Como un mago
con una chistera inagotable, César Acuña no para jamás de sorprendernos. Tiró millones de soles construyendo obras
faraónicas en Trujillo para satisfacer su ego y su necesidad de votos. Pero
en su aventura presidencial ha roto records. Cada mañana una nueva trampa. Un
ardid, una nueva falsificación, un roche nuevo. ¿Es de verdad este hombre que
se victimiza y se muestra como emprendedor? ¿Es
tan ingenuo como quiere hacernos creer, que no distingue la diferencia entre un
delito y una viveza? Todos los días César Acuña se dispara a los pies.
Pero nunca acaba de morir. Ni los plagios, ni el dinero regalado en campaña, ni las renuncias de los vicepresidentes, ni los dineros malversados, ni las denuncias de su ex esposa, NADA; César Acuña como Bruce Wilis es un tipo duro de matar. Por mucho menos está preso el Goyo Santos a quién hasta hoy no se ha probado nada; A Acuña lo han filmado cometiendo delitos, está probado que ha fraguado documentos con el sello de su universidad, que ha plagiado las tesis, que ha robado la autoría de un libro. César Acuña sigue trepado como Leonardo Dicaprio a la proa del barco de su candidatura que se hunde. La diferencia es que el barco de Acuña no es el Titanic, sino un barco pirata con la enseña de la calavera y los huesos, la pata de palo y el ojo parchado. Igual, César Acuña es muy duro de matar.
Pero nunca acaba de morir. Ni los plagios, ni el dinero regalado en campaña, ni las renuncias de los vicepresidentes, ni los dineros malversados, ni las denuncias de su ex esposa, NADA; César Acuña como Bruce Wilis es un tipo duro de matar. Por mucho menos está preso el Goyo Santos a quién hasta hoy no se ha probado nada; A Acuña lo han filmado cometiendo delitos, está probado que ha fraguado documentos con el sello de su universidad, que ha plagiado las tesis, que ha robado la autoría de un libro. César Acuña sigue trepado como Leonardo Dicaprio a la proa del barco de su candidatura que se hunde. La diferencia es que el barco de Acuña no es el Titanic, sino un barco pirata con la enseña de la calavera y los huesos, la pata de palo y el ojo parchado. Igual, César Acuña es muy duro de matar.
Acuña: el Superman
Acuña se irá ¡Aleluya!
y me parece bien por la gente honesta del país, que es “como cancha” y que
veíamos estupefactos a este señor cometer delitos frente a cámaras proclamándose
inmune a las leyes. Pero Acuña no se irá sin más. Puede reclamar legítimamente
haber tenido comiendo de su mano a muchos encopetados limeños de renombre y con
más educación que él, además con títulos profesionales de verdad, pero que le
hacían venias como los malos a Superman. Allí está el presidente del congreso peruano, Luis Iberico
riéndole las gracias; el presidente de la comisión de ética, señor Lay,
haciendo silencio; el ex director de El Comercio, Francisco Miro Quesada, de
rector de la UCV; o Beatriz Merino, ex premier, ordenándole la casa (UCV); o el
general Donayre, superado en hilaridad por su nuevo jefe.
Que Acuña no estudie, no significa que a él no se le deba estudiar ¿Cómo es que éste hombre de corta estatura, que se atropella al hablar y que muy probablemente no hizo la
universidad, logró poner de rodillas a mucha gente en base a un dinero cuyo
origen habría que investigar? Somos un país en el que el vivo llega a ganar 56
millones al año, por ahorro en impuestos, mientras que profesionales que se
quemaron las pestañas estudiando, pagan sus impuestos y cumplen la ley, las pasan cuadradas
para llegar al fin de mes. Otros incluso deben migrar para regalarse un futuro
mejor.
Con Acuña
hemos visto el patetismo, de defensores increíbles DEFENDIENDO lo indefendible
¡Ni el fujimorismo! Cómo se chamuscaban, cómo ardían en esa defensa los
nombres, los apellidos, la alcurnia. Algunas culturas antiguas sometían al
fuego las cosas viejas para purificarlas al arder. Así han ardido por Acuña la
vanidad, la pequeña reputación, el orgullo, el ego. Mejor que mejor. Hasta
parecería una cosa buena tanta purificación, pero ha estado marcada por la
compra de personas y eso no es bueno.
Lecciones de Honestidad
Sin embargo no
todo ha sido ignominioso. En medio del carnaval, ha habido nombres valiosos que
han dado una lección de honestidad, la han chuntado. Hay personas para las que su honra vale
más. A Alberto Borea le han ofrecido dineros para ser el abogado mediático de
Acuña. El ha rechazado el encargo y el
dinero manteniendo limpio su nombre, como lo mantuvo en los 90. Lo mismo puede
decirse de Otoniel Alvarado, el correcto profesor que reclamó la autoría del
libro que usurpó Acuña. Eladio Angulo quien no obstante ser rector actual de
una de las universidades de Acuña, no ha dudado en desconocer que su firma sea
una de las presentadas por Acuña para validar sus usurpaciones. Sigifredo
Orbegoso, también empleado actualmente de Acuña y antes rector de la UCV, ha
rechazado también como verdadera una firma supuestamente suya. Eso es tener coraje y
principos. Podrán despedirlos más adelante, pues despedirlos hoy sería una
torpeza. Pero ellos prefieren eso a ensuciar sus nombres. Esa es una lección
para más de uno.
24 de febrero del 2016.
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