Es innecesario mencionar que los
estudios de opinión en nuestro país arrojan inéquivocamente un rechazo
generalizado a los políticos, a los que se sindica, muchas veces sin ninguna
prueba, como ladrones, corruptos, mediocres, o cosa peor. Ejemplos de la furia
ciudadana abundan en las redes sociales y en los foros de noticias de los
principales diarios capitalinos.
A pesar de las encuestas que
citamos arriba, la población limeña confiesa en las encuestas hasta en 44%,
desear autoridades que “roben, pero hagan obras”. Para que no hayan dudas de
que así son las cosas, en las elecciones del 2010 los vecinos del distrito de
magdalena, uno de los más tradicionales de Lima, eligieron alcalde al señor
Francis Allison, quién meses antes había sido detenido ingresando a EEUU con
30,000 dólares no declarados, y por los cuales obtuvo una condena benigna en
ese país. Antes de ello, Allison había destacado por ofrecerse de organizador
de mítines a favor del presidente Alan García, en “defensa de la democracia”,
servilismo que el presidente García premió convirtiéndolo en ministro de estado.
Un amigo mío tiene un próspero
negocio con equipos médicos. Sin embargo sufre pensando que todos sus
empleados, incluidos algunos familiares, le roban. Sospecha aún de su sombra y
ha llegado a denunciar robos de objetos que luego aparecen entre los cajones de
su escritorio y aún, olvidados en su casa. Es un hombre que exige honestidad y
lealtad a los suyos; pero que no duda en despojar de sus derechos laborales
(feriados incluídos) y dineros a esos mismos trabajadores, o en descompletar los equipos
que importa para venderlos como piezas separadas, y aún, en defraudar al estado
pasando por laptop personal un equipo que parece laptop, pero que no lo es y
cuyo destino es la venta.
¿Devotos o Fans? Devoción según
el diccionario es la “reverencia sagrada llena de admiración que se demostraba a través de las acciones, la reverencia y la contemplación” también “la entrega total a una experiencia, por lo general de carácter místico. Es también la irresistible atracción hacia una idea, una persona, un rey, un santo, una persona amada o un ser vivo”. Obsérvese que se
menciona la admiración y atracción, por persona o concepto, pero que se
demostraba a través de las acciones. Devoción es una costumbre buena. No es
sólo rollo, declaración lírica, sino acción. Un Fan en cambio se define como “Un fan, simpatizante, aficionado, seguidor, admirador o fanático es una persona que siente gusto y entusiasmo por algo. El término se utiliza en particular en el deporte y el arte, para referirse a admiradores de una persona, grupo, equipo u obra.” Es más bien una cuestión sensorial, algo te gusta, persona,
idea o cosa, pero no implica consecuencia. Se puede ser fan de un equipo de
fútbol o de un rockero, se puede asistir al partido o al concierto, pero no se
les debe obediencia, devoción, ó acción consecuente. No hay una involucración
del fan con el objeto de su admiración. Hasta Rin Tin Tin tenía fans, pero estos no
seguían sus dictados, no se convertían en devotos del magnífico perro
televisivo.
Entonces nuestro país necesita
devotos y no fans de la honestidad. Nos gusta que los demás sean honestos en
provecho nuestro, pero no estamos dispuestos a serlo. Es la mentirita blanca,
el semáforo rojo al que le metemos el auto, la miradita de soslayo para no cumplir
nuestro deber, la falta de compromiso, la cola del supermercado o el banco, en
la que nos metemos sin respetar el orden. Todo ello nos acusa. Ser honesto implica practicar nuestro
discurso, luchar por él, dar la vida por él aunque nos quedemos solos en su
defensa, en un país cretinizado por medios cretinos y líderes de opinión
aplastados por su simpatía, no por su devoción a la ética u honestidad. Sólo cuando hagamos de la
honestidad carne en nosotros, podremos seguir exigiéndola en los demás y nos
encaminaremos a ser una sociedad más libre, más justa, más equitativa y
practicante. Lo contrario es comodismo, demagogia, sueños intoxicados de un
mundo onírico, y nada más. Hay que pasar de ser fans a ser devotos. La ética y la honestidad no se negocian con uno mismo, aunque no estén de moda.
Pueblo Libre, 30 de noviembre del
2013
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