Cuando por la radio escucho a
Mauricio Mulder o Velásquez Quesquén o Nidia Vilchez, hablar de la revocatoria
de la alcaldesa de Lima Susana Villarán, siento lo mismo que cuando oía a Marta Chávez o Carlos
Raffo en la campaña electoral del 2011. Siento no sólo una profunda aversión y
desencanto, sino que deseo también que
sigan hablando, que hablen tanto como puedan y más, porque sus voces
transparentan su odio, porque finalmente la gente los conoce y siente la misma
aversión mía y les dará la espalda.
Construir el APRA a Haya de la
Torre le costó mucho esfuerzo. Debió sufrir vituperio, persecución, cárcel,
destierro y correr riesgo de su vida múltiplemente. A Mauricio Mulder y su
grupo de compañeros que en nombre del APRA atacan a la alcaldesa de Lima, les
está costando muy poco destruir al partido de Haya. Porque si las sombras de la
enorme corrupción del primer gobierno, y las sombras de la corrupción del
segundo gobierno, no lograron acabar; si lograron disminuir al APRA. Y estas
andanzas con el castañedismo y el fujimorismo, si que acabarán de una vez y
para siempre, con el partido del martirologio, de los obreros y campesinos, de
los trabajadores manuales e intelectuales.
1978 Austera campaña aprista a la asamblea consituyente |
En 1978, alguna mañana en alguna
calle peruana, apareció una pinta que dentro de dos recuadros indicaba C-1. Ese
recuadro se multiplicó en todo el Perú. Era la identificación de Haya de la
Torre en la elección constituyente. Fue la única propaganda permitida en ese
partido. No hubieron spots televisivos. Acaso algo de afiches y banderolas. El
APRA, partido de economía franciscana, más que publicidad fue una religión, un
estado del espíritu. En la avenida Larco de Trujillo, la ciudad cuna de Haya y
el APRA, un largo muro de ladrillos rezó durante décadas “El APRA es el partido
del pueblo y su causa vencerá”. Hace ya muchos años ese muro desapareció, por
el mismo tiempo en que el APRA se olvidaba de mencionar a los pobres en sus
discursos y sus líderes empezaban a disfrutar unas súbitas y seguramente bien
ganadas bonanzas económicas, cambiando por la moda el franciscanismo de su
vestir.
Militantes de base reunidos con Haya de la Torre |
Se me hace difícil ahora entender
que el APRA, partido de campañas políticas austeras y del cual Haya de La Torre
dijo “Nos hemos mantenido fuertes, porque hemos estado limpios”, vaya ahora de
las manos del Castañedismo y del Fujimorismo. Del fujimorismo de los millones
sobre la mesa del SIN, y del castañedismo de COMUNICORE y la empresa fantasma
que desaparece con millones de soles en bolsas negras recogidas por indigentes
misteriosos. Se me hace difícil ver a un partido cuyo líder marcó la vida
política peruana, convertido en cola de ratón de un personaje tan impresentable
y de tercera como Marco Tulio Gutierrez.
Mauricio Mulder: los años de bonanza aprista |
Mauricio Mulder, el lenguaraz; el
presidente García que todo lo sabe; Velásquez
Quesquén y su incipiente léxico; Nidia Vílchez y todos los demás; deben creer que son
muy listos y que toda su verborragia convence a alguien. Que las falacias con
que pretenden justificar lo injustificable serán tomadas como una gracia y que
la gente olvidará todo, que la política es el arte de los avivatos. En 1987,
cuando la derecha peruana fustigaba a García por la estatización de la banca,
él dijo “Se equivocan gravemente”. Así está ahora el presidente García si
piensa que la gente tomará este ataque a la moral y a la ética, a la necesidad
de refundar la política desde la decencia, como una travesura más. Así están
García y su grupo, destruyendo el poco APRA que queda, equivocados gravemente.
Pueblo Libre, 16 de febrero del
2013
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