César Acuña y Keiko Fujimori |
Es posible que el tío Acuña
pierda las elecciones del 2016. El carga montón que con razón le han armado ha
sido grande y él ha contribuido metiendo la pata como cancha. Pero a la larga,
estemos seguros de que un Acuña ganará las elecciones. No César Acuña o su
hijo, sino un doble del político cajamarquino. Sea un Rodríguez, un Mamani o un
Pardo, la persona que triunfe en las elecciones venideras tendrá el nivel
cultural del César Acuña de hoy.
La educación, cada vez peor
Seamos claros, la educación en el
Perú está en nada. Basta darse una vuelta por el centro de Lima para comprobar
que entre los huevos duros de codorniz, el ceviche con bacteria, y los alcaldes
que borran murales artísticos, lo único en común es la educación nivel subsuelo
de hoy en día. Y ojito que San Isidro o Miraflores no son la excepción, sino el
promedio. Y si la educación está así, obvio que la gente que vota en elecciones
está igual. Luego, si la educación de la gente exige regalos en lugar de
propuestas, música en lugar de programas, un día no muy lejano, otro Acuña,
acaso con más labia y menos plata, pero igual de mal educado y peor preparado
que César Acuña, terminará por gobernarnos.
Alan García 1985 vs Alan García 2006: mimetizándose con el elector
Alan García en campaña en 2011 |
El Alan García de 1985 hacía de
las plazas un ágora de educación política. Oírlo era un gusto y un aprendizaje.
El Alan García del 2006 copió a Alberto Fujimori para convertir sus mítines en
celebraciones reguetoneras donde siempre culminaba los mítines empujándose
visiblemente un vaso de cerveza. ¿Por qué el cambio? Porque la educación de la
gente ya no exige ideas, sino emociones. Había que hacerse el “achorado”. Elegir
entre Adán Smith o Lenin es un ejercicio mental que se rechaza. Mejor es bailar
o beber cerveza, y si hay bailarinas con poca ropa, mejor que mejor.
Fujimori, inventó la calatería.
Después del Alan García de los
90, nuestros gobernantes han sido Alberto Fujimori, Alejandro Toledo y Ollanta
Humala. Fujimori tenía una cultura tan pobre que no hacía mítines políticos
sino shows en los que hacía bailar a cumbianberas y candidatos, al ritmo de su
propia canción: el baile del chino. Los discursos los reemplazaba con arengas
que exacerbaban el odio contra lo que él llamaba “políticos tradicionales”.
Intercalaba esas arengas con canciones y bailarinas semidesnudas. Música y
calatas como cancha. Rosy War inauguró esa nefasta época. Sus acólitos
repartían bolsas de arroz o menestras y calendarios. Fujimori apuntaba a los
instintos más básicos de la gente, para convertirla en público cautivo, gente
que viviera comiendo de su mano. Lo que el bueno de Alex Kouri llamó “público
cautivo”.
Alberto Fujimori en campaña |
Aceptémoslo, el chino hizo
escuela, el estilo lo han copiado los que han venido detrás, Cesar Acuña el que más, pero no el único. Alejandro Toledo tenía los mismos problemas de Fujimori con el idioma
y sabía más de bebidas espirituosas que de pintura, literatura, educación, o
siquiera de cine. Ollanta Humala tampoco resuelve el problema de una educación con muchas lagunas y es casi lo mismo que los mencionados previamente.
Acuña, a la larga ganará.
De seguir como vamos lo seguro es que algún día, alguien del nivel
¿Se puede evitar esto?
Sólo con mayor y mejor educación
se puede evitar el despelote que será el futuro. Y cuando decimos despelote,
decimos que nos gobernarán turbas con palos. Pero entendamos algo, esto no
significa torturar a los estudiantes con más horas estudio ni con tareas
interminables que deben resolver los padres. Mejor educación debe pasar por
aprender de los países que mejor lo hacen. Necesariamente pagar mejor a los
docentes o nadie de algún nivel querrá enseñar nada. Los docentes, tienen que
vivir bien y no trepados en combis y con los zapatos rotos. Lo contrario es
seguir como estamos: una educación al final de la cola en américa Latina. Y enseñar valores o todo estará perdido.
Nos hemos nivelado todos hacia abajo y la educación de nuestros presidentes es paupérrima, están en nada. Su nivel cultural es de pena y su manejo del idioma lamentable. Los candidatos en las elecciones 2016 no solucionan esta deficiencia, salvo Alfredo Barnechea y Alan García, los demás presidenciables son de una pobreza intelectual que da vergüenza. ¿Y cómo entonces son candidatos presidenciales? Porque la valla de la exigencia ciudadana a los candidatos ha sido bajada.
A peor educación de los peruanos,
más baja la exigencia ciudadana a los
candidatos y peor presidente para gobernarnos. Esa es la cuestión que hay que
cambiar.
Pueblo Libre, 17 de febrero del
2016
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