martes, 17 de mayo de 2011

Marca Perú: La Insoportable Choledad de Ser


                El viernes 6 de este mes la simpatiquísima Rosa María Palacios presentaba en su programa de canal 4 el spot – reportaje – propaganda “Marca Perú”. Decía Rosa María que era un trabajo extraordinario y 20 adjetivos encomiásticos más, para culminar su presentación diciendo que nadie hasta ese momento había cuestionado el trabajo; cosa que dijo, “suele ocurrir”. Pero Rosa María no fue la única. Toda la prensa limeña se ha subido al ómnibus a competir en halagos. Aquí, humildemente no creemos en discursos correctos, tampoco nos dejamos llevar de la nariz al aplauso fácil y aceptamos el reto de Rosa María. 


                Según el ministro del sector, presentado en el mismo reportaje, este spot es para consumo interno del Perú. Si es así (y si no lo fuera también), no está claro cual es la necesidad de llevar un grupo de peruanos hasta el extranjero para filmar un spot que relieva los “surfistas”, “cocineros”, “valores”, “ventajas”, “ricuras” del país. Hay una mirada del Perú que he criticado en otras oportunidades. Es la mirada limeña según la cual la gastronomía peruana es algo nuevo. En el interior del Perú sabemos que nuestra gastronomía es muy antigua y sabrosa. El spot de esta nota gira en torno a esa excluyente mirada “novedosa”. ¿Qué ganamos? ¿A dónde apunta el spot? ¿No es acaso la mirada deslumbrada de los limeños acerca de algo que los peruanos conocemos y disfrutamos desde antiguo? El país no empieza con Mistura, ni con Sofía Mulanovich cuyo triunfo ya empezamos a estirar tanto como a los mundialistas de los 70, ni tiene que ver con la criollada limeña circunscrita a unos cuantos distritos que representa Machín. Esto no es de manera alguna la marca del Perú. 


                 Otro tema que subyace en el spot mencionado es la búsqueda (limeña también) de aceptación del foráneo. Jamás he visto a un cusqueño preguntar a un extranjero si le gustó Machupicchu, o el Camino Inca. El turista llega a Cusco solo y se va fascinado. Tampoco he visto nunca a un trujillano preguntar si al extranjero le gustó Chan Chan, o la Plaza de Armas de su ciudad, o el Pisco Sour. Vemos a los turistas extasiados sacarse fotos en nuestros ventanales y calles, les encanta. Al arequipeño y al trujillano les importa poco la aceptación del foráneo. Les basta autoaceptarse. En cambio es un lugar común ver como los limeños persiguen a los extranjeros para saber si les gustó el Ceviche, o el Pisco Sour, o Machupicchu, y cómo agitan la colita cuando les dicen que sí. Hasta lo ponen en primera plana de sus diarios si lo dijo un extranjero famoso. Juan Carlos Tafur contaba en su programa radial en Radio Capital hace algún tiempo, cómo el orgullo de los provincianos por lo suyo y el amor por el país era tan distinto a lo que ocurre en Lima donde esto es algo  muy desflecado. Quizás eso explica este comercial. Viajar tantos miles de kilómetros con tanta cosa, para preguntar a unos gringos si les gusta el Ceviche o los Picarones, o la Pachamanca, sólo habla de búsqueda de aceptación (insoportable soledad del no ser). Quizá la concepción del comercial debería ser confrontada con especialistas en temas de autoestima.

                Algo que tampoco está claro es como en un país pluriracial, con sólo 15% de blancos y el resto mestizos e indios, nos sale un comercial (más) de blanquitos. Y se llama Marca Perú. ¿Cómo? Los especialistas han anotado siempre el blanqueamiento de nuestra televisión y especialmente de nuestros comerciales. Gentita rubia vendiéndonos de todo. Vaya, novedoso eh, mucho ingenio. ¡Viva el Perú! Y no es nada en contra de gente tan linda y clara, pero el País es bastante más que ellos. ¿Donde anduvieron nuestros campesinos que siembran los alimentos que esos cheff cocinan? ¿Y los Cori, campeones mundiales de ajedrez? ¿Y Akio Tamashiro, campeón mundial de Karate? ¿Y Arturo Mendoza, campeón mundial de matemática? ¡No pues, son muy cholitos todos! Alguien dirá, pero está Dina Paúcar, pero está Magaly Solier. Claro, si no todo hubiera demasiado obvio. Curiosamente ninguno de sus partnerts de hoy dijo esta boca es mía cuando la Solier fue víctima de ataques racistas tiempo atrás. Yo entiendo que cuando Rosa María Palacios se ve en el espejo de esta TV le parece linda, sale igualita a ella; pero cuando yo me miro en ese espejo de la TV no veo mi imagen, ni mi lenguaje, ni la marca del Perú que conozco, ni nuestros paisajes de ensueño (y sí una carretera gringa), ni nuestras regiones naturales, ni nuestra historia, ni nada. Y esto no es otra vez, la Marca del Perú. Esto es dar gato por liebre y creer que el Perú empieza ayer en Mistura. No es así.

                Finalmente, si Rosa Maria y todos los aplaudientes no tuvieron bastante, la concepción del comercial no es más que copia burda de uno de Microsoft para lanzar Windows 7, en un pueblo español llamado “Sietes”. Igualito a nosotros que lanzamos la marca Perú, en un pueblo llamado Perú, en Nebraska. ¡Que ingenio¡ ¡Y por eso cobran¡. Y algunos se preguntan porqué Vargas Llosa ni siquiera respondió la invitación a participar del "comercial".



Pueblo Libre, 16 de mayo del 2011

1 comentario:

  1. Exacto ya tanto de ver ese comercial me habia olvidado que vivia en el Perú, imagine abrir la puerta de mi casa y ver Nebrasca con gente gringa, felizmente pude aterrizar y darme cuenta que lo nuestro es mejor y como siempre dije primero hay que ser bueno en lo que sabemos para luego querer conquistar mas.

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