martes, 3 de mayo de 2011

El Puto Amo


                     Mourinho puede caer muy mal a alguna gente. O a toda la gente, no lo sé. Creo que él sabe que al periodismo le gusta el espectáculo, la polémica, el pleito; él les da eso a raudales. Es como si pensara, ¡Ea!  ¡Bribones! ¡A mí! ¡Que les tengo sangre para sus prensas! Y allí van los hombres de la prensa en busca de la sangre que Mourinho les avienta acompañada de carne. Pero no es el supuesto malo el que preocupa o indigna; es el bueno, el que aparece educado como un caballero inglés frente a las cámaras, y se lleva palmaditas en la espalda,  quien preocupa y molesta. También un supuesto mejor jugador del mundo, uno que casi no habla, que vive divorciado del fútbol, no sé, pero de él hablaremos después.

                Guardiola salió hace algunos días a la conferencia de prensa a responder a Mourinho como si llevará un barril de pólvora en el estómago. Ha insultado, ha espetado, ha amenazado. Y todo con el aplauso del respetable gremio periodístico que le enrostra a Mourinho un supuesto estilo mezquino y unas prácticas innobles impropias del Madrid. ¡Joder! ¡Que tienen razón! Pero como dijo Vladimiro, uno puede estar privado de la libertad, no de la memoria, y ella me dice que el Barcelona no es la Hermandad de la Sábana Santa. 

                Porque revisando hechos recientes con casi los mismos protagonistas nos damos con que este Barcelona sabe muy mal perder. Y de que pierde, pierde. Con premeditación alevosía y ventaja. Veamos. Luego de ganar en el Camp Nou 1-0 al Inter, perdiendo el pase a Finales de la Champions del 2,010, Guardiola (ú otro del Barcelona) ordenó abrir los aspersores de agua en el sector del campo en que celebraban los del Inter. Jamás había visto jugada más artera, más alevosa, más sucia en el terreno de fútbol. Esto no se le ocurrió ni al Cristal de Oblitas, que ya es mucho decir. Y antes de eso; Alves pechando a Mourinho para impedir que este festeje la clasificación. Y antes, el gol en evidente posición adelantada del Gerard Pique pre-Shakira, que celebró con bastante descaro. Contra todo eso triunfó el Inter y triunfó Mourinho. Tampoco es poco. ¿O si?


                En este partido de la semana pasada ha ganado Barcelona 2-0 es cierto, y quizás con merecimiento, también. Pero tiene razón Mourinho cuando acusa lo que acusa. De enviar Guardiola a sus jugadores a simular agresiones con cara de Yo no fuí. El golpe de Marcelo  a Sergio Busquets , da en el pecho, pero este se toma el rostro como golpeado por Tyson. Pedro corre como un huracán para estrellarse contra Arbeloa que retrocedía y no toca al barcelonista, pero este cae como torpedeado y se lleva las manos al rostro en busca de la sangre que ha de brotarle, ¡Cómo no! Y luego la jugada antológica, decidora, más bien evidenciadora,  es la de la expulsión de Pepe, frente a un Alves al que no toca, pero que se revuelca en el pasto como fulminado de un rayo. ¡Vaya, que actuación! Se les ocurrió de pronto, ¿o les vino del vestuario? La provocación de Keita a Arbeloa al culminar primer tiempo; la expresión compungida de Puyol con brazos extendidos que parecía decir: “señor arbitro, no es posible, haga algo”; y la otra tocándose un ojo "ponga ojo señor, no nos desampare"; los reclamos argentinísimos de Mascherone al colegiado; en fin, todo eso, ¿ocurrió de pronto?... Como los aspersores en el Camp Nou. 


                Uno tiene derecho a ser limpio o sucio y a entender así el fútbol. Salvador Bilardo lo entendía como un oficio sucio y lo practicaba igual, pero jamás exigió trato de caballero para su persona, no lo era y no lo exigía, ni se preciaba de tener el mejor equipo del mundo. Es tan anti fútbol el patadón siniestro, como la actuación del que se finge pateado, o golpeado en el rostro, o grita un gol fuera de juego como bueno. Sí, como los que ha gritado  Barcelona  en los últimos tiempos, o como esos triunfos contra diez, historia harto conocida en estas latitudes, hay que preguntarle a Oblitas del Cristal, otra vez.

                Mourinho podrá caer mal a la gente, pero personalmente creo que decir la verdad de uno no es malo en un mundo de libretos aprendidos y discursos correctos y sonrisas dibujadas a crayolazos en rostros desaconsejables de niños buenos que no son tales. Malo es querer pasar por caballero cuando se es un asesino del futbol. Y ese no es Mourinho, que será mezquino, antipático, suicida,  pero no confunde el fútbol con una opera bufa. Por ahora.

Pueblo Libre, 30 de abril del 2011

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