viernes, 11 de diciembre de 2015

Lima...¿Ciudad atacada por el Odio?

Phillips Butters, gritón a conciencia, orgulloso de serlo además, se pasó el año 2014 despotricando cada mañana contra la alcaldesa Susana Villarán. Glaxer Tuesta, caviar orgulloso y pertinaz, autoproclamado, pasa cada mañana en radio San Borja recordándonos la vida y milagros del ex presidente Alan García. Aldo Mariátegui, la emprende cada que puede en la TV contra Alejandro Toledo, pero más, contra la izquierda o lo que quede de ella. Hay más, no son los únicos. Phillips Butters existió porque odiaba a Villarán. Fernando Olivera existió porque odiaba a Alan García y encarnaba el odio de una población. Hay quienes odian a Toledo y al toledismo, a Fujimori y al fujimorismo, a García y al aprismo. Hay otros odios menos tremendos: a Laura Bozo, a Burga, a Magali Medina, a Philips Butters, a Raúl Romero. Lima está convertida en una ciudad llena de odios. Hay medios de comunicación según a quien se quiera odiar. Además usted puede llamar a algún medio, hacer catarsis y alimentar más el odio. Es genial. ¿Le gusta el odio? Bienvenido, Lima lo ama. 

A un peruano en el extranjero le falta la dosis diaria de odio, como la papa rellena o el Cau Cau. Le falta la sal, pero esa sal que hasta “da sentido a su vida” le hace daño, lo enferma, lo rebaja. Porque el odio siempre enferma. ¿Qué pasa si por ejemplo, odias a Toledo y éste es elegido para gobernar cinco años más? Debe ser algo como la muerte. Una patada en el estómago. Y así con los demás. Llegas a la casa malhumorado, te has peleado con alguien en la oficina y casi te trenzas a los puños con el cobrador del ómnibus. Durante meses. ¿Pero, cómo has terminado por odiar a ese fulano X a quién jamás has visto en tu vida? Por los medios, que entran en tu casa sin permiso y a los cuales te enganchas a oír sus rollos.


El Odio Entra sin Darnos Cuenta


Lo peor es que no nos damos cuenta. Si en una ciudad como Lima todos odian a alguien, pensamos que el odio es normal, que sentir odio por personas a las que no hemos visto jamás, ocurre en todos los lugares, y no es así. Ni siquiera es algo que ocurra en todo el país. Los diarios limeños están llenos de carátulas y contenidos de odio. El odio se respira en la atmósfera. Pero no tiene porque ser así. Tómese el diario El País de España, o El Mundo, y se verá cómo la información es eso y no siembra de sensaciones envenenantes. Hasta en eso somos tercermundo, no interesa la salud mental de la población, interesa que el hígado del difusor de turno diga lo que le venga en gana. Pero eso, lo podemos cambiar. 

Hay odios más sutiles. Juan Carlos Tafur, locutor de Radio Exitosa, cada cierto tiempo expresa su rechazo a los abusadores sexuales, a los pederastas, a los violadores y hasta a los piropos. El problema no son los principios que él enarbola; sino cómo los enarbola. Su rollo es uno de odio contra todo lo anterior. Puede parecer bueno, pero otra vez es la siembra del odio. Las taras y abusos sexuales no pueden ser tratados desde el odio, sino desde el profesionalismo. Los siquiatras no emparan el problema de un violador desde el odio personal, sino desde las razones que llevaron al sujeto a violar o abusar. Lo bueno de esto, es que se quita la emotividad y no se odia. Tafur habla también en contra de los piropos. Imaginemos el trauma para tantas chicas y señoritas ante un piropo. Una cosa son los groseros que dicen groserías a una señorita. Otra cosa una frase galante que reconoce un mérito, una gracia femenina. Pero Tafur no diferencia esto. Mete todo en un saco haciendo que las relaciones sociales deban darse entre trozos de hielo. Pero además piénsese en el terror que aprenden las niñas creyendo que si alguien les dice un piropo las está agrediendo.


Odio Más allá de las Figuras Mediáticas


Por otro lado, nuestros políticos no dialogan. Se expresan a través de los medios para insultarse y prolongar el odio. Para remate, los medios propagan desde Lima, a todo el país, una realidad diaria de peleas y pleitos de una farándula creada para tal fin. Cuernos, drogas, peleas, de todo. Mañana, tarde y noche. ¿Qué ciudad o país se crea cuando eso es lo que se siembra?

Mientras esto no cambie, no nos extrañe la violencia que se expresa en las calles. Tampoco la delincuencia. En la delincuencia se expresa el odio. Odio a una ciudad hostil, a una sociedad excluyente en la que se ve odio y enfrentamiento, a una bonanza que es de otros, y a los abusos directos que sufre parte de la población en formas diversas. Nuestra única salida es cambiar. Cambiar esto o nada, no  hay salida por otro lado.  

¿Cómo se cambia esto? Primero que nada siendo conscientes. Si tu sensación es mala, cambia la radio o el canal de TV, o no compres el diario que te hace sentir mal. Pero no tiene que ser el vacío. En esos mismos medios hay opciones. También hay internet para buscar lo que te haga bien. 

Pueblo Libre, 11 de diciembre del 2015


No hay comentarios:

Publicar un comentario