El partido Alemania - Brasil se ha
jugado varias veces en los últimos tiempos, podría decirse en los últimos años.
Ha sido como la lucha entre el bien y el mal. Ha estado en boca de todos con revanchas
y contra revanchas. Han ganado unos y otros. Hasta esta semana en que ha
terminado por romperse el molde, por destrozar al más pintado pero desprevenido
grupo de jugadores.
La mente no soporta: es el descalabro |
Al término del partido entre Brasil y Alemania, ha sido singular la actitud de los alemanes dando sentidos
abrazos y apretones de manos a los vencidos. De ellos ha sido Klose, el más
respetuoso, el que quizá con más afán busco ese contacto con los derrotados,
los esperaba mirándolos casi con pena, con culpa. Les tocaba el hombro o les
apretaba la mano. Es el lado humano que saca el deporte, el lado más hermoso
del mundial de fútbol, el de la respetuosa solidaridad con el caído. Y cuando
esto viene de los alemanes a los que consideramos fríos, impasibles, inhumanos,
es doblemente aleccionador.
Ahora tratemos de explicar la
derrota de Brasil ante Alemania. Para mí la explicación es simple. Prescindiré del
análisis futbolístico por dos razones. Primero, porque sé poco o nada de
fútbol; segundo, porque no creo necesario ese análisis. No esta vez. Ninguna
teoría futbolística puede explicar que la Alemania que sufre para ganar a
Argelia 2-1, luego vapulee como críos a una selección brasileña y gane 7-1. El
problema es la mente.
Para explicarnos lo ocurrido
debemos retroceder, a por ejemplo el
partido Bayern-Real Madrid de la Champions 2013-2014. En ese partido los
alemanes inician a todo tren buscando el gol, pero recién patean al arco a los
26 minutos. Para entonces el Madrid ya ha puesto un gol, por cabezazo de Ramos,
a los 15 minutos. A los 16 el alemán Dante, ofuscado, se ha ganado una tarjeta
amarilla, y a los 19 el Madrid ha puesto el 2-0, también por Ramos. Es la
debacle. De allí en más el equipo germano luce desconcertado, extraviado. Perderá
4-0 en la humillación más grande que jamás haya sufrido el equipo teutón en su
estadio. El primer gol del Madrid, a los 15, define todo, disloca a los
alemanes. El Bayern de aquella noche se parece tanto al Brasil víctima de
Alemania. Las mentes están destrozadas, han sufrido el bloqueo, no dan pie en
bola, la responsabilidad los ha matado. Se mentalizaron para golear y están
perdiendo. No hay alternativas en esas mentes. Allí está el punto
desestabilizador.
El partido Barcelona Real-Madrid decopa del Rey 2011-2012, es parejo hasta que Di María expulsa del fútbol para
siempre a Puyol, le rompe la cintura como a un cristal y lo riega por el piso
como un guiñapo. Su disparo bloqueado por Pinto es convertido en gol por
Cristiano. Fue un contragolpe con el sello del Madrid: 7 segundos; cuando más
dominaba el Barcelona. Antes de eso
Cristiano ha construido en 10 segundos un penal que convertirá en gol. Fue el
primer mazazo. Varane pone el tercero en un corner. Al Barcelona le tomaba 90 minutos hacer un gol; el MADRID hacía uno en 7 segundos. Ese gol es
fundamental, rompe el esquema, la tan mentada “posesión” no sirve de nada.
Valen los goles. Abajo, el Madrid y el contragolpe perfecto.
Y ese es el punto. Es muy difícil
de aceptar para los jugadores, ser dominador de un partido, controlar el esférico, y que el adversario en
un contragolpe de segundos o con pelota parada, logre el gol que a ti te es
esquivo, trabajas en balde. Eso pulveriza las defensas mentales de cualquiera. Le
pasó a Brasil. En los primeros minutos dominaba a Alemania, encimaba, pero recibió el gol de pelota
parada y se desmoronó como castillo de arena. Las celebraciones alemanas
ayudan, sin ser burla son denuncia, por lo menos de debilidad. Viene la rabia,
la envidia, la impotencia, el famoso ¿Por qué a mí? que debió sentir también España ante Holanda,
que explica bien la derrota de Brasil ante Alemania.
Si un equipo X puede hacer ese
gol que rompe los esquemas mentales del adversario, ganará a cualquiera. Hay
que tener eso sí, un equipo como el Madrid. Lo tenía Alemania el miércoles, y
apisonó a Brasil, se metió en la final convertido en favorito.
Lima, 11 de julio del 2014
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