jueves, 9 de enero de 2014

Tomás Borda: Dr. TV Yekill and Mister Hide

Tomás Borda es el último y el más éxitos de muchos médicos peruanos que desde hace varios años ingresan a nuestros hogares a dejarnos la salud. Es la promesa que a juzgar por los resultados no se cumple. Si no, si estuviéramos bien ¿por qué siguen entrando más y más médicos a los medios de comunicación?

Tomás Borda, con voz almirabada y sus ojos claros a los doctor Kildare, parece un actor de cine y es así como lo miran todas las señoras entradas en años y cabellos blancos, que conforman su auditorio en vivo.  Pero no son las únicas. Los hogares peruanos lo han convertido en su favorito. Mientras almuerzan Ceviches y Papa a la Huancaína, miran al médico que les habla y les muestra con lujo de detalles heces, sangre, vómitos, mucosidad, acné, pus y diversas enfermedades una más terrible que la otra.

Ignoro cuánta gente se ha curado mirando el programa, pero me consta que la gente lo sigue como una religión. Cuando ingreso a algún restaurante a almorzar, me lo encuentro sintonizado con el médico y su macabro show de sangre y enfermedad. La gente lo mira con fruición masticando sus bocados sin quitarle ojo de encima. En conjunto es una imagen surreal, pero resulta muy real hoy en día. No importa cuán terrible sea la enfermedad, el asunto es saber, aprender, prevenir; colgarse de las imágenes sangrientas y mirar, después de todo, no todos los días los médicos dan consejo gratis.



Ese es el asunto. Tomás Borda y todo el gremio médico no dan puntada sin hilo. Es claro que a más médicos en pantalla, más enfermos están los peruanos. Quién lo dude eche una mirada a la cantidad de clínicas privadas medianas y enormes que se han levantado a su alrededor en los últimos años.  ¿Cuál es la relación? Hace mucho tiempo le oí decir a Miguel Angel Cornejo “Si a un niño le dices todos los días que va a ser un campeón, ese niño terminará por ser un campeón”. Suena  a verdad. Si los peruanos todos los días escuchan y ven gente quejarse de sus enfermedades, terminarán por enfermarse ellos mismos. Sugestionados o no, terminamos por replicar los síntomas que oímos de otros. Los médicos conocen y practican el efecto “PLACEBO”, aquello de engañar al paciente con una falsa medicina que gracias al engaño termina por curarlo. Es un asunto mental. Si la salud se puede engañar, la enfermedad también se puede engañar creándola por sugestión.

De modo que si para “prevenir” miramos programas como el de Tomás Borda, lo más probable es que terminemos por contraer alguna de los terribles enfermedades que él exhibe durante el almuerzo. Pensamientos como “a tal edad te puede dar un infarto”, “está dando mucho cáncer”, “es bueno hacerse un chequeo”, “mídase el colesterol, los triglicéridos, la circulación” y otras tantas tonterías que minan nuestras resistencias y nos predisponen a la enfermedad debilitándonos, nos han convertido en una sociedad físicamente enferma, en beneficio del bueno de Tomás y sus colegas que levantan imperios con el miedo de la gente.

Sus antecesores, los doctores Huerta, Rondón, Maestre, Rubio, Max Lazo,  la doctora Gonzales, la sexóloga Romina y otros, no han curado ni ayudado a curar a nadie. Lo saben perfectamente, pero son parte del show. Llevan años prometiendo una salud que escamotean y deterioran con denuedo. Junto a Tomás, se travisten de buenos a malvados con micro, como el Doctor Yekill y Mister Hide.  Y como el personaje de Stevenson, el lado oscuro los está rebasando.

Es la gente, es la educación, es el miedo a la enfermedad y a la muerte; más que estos doctores. Pero no están exentos de culpa, ellos conocen el mecanismo de la mente y lo practican sin rubor.

El mejor consejo es no mirar ni oir los decires de estos falsos profetas que no traen túnicas blancas como antiguo, pero traen mandiles blancos y micrófonos, sonríen como amigos y ponen sus brazos sobre nuestros hombros para darnos confianza.  Con sus palabras más que la salud viene la enfermedad. La mejor cura es sentirnos siempre saludables, deporte, aire libre, comida sana, y poca, muy poca televisión.


Pueblo Libre 9 de enero del 2014.

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