Edward Snowden acaba de ser nominado al Nobel de la Paz del año 2014 por dos diputados noruegos. No sé si se lo entregarán, pero estoy seguro de que lo merece. En el año 2013, el año en que hizo sus grandes revelaciones y debió refugiarse en Moscú, Snowden ya debió ser declarado hombre del año por las revelaciones efectuadas y por su solitaria lucha por la verdad.
El tráfago de informaciones suele
nublar o postergar nuestro análisis, así que analicemos un poco. Edward Snowden
es un muchacho de 29 años, una edad en que hoy en día muchos aún viven con los
padres o están pensando en cómo adquirir la 4 x 4. A esa edad Snowden se ha
enfrentado al gobierno de su país, el más poderoso del mundo. Lo ha hecho en
solitario y sin haber comprometido el apoyo de nadie. Ha tenido la suerte de
que Ecuador primero, y Rusia después, hayan querido comprarse el pleito ofreciéndole
y dándole asilo, a despecho de las amenazas que recibieron por hacerlo. Los
hombres del Tío Sam aún se están dando cabezazos contra la pared, ¿Cómo dejaron
escapar a este traidor? Así lo llaman, “traidor”. Explican que traicionó a la
empresa para la que trabajaba, y también que traicionó a los EEUU. Snowden, muy
poco dado al histrionismo que practican sus acusadores ha dicho “no quierovivir en un mundo en el nos espían a todos”.
Es que las revelaciones de
Snowden han supuesto enterarnos de que el gobierno de los EEUU ha estado espiando
no sólo a ciudadanos sospechosos de actividades ilegales, o activistas de
izquierda de su país, o actores antisistema como hacía en el Hollywood de los
50; sino que espiar hoy en día implica a todos. Y todos es todos los ciudadanos
del planeta, incluidos los gobernantes “amigos” como la presidente Dilma Rousseff de Brasil, o la canciller alemana AngelaMerkel; pasando por España y Francia, a los que apenas si ha tolerado una
tímida reacción.
Snowden ha hecho lo que deberían
haber hecho los periodistas o los políticos. Pero son malos tiempos para la
prensa en el mundo y no porque estén muy perseguidos por los gobiernos; sino
porque los ideales que los mueven hoy son más bien subalternos. Si ayer
competían por desvelar la trama de Nixon, hoy lo hacen por ocultar y maquillar
la trama de Obama y de sus antecesores. Y los políticos también están en malas
horas, porque han renunciado a las ideas para volverse pragmáticos
Justamente, Snowden ha declarado
en una de sus pocas apariciones posteriores a su asilo en Rusia, que la
información del espionaje de su país la tuvo mucho tiempo antes, pero que
decidió postergar su denuncia en espera de que el entonces recién elegido
presidente norteamericano terminara con toda esta ilegalidad. Se equivocó
completamente. Obama no sólo no terminó con el espionaje, sino que a propósito
de Snowden, ha dicho que hay que renunciar a la intimidad en pro de la
seguridad. El Snowden de hoy, debe ser como el Obama de los 29 años, o aún como
el candidato Obama que decía “Yes, we can” y ofrecía cerrar Guantánamo: un
idealista que quería cambiar el mundo.
Aún no sabemos si la candidatura
de Snowden la Nobel de la Paz 2014, sea aceptada, pero acaso este sea un caso como el Dwayne Johnson,
aquel carismático peleador de la cultura americana del entretenimiento, al que no le era necesario
ganar el campeonato de lucha por el comité oficial, que muchas veces le hacía
trampas; sino que le bastaba hacer las cosas correctas, para ser “The people
Champions”, El Campeón del Pueblo. Así, Snowden ha ganado un lugar en la
historia más allá de que el influenciable comité noruego acepte la candidatura
o emita un fallo favorable a finales del presente año. Quiérase o no, las revelaciones
de Snowden han obligado a los EEUU a aceptar que hacía un espionaje ilegal y
abiertamente abusivo. Además el gobierno norteamericano se ha comprometido a revisar
esas políticas y ha hecho promesas a sus socios de que las cosas cambiarán. Además
se ha generado un debate a nivel mundial acerca de la vigilancia a estados e
individuos. El mundo se ha vuelto un
poco más justo por un tiempo. Todo gracias a las revelaciones de Snowden.
Pueblo Libre, 29 de enero del
2014.
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