Soy un convencido de que los
procesos sociales toman tiempos que humanamente nos pueden ser insoportables,
pero que socialmente son bastante cortos. Lo malo es que en Lima parece que sin
importar el tiempo que pase, las cosas no cambian y no sólo eso, desmejoran. Y
si por ejemplo a fines de los 90s la ciudad parecía avergonzada de la corrupción
que había prohijado en esa década y se sacudía violentamente, hoy parece que
Lima siente vergüenza de su vergüenza de entonces y se aferra a la fórmula
conocida de abrazarse a la corrupción y
ganarse alguito.
Y es que ya desde hace varios,
realmente muchos años, los limeños responden sin sonrojo en las encuestas en
una cantidad cercana al 45%, que prefieren un alcalde que robe y haga obras, a
uno que no haga obras ni robe. No se sabe qué dirían frente a uno que haga
obras y no robe (Susana Villarán), pero eso no es importante. Y para que la
cosa no quede en ejercicios teóricos, en mera palabrería, los limeños del
tradicional distrito de Magdalena hicieron su alcalde en el 2011 a Francis
Allison, ex militante del PPC y alcalde franelero del ex presidente aprista
Alan Garcia, a quién ofreció organizarle mítines y fue premiado por García con
un ministerio.
Caso Allison
El caso es que Allison fue pescado en los EEUU con 30,000 dólares no declarados, por los cuales fue condenado a una pena de cárcel por una corta temporada obteniendo su libertad
por unos cientos de miles de dólares cuya procedencia nunca fue clara. En EEUU lo encarcelaron y en Perú ni siquiera le preguntaron su procedencia. El
sueldo de alcalde en Perú no es de los más voluminosos. Estos hechos que en
cualquier país hubieran supuesto la sepultura para la carrera política de Allison,
en la Lima de la que hablamos no lo condenaron a ningún ostracismo, ni siquiera
a dar una buena explicación, sino que lo encumbraron como candidato a la
reelección al cargo de alcalde, que consiguió con una altísima votación.
Caso Castañeda
Por ello no es de sorprender que
el ex alcalde Luis Castañeda tenga al día de hoy una intención de voto en Lima, que
sobrepasa el 50% del sufragio. Castañeda jamás aclaró su participación en el
escándalo COMUNICORE, hecho por el cual son investigados todos los gerentes de
su gestión, y a cuya investigación Castañeda se sustrajo de forma que recién
ahora se está conociendo. El escándalo involucra pagos por 21 millones de soles
a una empresa de fachada que hizo en el término de 10 días el negocio de su
vida. Tampoco ha explicado Castañeda porqué el Metropolitano que empezó
presupuestado en 200 millones de soles, terminó costando 1,000 millones,
multiplicando su presupuesto varias
veces, como casi todas sus obras. O explicar por qué entregar la supervisión de
las obras a instituciones extranjeras, lo que en la práctica deriva en la
imposibilidad de las autoridades peruanas de fiscalizar los dineros millonarios
que en ellas se gastan.
No obstante todo lo anterior, que
en otras latitudes hubieran supuesto la culminación de la carrera política de
Castañeda, en Lima parece razón de premiarlo con una reelección. ¿Si usted sabe
que una persona es un ladrón, le encargaría la gerencia de su (el de usted)
negocio?...Pues parece que los limeños van a encargar la gerencia de Lima a
Luis Castañeda Lossio, no obstante todo lo que sabe de él. Siempre me ha
maravillado esa falta de escrúpulos de los limeños para aliarse con la
corrupción, para darse palmaditas comprensivas en la espalda, para ser el
siguiente corrupto en la cola de espera, de padres a hijos, todos igualitos. Claro, lo que se defiende en estos casos es la necesidad de asegurar la casa, el auto, la imagen exitosa que se aspira a tener, aunque se tenga y se logre por ladrón.
Luis Castañeda |
Pueblo Libre, 19 de setiembre del
2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario