Ahora que se viene el fin del año
y los medios empezarán a buscar al hombre del año no tengo problemas en
decirlo, el hombre del año en Lima no es ningún cabllero. Curiosamente al hacer el repaso anual en el país los nombres más recordados son los de Natalia Málaga, Nadine Heredia y Susana Villarán. Esta última es mi elección personal para personaje del año. No es difícil explicar
el porqué.
La Señora Susana, lo he dicho
antes, no me cae bien; es una izquierdista demasiado blanda para mi gusto, pero
se ha comprado pleitos que asustaron antes a muchos de sus antecesores varones.
Se está enfrentando a verdaderas mafias y lo hace defendida tan sólo con el
manto inmaculado de la honestidad. ENfrenta esos problemas porque sabe qué es lo que tiene que
hacer. Sus antecesores varones también lo sabían, pero sabían que enfrentar a
esas mafias no sólo era cuestión de dineros que se iban, además era tema de ejércitos
de proselitistas que se marcharían para no volver.
Susana Villarán, acaso ingenua,
acaso demente, ha ignorado las cantidades importantes de votos que perdera, ha
ignorado los dineros que se pondrán en movimiento para impedir su triunfo en la
gestión municipal, ha ignorado además un machismo rancio y cobarde que desde los partidos
tradicionales pretende hacer de su fracaso un escarmiento, un “te lo dije”, un “ya
ves”. Ha ignorado todo como si se jugara en una tirada de dados todo el capital
de la capital. Y poco a poco, ha avanzado. Le falta un largo trecho por delante
para convencer a los escépticos y a los que sin conocerla la descalificaban por
anteojeras ideológicas, más que por su gestión en sí.
El tiempo pone las cosas en su
sitio, y a las primeras airadas reacciones tras los sucesos de la parada han
seguido las evaluaciones desapasionadas. No en el pellejo de sus opositores,
que no le perdonarán el haberse atrevido; sino en la evaluación de la gente,
que es la que realmente importa. Y visto así, con distancia, lo de la Parada se
caía de maduro y necesario. A los desatinos policiales de aquel jueves se
anexaron los aciertos del siguiente sábado. Punto a favor de la
alcaldesa. Lo otro fundamental es lo del transporte. La alcaldesa ha soportado
8 paros de transporte organizados por gente vinculada al anterior alcalde; pero
la gente, a regañadientes, ha comprendido que esa reforma es para su beneficio.
Y no ha musitado una sola queja por las incomodidades que han debido afrontar
en dichos paros chantajistas. Al contrario, parecen decididos a acompañar a la
Villarán en la solución de ese problema. No se han vuelto Villaranistas, sólo
es que identifican que el problema está bien señalado y urge su solución.
Es lo que diríamos una confluencia de intereses.
Esos son los retos de Susana
Villarán y los que la han convertido en personaje del año, por haberse atrevido
a enfrentar los problemas que sus antecesores varones no quisieron afrontar.
Está en manos de la ciudad de Lima el validar los intentos de su alcaldesa por
darles una ciudad en donde la modernidad pase por la calidad de vida, o
continuar con la ciudad caótica, corrupta y desgobernada que han tenido siempre. En tanto
esa decisión se toma, en Lima, el hombre del año ha sido una mujer.
Pueblo Libre, 25 de diciembre del 2012
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