Hemos llegado aproximadamente a la una de la tarde. Ya lo he dicho, Codo es un pueblo
pequeño, pero tiene grandes extensiones, así que no nos engañemos; movilizarse de un lugar a otro, a un caserío, a una chacra, aún a una casa, puede implicar la necesidad de una moto por la distancia a recorrer. Por eso aquí las motos son el medio de locomoción preferido. El día en que llego hay muchas de ellas por todos lados. Y autos también, muy extraño, o muy diferente de mi primer viaje. La sensación que tengo de que soy el nuevo del pueblo es natural pero injustificada, todos los días llegan decenas de nuevos y negociantes con sus mercancías. Me instalo en un albergue en la calle principal, con balcón y calor y todo, para no perder de vista nada. Después a almorzar.
Calle principal de Codo |
Instalarme en el albergue, asearme, cambiarme la ropa del viaje, todo eso me toma tiempo y cuando voy en busca de alimentos me dicen que ya se terminó la comida. Camino un poco y encuentro un lugar en el que me ofrecen Asado de Majaz. Caray ¿Qué cosa es Majaz? No lo sé. Pero no es el proyecto minero que en Piura ha costado vidas, así que sin preguntas ni dudas acepto el asado. Es una carne bastante rica y blanca y suave y todo ingresa muy bien en mi estómago. Cuando ya casi termino de pronto veo un afiche de eventos de la zona destacando las fotos de los animales de la región. Allí esta, una foto del Majaz, es un señor de mirada grave, orejitas y de cuatro patas, muy circunspecto y serio, parecido un poco al conejo, en suma, es un animal propio de la zona. Si hubiera visto la foto antes quizá no lo comía, pero ya se sabe, ojos que no ven corazón que no siente y al Majaz le hinqué el diente. Pobre.
El Majaz, carne muy proteíca |
Codo empezó a ser conquistado en 1967 por los hermanos Florida, después vinieron los demás, miles más. Venían atraídos por la posibilidad de ser propietarios de sus propias tierras. Lo que llaman el derecho de Amparo. ¿Qué es esto? Algo así como el Uti Possidetis. El derecho a seguir poseyendo lo que se posee. La gente venía, se repartía la tierra y la explotaban, la hacían producir. Con el tiempo se organizaban, elegían autoridades, llegaba el estado y la gente se “amparaba” en el aprovechamiento de la tierra para legalizar la tenencia. Desde entonces Codo ha crecido mucho y se ha convertido en un distrito que es una potencia ganadera en el departamento de Huánuco.
A las 3 de la tarde calor, mucho calor. He dado una primera vuelta por el pueblo buscando frescor y descubro que junto a las casas de madera y eternit de ayer, hoy han empezado a construirse nuevas viviendas de ladrillo y cemento. Es el resultado de las nuevas vías de comunicación. Como la carretera Pozuzo – Codo, que ha traído más comercio y prosperidad a la zona, pero que también permite el arribo de estos materiales de construcción que antes eran fantasía. La llegada de vehículos ahora es frecuente, llega gente de muchos lugares para hacer negocios y otros por diversión o turismo. He visto gente que viene de Oxapampa a pasear, con sus cuatro por cuatro. No hay dudas, algunos han mejorado sus condiciones de vida. Las viviendas de las calles del centro del pueblo son consecutivas, pero sólo a unos metros el concepto cambia. Las casas son el punto céntrico de en una extensión bastante grande de área verde en la que puede tenerse pasto o cultivos para el autoconsumo.
Todas las personas con las que converso son un poco o muy amables. Nadie se ha negado a darme un dato, una orientación, alguna luz. Los más hasta han caminado algunos metros para indicarme el lugar o la persona a la que busco. Porque eso he hecho, buscar lugares y personas y aprender, que se aprende aunque no se desee y mucho. Es verdad, las calles del pueblo aún no están asfaltadas, pero eso a nadie incomoda y yo no seré el primero. Sólo en la lluvia eso es un pequeño inconveniente. Por cierto, aunque no le he notado ya no tengo la fiebre que me traje de la ciudad, ni la faringitis, ni la congestión nasal, estoy curado. Aleluya.
Por la noche, en el albergue, trabo conversación con un comerciante que está hospedado en el lugar. Esta contentísimo y me lo cuenta con la solemnidad de nuestra gente andina pintada en el rostro, en un castellano diferente pero suficiente. Es comerciante de ganado. Hasta antes de la carretera él debía hacer un viaje desde sus tierras en Chorropampa hasta Pozuzo, para llevar sus animales. Era un viaje penoso en el cual debía alimentarlos y cuidarlos por un camino de herradura durante 8 dias atravesando el monte. Hoy hace el mismo viaje por la carretera en 3 horas. Está feliz. Su vida ha cambiado. Por él me entero de que la carne la vende por arrobas y que éstas cuestan según cuál sea el animal. Arroba de carne de toro, 95 soles; de ternero 85; de vaca setentaicinco. Un animal puede dar casi 30 arrobas.
¿Lugares que ver o visitar? Claro. Pero de eso hablaremos luego.
Continuará…
No hay comentarios:
Publicar un comentario