están generando profesionales clientelistas en busca del nombramiento en alguna dependencia del estado central o local?



Toda la estructura, como se ve, apunta a eso, la pauperización de las familias, el PBI regional estancado o disminuyendo. Frente a ello un orgullo de dientes para afuera, pero que no materializa en planes y acciones que solucionen el problema. Cabe preguntares nuevamente ¿Trujillo, cero problemas?¿Somos una ciudad viable?¿O futuro incierto? ¿Nos interesa nuestra ciudad o sólo jugar a la comidita? El debate está abierto.

Pueblo Libre, 21 de setiembre del 2014.


domingo, 21 de septiembre de 2014

¿Elecciones Municipales Lima 2014: Cómo vamos y a Donde?

Soy un convencido de que los procesos sociales toman tiempos que humanamente nos pueden ser insoportables, pero que socialmente son bastante cortos. Lo malo es que en Lima parece que sin importar el tiempo que pase, las cosas no cambian y no sólo eso, desmejoran. Y si por ejemplo a fines de los 90s la ciudad parecía avergonzada de la corrupción que había prohijado en esa década y se sacudía violentamente, hoy parece que Lima siente vergüenza de su vergüenza de entonces y se aferra a la fórmula conocida de abrazarse a la corrupción  y ganarse alguito.

Y es que ya desde hace varios, realmente muchos años, los limeños responden sin sonrojo en las encuestas en una cantidad cercana al 45%, que prefieren un alcalde que robe y haga obras, a uno que no haga obras ni robe. No se sabe qué dirían frente a uno que haga obras y no robe (Susana Villarán), pero eso no es importante. Y para que la cosa no quede en ejercicios teóricos, en mera palabrería, los limeños del tradicional distrito de Magdalena hicieron su alcalde en el 2011 a Francis Allison, ex militante del PPC y alcalde franelero del ex presidente aprista Alan Garcia, a quién ofreció organizarle mítines y fue premiado por García con un ministerio.

Caso Allison 


El caso es que Allison fue pescado en los EEUU con 30,000 dólares no declarados, por los cuales fue condenado a una pena de cárcel por una corta temporada obteniendo su libertad por unos cientos de miles de dólares cuya procedencia nunca fue clara. En EEUU lo encarcelaron y en Perú ni siquiera le preguntaron su procedencia. El sueldo de alcalde en Perú no es de los más voluminosos. Estos hechos que en cualquier país hubieran supuesto la sepultura para la carrera política de Allison, en la Lima de la que hablamos no lo condenaron a ningún ostracismo, ni siquiera a dar una buena explicación, sino que lo encumbraron como candidato a la reelección al cargo de alcalde, que consiguió con una altísima votación.

Caso Castañeda 


Por ello no es de sorprender que el ex alcalde Luis Castañeda tenga al día de hoy una intención de voto en Lima, que sobrepasa el 50% del sufragio. Castañeda jamás aclaró su participación en el escándalo COMUNICORE, hecho por el cual son investigados todos los gerentes de su gestión, y a cuya investigación Castañeda se sustrajo de forma que recién ahora se está conociendo. El escándalo involucra pagos por 21 millones de soles a una empresa de fachada que hizo en el término de 10 días el negocio de su vida. Tampoco ha explicado Castañeda porqué el Metropolitano que empezó presupuestado en 200 millones de soles, terminó costando 1,000 millones, multiplicando su  presupuesto varias veces, como casi todas sus obras. O explicar por qué entregar la supervisión de las obras a instituciones extranjeras, lo que en la práctica deriva en la imposibilidad de las autoridades peruanas de fiscalizar los dineros millonarios que en ellas se gastan.

Luis Castañeda
No obstante todo lo anterior, que en otras latitudes hubieran supuesto la culminación de la carrera política de Castañeda, en Lima parece razón de premiarlo con una reelección. ¿Si usted sabe que una persona es un ladrón, le encargaría la gerencia de su (el de usted) negocio?...Pues parece que los limeños van a encargar la gerencia de Lima a Luis Castañeda Lossio, no obstante todo lo que sabe de él. Siempre me ha maravillado esa falta de escrúpulos de los limeños para aliarse con la corrupción, para darse palmaditas comprensivas en la espalda, para ser el siguiente corrupto en la cola de espera, de padres a hijos, todos igualitos. Claro, lo que se defiende en estos casos es la necesidad de asegurar la casa, el auto, la imagen exitosa que se aspira a tener, aunque se tenga y se logre por ladrón.

Pueblo Libre, 19 de setiembre del 2014


sábado, 13 de septiembre de 2014

Juventud limeña: Cara y Cruz


Pocas veces mencioné hasta ahora a la juventud limeña en este blog, porque pienso que cada época y sus jóvenes tienen derecho de hacer lo que les venga en gana con sus vidas y meterse en ello es poco elegante. Pero es válido hacerse unas preguntas y tener mirada crítica y hasta hacer una defensa cuando eso es bueno. Preguntado por Ivan Thays acerca del afán parricida de los jóvenes escritores que querían enterrarlo a él y a su generación, Vargas Llosa respondió que le parecía natural, “pero no entregaremos la cabeza sin pelear”, terminó diciendo. Yo intentaré dar una mirada a esa juventud limeña actual a través de dos historias breves ocurridas ésta semana.

Primera historia

(del miércoles reciente). Un chico como de 18 sube al ómnibus. Tiene el rostro un poco deforme y el cabello negro hirsuto. Trae una guitarra en una mano y una chalina en el cuello que complementa a una casaca verde. Hay cientos como él subiéndose a los micros a cantar, por eso no le hago caso a éste. Él empieza a interpretar una balada muy antigua. Su voz suavemente gana potencia y lo invade todo. La gente es atraída por esa voz inesperada, se callan y lo escuchan. El chico tiene una serenidad de otro mundo. No hace alharaca, no grita, ni es estruendoso. Tiene un dominio de escena envidiable desde el asiento en que canta; sólo eso hace, cantar. Inicia una segunda canción. Es de Manolo Otero y se llama "Con todo el Alma". Ahora sí le hago caso al chico. Es un talentoso y canta en el ómnibus vaya a saber porqué. Cuando él termina yo canto mentalmente. No oía el tema desde tiempos. El chico pide unas monedas y la gente le llena las manos con ellas. Él no se cansa de decir gracias a tanta gente que le paga. Lo dice sin sonrisas, sereno como grande, artista al fin. Talento y honestidad de la mano de un chico de 18 en un ómnibus limeño. Mentalmente digo Gracias y sigo cantando esa canción que hace años no escuchaba.



Segunda historia

(de hoy Viernes). Un chico de 17 y yo vamos andando por Wilson. Una camioneta pasa llevando un gran panel con la foto de Castañeda en su tolva. El mira la foto de Castañeda y le habla como si fuera su Dios, “No necesitas pedir mi voto, ya lo tienes”. Luego el chico me pregunta por quién voy a votar. Le digo, Por Susana. Él me pregunta nuevamente, ¿Por qué? Le respondo, Porque hace obras y no roba. El chico de 17 se llama Jonathan y me dice, Todos roban. No contento con eso remata diciendo, ¿Tú crees que una persona que maneja tanto dinero no va a robar aunque sea un poquito? Le respondo, Sí, no va a robar. Hay personas cuyos valores y formación son más fuertes que todas las tentaciones del mundo. No van a perder su honestidad ni por todo el oro. Te lo digo, porque soy una de esas personas. Él chico de 17 no insiste. Se creyó listo y ahora no tiene más que decir. Sin querer ha confesado que robaría si pudiera, ya lleva la predisposición en su ADN. Es un chico muy humilde. Sufre una rara enfermedad que debilita su organismo como si fuera de cristal. El chico no ha dicho que Castañeda sea honesto, eso no parece importarle; ha dicho que Susana también roba. Seguramente es un chico más listo que yo y juzga a los demás a partir de lo que conoce de las portadas de diarios amarillistas o de televisiones similares. El sistema ha logrado corromper a los jóvenes y a los desprotegidos. Los jóvenes ya no son generosidad, ideales y buena onda. Eso son pavadas. Ahora abundan los traicioneros, los mal hablados, los alegosos de nada que sólo conocen 50 palabras pero quieren cobrar su mes a precio de oro. Y en sus visiones delirantes creen que los corruptos son todos y que llevamos las uñas agrandadas. No hay derecho, Los ladrones son otros, no la gente limpia que vivimos exclusivamente de nuestro trabajo. Jonathan merecería que el sistema le enseñara a confiar en que esos ladrones y esos corruptos van a ser castigados con la ley. Que le enseñe que ser ladrón o corrupto no es negocio.

Estas dos instantáneas de la juventud actual nos dicen de la vieja pugna bíblica del bien y el mal. Lo malo es que en Lima los signos positivos son siempre muy escasos. Para encontrar algún hecho positivo rescatable en la capital peruana debo retroceder al año 2007, cuando se armó una gran cadena de solidaridad movida por los jóvenes frente al terremoto de Ica. Siempre quisé saber qué hubiera ocurrido si el sismo no se sentía en Lima con la intensidad que se sintió, pero lo cierto es que la solidaridad se existió. Desde ese año la juventud limeña parece movida por lo que un escritor peruano llamo “incultura, falta de compromiso, juventud minimalista”. Jonathan es un corrupto en potencia, limitado en parte por una enfermedad física, pero deformado por una sociedad que le muestra la corrupción como algo natural e impune. El chico cantor, tan humilde como Jonathan, es la esperanza de que el talento se encuentre a sí mismo y ésta ciudad sea rescatada desde el arte y la virtud de gente que a pesar de las dificultades cree que la forma de hacer las cosas es la honesta acompañada de esfuerzo. Sólo el tiempo nos dirá cuál fue el camino tomado; aunque valgan verdades, hoy parece que la suerte de ésta ciudad está echada.

Pueblo Libre, 13 de setiembre del 2014


viernes, 12 de septiembre de 2014

Gracias Por Insultar

Insultar está de moda, lo sé. También está de moda hablar mal de la gente. Si el insulto se hace en público, mejor;  y si se hace en algún medio de comunicación masivo, mejor que mejor. Allí está el hoy famoso Guti Carrera (¿?) que ha cimentado su fama insultando o hablando mal de las muy respetables señoritas Milett Figueroa, y Melissa Loza, la ex de Roberto Martínez. Así que si estas estrellitas mediáticas salen así de magulladas por el tal Carrera, hay que ver lo que pasa en otros niveles. La cosa es harto dura.

Pero, ¿es un insulto tan malo? ¿Estoy loco cuando lo pregunto? Quizás, pero dénme unos minutos antes de juzgarme. El refrán dice que nadie necesita más una sonrisa que aquel que no puede darla. Tal vez debamos empezar a decir que nadie necesita más cariño que aquel que sólo puede insultar. Bien visto, quien nos insulta no tiene otra cosa que darnos. Es lo único que tiene, y nos lo da. Quien nos insulta no tiene cariño que dar, porque quizás tampoco lo ha tenido en  su vida. Imaginemos lo que es una vida sin cariño, sin recibir un beso, un abrazo, una palabra amable, un reconocimiento. Debe ser terrible. ¿Podemos pedir más de un ser así?

Un corazón así solo tiene para dar su amargura. Si encuentra una pareja le hace la vida un calvario y es capaz, tiene capacidad de hacer calvario de la vida de muchas parejas. Y de todos los que cruzamos su vida.

¿Qué hacer frente a un insulto?


Cada vez que miro a alguien insultar a otro, o insultarme a mí mismo, con esa facilidad y presteza que tienen los insultadores, lo primero que viene a mi mente es que esa es una etapa que ya supere. Ya soy otro, mejor que un insultador, no puedo responderle igual. No digo que sea un santo de cuyos labios sólo salen palabras blancas, también sale un carajo, un mierda; pero desde hace muchos años no insulto a nadie y menos acompaño de emoción mis palabras fuertes. Acompañar de emoción un insulto se vuelve contra uno. El  insulto se convierte en gastritis o una enfermedad peor. Una parálisis tal vez. No hace millonario ni da la felicidad a nadie.

Por otro lado, cada vez que alguien me insulta o lo veo insultar a otro, eso me recuerda mi educación. Los años intentando educarme no pueden irse por el tubo del lavatorio. He adquirido control y ese que me insulta está descontrolado, no puede con su genio; pero sobretodo, no tiene capacidad para llevar con altura una discusión o exponer una idea. Va de pérdida quien así se conduce.

Así que nada, cuando alguien me insulta no respondo con insultos. No trato de reconvertir a nadie. El proceso de aprendizaje es personal. O lo aprendes por tu cuenta o nada. Los insultadores, tan de moda hoy en día, son personas que no reconocen estar mal. Su conducta atraviesa sus vidas. El mensaje es para las víctimas de ellos. Una sonrisa, un gracias, un buen deseo, es todo lo que necesitan esos personas que nos insultan. También hay cariño en nuestro silencio, y ellos están muy necesitados de cariño. Eso es todo.




Pueblo Libre, 08 de setiembre del 2014