Leo en los
diarios que es el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer. Escucho
en las radios y miro en la TV: lo mismo. Yo creo que éste día no debe
celebrarse ni un día más. Y quiero enfatizarlo, NI UN DIA MÁS. No creo que
celebrar un día así, esté logrando el objetivo que deben haberse trazado las
mujeres. Es más, si pudiéramos revisar las estadísticas, veríamos que la
violencia contra la mujer se ha incrementado. En nuestro país se ha dado una
ley de FEMINICIDIO y los crímenes de mujeres se han incrementado. ¿Qué tal si
en lugar de ese día celebráramos un Día del Amor a la Mujer? Antes de que me
crucifiquen o crean que he perdido la chaveta, me explico.
Usemos un
ejemplo. Nunca como ahora ha habido tantos programas de enfermedades en los
medios: radio, tv, prensa y otros. Y nunca como ahora ha habido tantos enfermos
en el país. Las clínicas privadas brotan como chifas en todos los distritos
limeños, y no son menos las clínicas, postas médicas y hospitales del estado.
Tan grave es la cosa que hasta las municipalidades distritales se han echado al
hombro la creación de hospitales con el beneplácito de la población. ¿Cuál es el problema entonces? Es simple. No
se está hablando de salud, se está hablando de enfermedades. Se habla de los
síntomas, se muestra imágenes, se representa los males tratando de ser
didácticos. Lo que se genera es miedo y el miedo es creador. La madre Teresa
decía “no me inviten a marcha en contra de la guerra. Invítenme a una marcha a
favor de la paz”. Una acción es en contra, la otra a favor de la paz. Pero
ambas acciones materializan, crean. Si la haces a favor de la paz, creas paz.
Si la haces en contra de la guerra, creas guerra. Si haces un programa en
contra de la enfermedad, creas enfermedad. Si hablas de “No violencia contra la
mujer”, creas violencia contra la mujer.
Lo que pasa en las mentes
Expliquemos
esto último. Cuando escucho la frase “No violencia contra la mujer”, me viene a
la mente una pregunta ¿Quién ejerce esa violencia? Obvio, el hombre. Y debe ser
un tipo cruel, un maldito, un abusador, un ogro. Pues bien, oída la frase por
mí, quizás no sea tan grave. Y sin embargo confieso que me siento agredido. En
la frase hay una generalización peligrosa. Los hombres aparecemos como violentos
y crueles sin distinción. ¿Y ese enojo con quien lo tengo? Con las mujeres,
con las feministas, y con todos esos que pintan a los hombres de
violentos sin distingos. Pero yo me controlo, tengo educación, discrimino. Entiendo que el problema es el lenguaje usado. Tengo claro que no hay que lastimar a una mujer, ni con golpes físicamente, ni
con palabras ofensivas, ni con nada, no me nace. Pero a un violento la frase no debe
gustarle mucho, quizás llega a casa a vengarse de su mujer, a seguir abusando. Sin embargo, lo que
me preocupa más aún, es el efecto de la frase “violencia contra la mujer” en
las mujeres mismas.
Las Mujeres como víctimas de quienes las quieren salvar
Piénsese un poco esto. Si a las mujeres les decimos desde niñas que el
hombre es un ser violento, golpeador, abusivo, lo que esas chicas van a hacer
es creer que ese es su destino, que los hombres son todos abusivos y que no hay
salida. Van a ir a buscar un hombre que cumpla con esas expectativas, no hay
remedio. SI no encuentran un hombre así lo van a crear. Lo van a exigir o se va
generar aquella idea según la cual si es el
hombre no les pega, no las quiere.
Hacer un pequeño cambio
¿Qué tal
cambiar el nombre a ese día? Usemos por ejemplo “Día Internacional del Amor
responsable a la Mujer”. En lugar de decir a las mujeres que el hombre es el
enemigo que las golpea, enseñémosles que el hombre es un compañero de vida que
las va a respetar, las va a apoyar y proteger. Que el hombre las admira. Que
los hombres son compañeros maravillosos con los cuales van a crecer juntos,
formar una familia si lo desean, apoyarse mutuamente, ser cómplices, amigos,
amantes. El hombre es ese ser extraordinario que las va a amar porque las sabe
mujeres, seres maravillosos que lo complementan. Y que tal decir a esas niñas y
jóvenes a las que hoy se aterroriza hablándoles de violencia contra ellas, que todas
las mujeres merecen tener un hombre extraordinario en sus vidas. Un compañero
maravilloso esperando por ellas, uno que las ama.
Digo, por el camino
de las palabras represivas no han logrado el resultado que esperaban, quizás
usando esta otra frase, celebrando éste día positivamente y no señalando con el
dedo a un supuesto enemigo generalizado, logremos (sí, logremos) mejores
resultados. Que los violentos se queden esperando a mujeres que ya no los
buscarán.
San Isidro, 30 de noviembre del
2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario