domingo, 1 de diciembre de 2013

Ética y Honestidad: Pasar de los Fans a los Devotos


Es innecesario mencionar que los estudios de opinión en nuestro país arrojan inéquivocamente un rechazo generalizado a los políticos, a los que se sindica, muchas veces sin ninguna prueba, como ladrones, corruptos, mediocres, o cosa peor. Ejemplos de la furia ciudadana abundan en las redes sociales y en los foros de noticias de los principales diarios capitalinos.

A pesar de las encuestas que citamos arriba, la población limeña confiesa en las encuestas hasta en 44%, desear autoridades que “roben, pero hagan obras”. Para que no hayan dudas de que así son las cosas, en las elecciones del 2010 los vecinos del distrito de magdalena, uno de los más tradicionales de Lima, eligieron alcalde al señor Francis Allison, quién meses antes había sido detenido ingresando a EEUU con 30,000 dólares no declarados, y por los cuales obtuvo una condena benigna en ese país. Antes de ello, Allison había destacado por ofrecerse de organizador de mítines a favor del presidente Alan García, en “defensa de la democracia”, servilismo que el presidente García premió convirtiéndolo en ministro de estado.

Un amigo mío tiene un próspero negocio con equipos médicos. Sin embargo sufre pensando que todos sus empleados, incluidos algunos familiares, le roban. Sospecha aún de su sombra y ha llegado a denunciar robos de objetos que luego aparecen entre los cajones de su escritorio y aún, olvidados en su casa. Es un hombre que exige honestidad y lealtad a los suyos; pero que no duda en despojar de sus derechos laborales (feriados incluídos) y dineros a esos mismos trabajadores, o en descompletar los equipos que importa para venderlos como piezas separadas, y aún, en defraudar al estado pasando por laptop personal un equipo que parece laptop, pero que no lo es y cuyo destino es la venta.

¿Devotos o Fans? Devoción según el diccionario es la “reverencia sagrada llena de admiración que se demostraba a través de las acciones, la reverencia y la contemplación” también “la entrega total a una experiencia, por lo general de carácter místico. Es también la irresistible atracción hacia una idea, una persona, un rey, un santo, una persona amada o un ser vivo”. Obsérvese que se menciona la admiración y atracción, por persona o concepto, pero que se demostraba a través de las acciones. Devoción es una costumbre buena. No es sólo rollo, declaración lírica, sino acción. Un Fan en cambio se define como “Un fan, simpatizante, aficionado, seguidor, admirador o fanático es una persona que siente gusto y entusiasmo por algo. El término se utiliza en particular en el deporte y el arte, para referirse a admiradores de una persona, grupo, equipo u obra.” Es más bien una cuestión sensorial, algo te gusta, persona, idea o cosa, pero no implica consecuencia. Se puede ser fan de un equipo de fútbol o de un rockero, se puede asistir al partido o al concierto, pero no se les debe obediencia, devoción, ó acción consecuente. No hay una involucración del fan con el objeto de su admiración. Hasta Rin Tin Tin tenía fans, pero estos no seguían sus dictados, no se convertían en devotos del magnífico perro televisivo.

Entonces nuestro país necesita devotos y no fans de la honestidad. Nos gusta que los demás sean honestos en provecho nuestro, pero no estamos dispuestos a serlo. Es la mentirita blanca, el semáforo rojo al que le metemos el auto, la miradita de soslayo para no cumplir nuestro deber, la falta de compromiso, la cola del supermercado o el banco, en la que nos metemos sin respetar el orden. Todo ello nos acusa.  Ser honesto implica practicar nuestro discurso, luchar por él, dar la vida por él aunque nos quedemos solos en su defensa, en un país cretinizado por medios cretinos y líderes de opinión aplastados por su simpatía, no por su devoción a la ética u honestidad. Sólo cuando hagamos de la honestidad carne en nosotros, podremos seguir exigiéndola en los demás y nos encaminaremos a ser una sociedad más libre, más justa, más equitativa y practicante. Lo contrario es comodismo, demagogia, sueños intoxicados de un mundo onírico, y nada más. Hay que pasar de ser fans a ser devotos. La ética y la honestidad no se negocian con uno mismo, aunque no estén de moda. 


Pueblo Libre, 30 de noviembre del 2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario