Terminaron las elecciones municipales y regionales y los
peruanos tenemos nuevas autoridades electas. En verdad no es que personalmente
tuviera muchas esperanzas de que nada cambie. Si algo se puede esperar, es que todo siga igual. Los servicios seguirán siendo deficientes,
los elegidos no harán nada por la educación (tan necesario hacer algo) a pesar
de que constitucionalmente podrían; y además,
las flamantes autoridades en poco tiempo sufrirán una bonanza económica que
nadie podrá explicar; pero que por lo demás, nadie se preguntará de donde vino: todos lo saben. Esto es lo que
ocurrirá, podemos ponerle la firma.
Pero una elección como ésta
debería dejarnos algunas lecciones. Aunque sea por joder, hay que plantearse
algunas preguntas y ensayar algunas respuestas. Al final, este es el país en
que vivimos y en el que si nada ocurre, seguiremos viviendo.
Regionales
Un tema primerísimo es lo que
ocurre en las elecciones regionales. No es que conozcamos a todos los
presidentes regionales elegidos. Al contrario, son auténticos desconocidos, salvo por César Acuña, nefasto personaje
que merece un post él solo. Los demás como se dice, ni en pelea de perros. Y es
que una primera mirada a las siglas triunfantes en las elecciones regionales, muestra los nombres
más rimbombantes y graciosos del tipo “En memoria de mi madre”, pero donde los
partidos políticos nacionales no existen. Han sido barridos del mapa electoral
por los movimientos regionales. APRA, PPC, AP, PPN, no existen, así de simple.
A algunos esto puede parecer bueno, a mí no. Me parece bueno en la medida que
castiga la soberbia y denuncia el ombligüismo limeño; pero lo veo mal en
términos de país. Un país sin partidos nacionales cubriendo el territorio
nacional es un Frankenstein sin rumbo ni destino.
Cada movimiento regional
interpreta el país de la manera más alegre imaginable. Es más, el país no
importa, importa la toma del poder, que esa es la única verdad. Tomado el poder
ya no hay derrotero que seguir. Se llega para asaltar las arcas públicas, se
llega por megalomanía, se llega porque en el reino de los ciegos todos los
tuertos quieren ser rey, aunque la falta de preparación sea harto evidente y
los cuadros capaces brillen por su ausencia. Con esa realidad, el destino de
las regiones está amenazado de nubarrones negros. Eso es lo que ha resultado
tras las elecciones del pasado 5 de octubre y a nadie parece importarle, salvo
el caso de Cajamarca, del que sí han hablado y escrito los “entendidos” desde
sus escritorios limeños. Es lo único que parece importar, el oro de Cajamarca. Después, nada.
Gregorio Santos: desató iras limeñas con su elección |
Lima y Luis Castañeda
Segundo tema. La elección municipal de
Castañeda. No fue sorpresa para nadie, pero llama la atención que tenga una
aceptación limeña tan alta, una persona que no sólo no dijo una palabra durante
toda la campaña, sino que tiene anticuchos tan grandes en el tema de moralidad.
El tema COMUNICORE, por el cual ha sido cuestionado no parece hacerle mella.
Más de 20 millones de soles pagados a una empresa fantasma, de fachada, que se
llevó el dinero en bolsas negras por personas humildes, no tienen en la
conciencia del elector limeño el menor peso específico a la hora de votar. Su
inacción total en temas como seguridad ciudadana o el transporte, no pesan
tampoco para nada.
¿Con que derecho el elector podrá
exigir transparencia y honestidad a un hombre que como candidato no dijo media
palabra a sus electores? Hace 3 años, en
la elección nacional, votando todo el Perú, Castañeda apenas si rozó el 9% de
los votos. Ahora votando Lima Castañeda alcanza el 50% de la votación limeña.
Así es Lima. Comprensiva con el robo. No olvidemos apenas una semana antes de
la elección, una encuesta desveló que el 49% de los electores identificaba aLuis Castañeda Lossio como el candidatoque robaría, pero haría obra. Pues bien, Castañeda ha obtenido el 50% de
los votos.
El Anti lider
Otra verdad que surge de éstas
elecciones es que el léxico rudimentario, pretendidamente gracioso, apuntando a
la cultura combi y no a la educación del colegio “de prestigio”, parece
triunfar. Mientras más analfabeto el candidato, mejor visto por el elector: son
carne y sangre. Es la hora de los Castañeda, de los Acuña, de los Fujimori, de
los Álvarez. La honestidad no es exigida, ni la preparación, nada, es la hora del anti líder. A más plano el mensaje, mejor aceptado por la gente. A menos
cultura, más votos. Incluso en la TV (América TV) durante la hora de las
elecciones se intercala secuencias cómicas a cargo de figuras
como Carlos Álvarez, para aplanar el mensaje, buscando un elector o televidente
embrutecido, con mensajes lo más bobos posible y hacer ver que política
y humorismo pueden ir de la mano. Exactamente como si la política fuera un
circo.
De noche Todos los Gatos son Pardos
Finalmente, los partidos
nacionales aparecen destripados por completo, reducidos a un rol secundario en
Lima, último reducto de los ahijados de los viejos líderes de la política
peruana. Desconcertados, confundidos, incapaces de comprender e interpretar el
país que aspiran a gobernar. Divididos no se sabe muy bien porqué, puesto que
postulan prácticamente las mismas ideas. Lo mismo da un Toledo que un Humala,
un PPK que un García y éste que una Lourdes Flores. Esta última es casi lo
mismo que una Keyko Fujimori. ¿En qué se diferencian estos que nos quieren
gobernar? Sólo en los apellidos. Llegados al poder hacen exactamente lo mismo.
La expectativa ciudadana es defraudada vez tras vez y el país poco a poco se va
dirigiendo por un despeñadero de imprevisibles consecuencias.
Es lo que tenemos y sin embargo, el país avanza.
Pueblo Libre, 8 de octubre del
2014
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