miércoles, 3 de diciembre de 2014

Perú: tierra de Oportunidades

En las clases con el maestro Enrique Valdez en INICTEL, hubo algo que jamás olvidaremos quienes lo escuchamos. A parte de esa atmósfera especial que él sabía crear  y que nos hacía pensar que nada de lo que ocurriera afuera de esa aula importaba, porque nosotros lo podíamos cambiar; ni si éramos de izquierda o de derecha, porque esas eran sólo palabras para diferenciarnos. Lo cierto era que en el país había más luz que la que parecía haber. Recuérdese que estas anécdotas son de fines de los 90s. Los años de la subversión y el caos estaban muy  cercanos para ignorarlos; por otro lado la dictadura de Fujimori había metido al Perú en una recesión espantosa y la esperanza en días mejores había desaparecido de la mente de los peruanos. Los nacionales se iban al extranjero en oleadas en busca de un futuro mejor, sin importar a donde: Japón, para los más pudientes; EEUU, para los clásicos; Argentina o Chile, para los de menores recursos; todos se iban, o eso parecía. Nadie reprochaba a aquel que hablaba de irse. En ese contexto Valdez nos cambió el chip.

Demostrando que el Perú es Tierra de Oportunidades (de negocio)


Desembarazado del saco  de lanilla con que vestía y del sombrero que arrojaba por algún lugar, Valdez nos decía ¿Buscar oportunidades en el extranjero? ¡¡¡Si los extranjeros vienen a buscar oportunidades al Perú!!! “El Perú es tierra de oportunidades”. Era difícil creer eso a la primera vez, pero él empezó a ejemplificar. Primero con San Fernando, la buena familia. Originalmente, nos dijo, el propietario de San Fernando fue un japonés que vino al Perú y trabajó inicialmente como peluquero, y en sus ratos libres empezó a criar aves y a venderlas. El negocio le fue bien, creció. Con altibajos, pero creció. Dejó la peluquería para dedicarse íntegramente a la avicultura. Así se origina una de las empresas peruanas más grandes y reconocidas.

Después nos contó el caso de D’onofrio. La historia de Pedro D’Onofrio es la del migrante italiano que llega al Perú procedente de Argentina, con una carreta de madera, una esposa y un sueño; y construye un imperio colosal de productos que, empezando por los helados, se convierten en los preferidos de los peruanos.  No sólo son helados en carretillas amarillas, sino muchos productos como el chocolate Sublime o los famosos panetones. Un imperio del dulce que décadas después fue comprado por la multinacional Nestlé, por su gran aceptación.

Luego don Enrique Valdez, con sus oyentes en el bolsillo, disciplinados como chiquillos, nos mencionó el caso de Wong (fijarse que esta anécdota ocurrió antes del crecimiento espectacular que Wong tuvo en la década siguiente). El primer Wong era lo que él llamó, un “auténtico chino de la esquina”. Había empezado con una bodega en San Isidro en la cual atendían el propietario y sus hijos, hasta convertirse en lo que en ese momento (año 97) ya era una auténtica corporación con muchos locales en toda Lima y envidia del empresariado tradicional. ¿No eran acaso migrantes chinos? ¿No era entonces cierto que el Perú era tierra de oportunidades y que los extranjeros lo demostraban? Claro que sí. Ese fue el cambio de chip. Esos rudos funcionarios que lo oían, estaban de verdad cambiando tal como Enrique Valdez había prometido.


Fábrica de D'onofrio en 1,910

Otros Casos de Éxito


Desde entonces, y ya han pasado como 15 años, cada vez que alguien me habla de irse o de irme he respondido, no, gracias. A los ejemplos del maestro Enrique Valdez pueden sumarse muchos otros. El caso del Banco de Crédito tiene una génesis similar, extranjeros buscando fortuna en Perú. Lo más importante que ha ocurrido en años recientes es que algunos peruanos han demostrado desde dimensiones diferentes como es cierto que el Perú es tierra de oportunidades.

El caso de los Añaños es emblemático. Una modesta familia ayacuchana que en los 80’s ve una oportunidad en la retirada de las gaseosas más clásicas del mercado ayacuchano y la aprovechan para lanzar su propia bebida gaseosa, con un éxito tal que se han convertido en la transnacional peruana de mayor éxito mundial. No hablamos de un grupo tradicional de criollos limeños, sino de una familia salida de los andes del Perú. Eso es lo grandioso. Pensar un poco el Perú y sus problemas desde el más nimio al más complejo es abrir puertas a oportunidades que están esperando por uno.  

Epílogo


 Muchas veces los peruanos pensamos que no hay más salida que ir al extranjero para tener la vida soñada, o corromperse en Perú con el mismo fin. No está en nuestra genética apostar por nuestro país. Décadas, quizás cientos de años de un discurso extranjerizante han logrado ese resultado. Pues es hora de cambiar ese discurso y cambiar la historia. El Perú es en verdad tierra de oportunidades. Nuestros recursos  y nuestra gente son riquísimos y al parecer inagotables. Faltan dos cosas. La voluntad de apostar por el país por parte de la gente. La voluntad y recursos para apostar por la educación de la gente, por parte de las clases dirigentes. Eso es todo, con eso este país nuestro será uno completamente diferente y mejor.

01 de diciembre del 20014


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