No fue la de la pasada mañana una
de esas peleas inesperadas y sin cuento a las que la TV limeña es tan adicta. Fue una
discusión casual en el programa radial de la Palacios, que duró apenas un
minuto y surgió del calor y el ingenio de Luis Solari, que no pudiendo defender
su posición contraria al aborto terapéutico, saltó a un tema que Perú, no quiere
ver ni oir, como Shakira. Y peor.
Solari acusó al régimen de Humala
de autoritario por la flamante ley universitaria y el poder que les ha quitado a
los rectores. De pronto lo dijo “La Universidad debe formar al profesional humanista”. La Palacios, que manca no es y ha debido ser política a cara
descubierta y no haciéndose la periodista, no se espero un minuto y le dijo “Sí,
¿y de qué vive ese profesional humanista?”
Luis Solari |
Discusión planteada. ¿Billete a
arte? ¿La universidad debe formar un profesional para ganar dinero o un
profesional humanista? Hasta la pregunta parece necia hoy en día. Es claro que
para la Rosa María la respuesta es “Para hacer dinero”, punto, no hay tu tía. Ella
misma se ganó unos dineros, 10,000
dólares (que no son poco), que le cobró a la dictadura de Fujimori para
asesorarlos en campaña la municipal hace ya varios años. Aquél se convirtió en el error más grande en la
vida de Rosa María. Cada vez que alguien quiere neutralizarla en una discusión,
le saca el tema y ella contra la pared, a sufrir. Pero bueno, ¿Arte o billete?
¿La corrupción no nos afecta? Ese profesional que Rosa María quiere es el que amaña las compras en la empresa privada y el estado. El que pide la coima que replica el policía en la "batida" o comisaría. Es el juez y el secretario de juzgado que se venden. Se replica también en el forajido que nos extorsiona para cuidarnos el auto a la mala. Y así infinitamente.
¿La corrupción no nos afecta? Ese profesional que Rosa María quiere es el que amaña las compras en la empresa privada y el estado. El que pide la coima que replica el policía en la "batida" o comisaría. Es el juez y el secretario de juzgado que se venden. Se replica también en el forajido que nos extorsiona para cuidarnos el auto a la mala. Y así infinitamente.
Rosa María sabe el descalabro que significa la ideología del dinero que ella
pregona, cuando se hace así, a lo bestia. El aparato estatal del país y el de
la empresa privada, están podridos de pies a cabeza. El escándalo de los
petroaudios que tumbó un gabinete ministerial, es corrupción de empresarios…Y de profesionales. Cada profesional médico que
manda a operar a quien no lo necesita es un empresario sin ética en busca de
billete. Un proceso de compra estatal amañado y corrupto necesita un
funcionario estatal corrupto, pero también una empresa privada que se
preste a la cochinada. Los parlamentarios tránsfugas, los empresarios que
estudiaron en las mejores universidades y no pagan AFP, pero la cobran a los
trabajadores. Parlamentarios como Gagó o la congresista Cenaida Uribe, son ejemplos de empresarios
corrompidos chapados en falta. Y cuando digo empresarios, me refiero al
profesional que quiere Rosa María Palacios, exitosísimo y de billetera gorda.
No importa el cómo.
Es la búsqueda del exitismo, ser
o no ser. Eres loser o triunfador y ser triunfador no es tener un sueldo y
profesión; es tener abundancia,
capacidad de ser botarate, de pagar lo impagable con un sueldo decente. ¿Y cómo
lo hace? ¿Cuál es el negocio? Esa es la verdadera pelea inesperada. Se hace corrompiéndote, sonriendo comprensivamente con tus
colegas que hacen lo mismo. Todos lo hacen, todos lo saben, pero nadie lo dice,
porque saben que esta mal. Pero sonríen, callan, se estrechan la mano, vuelven a sonreir. Que no pare la fiesta, que nadie hable. El profesional
forjado en la cultura del billete, como la misma Palacios, está podrido. Le
falta el lado humanista, la ética, la moralidad. ¿O ello ya no es importante?
Sospecho que sí.
Como contaba en otro post, el empresario corrupto que le roba al estado en impuestos y a sus clientes en partes y piezas, es sin embargo, el
primero en exigir honestidad y ética en
sus empleados. Vive pendiente de que estos no le roben. Entonces ¿importa o no
la ética? Claro que sí. Pero estos exigen a otros una honestidad que no practican.
¿Y de qué vivimos entonces? Un profesional corrupto podría preguntar ¿Y
de qué vivimos si no robamos? Del
trabajo honesto, que para eso estudiamos. De la honestidad que ha forjado el
éxito de otros grandes empresarios en el mundo. Pero ya sé, la respuesta parece
necia o ingenua. ¿Cómo vas a vivir de tu trabajo? ¿Estás loco? Es la caída de
los valores, su quebrazón, el mundo al revés. Nada es nunca suficiente. La discusión está
planteada aunque lo haya sido mediante una pelea inesperada.
Pueblo Libre, 27 de julio del
2014
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