La alcaldesa de Lima irá a un
proceso de revocación cuyo resultado es hoy tan impredecible como el fin del
mundo Maya. Un proceso de revocación que
es una vergüenza en sí mismo, plagado de turbiedades y dineros sucios. Pero
todo esto no hubiera sido posible sin la ayuda inestimable que la alcaldesa de
Lima ha dado a sus revocadores como si de una víctima del síndrome de Estocolmo
se tratara.
Días atrás, convocada ya la
revocatoria, Susana Villarán ha dicho que va construir unos “Skate Park”. Es
decir unos parques del Skate Board. ¿Quién se los pidió? Ve tú a saber. Quizás
algún nieto o sobrino deseoso de desafiar la gravedad. La encuesta del 18 de
noviembre del Comercio, en cuyas cifras
no creo, pero vigilo preventivamente, dice que la desaprobación a Villarán es
más alta en los sectores socioeconómicos C-D-E. Precisamente aquellos sectores
a los que los “skate park” ni llegan ni importan nada, y que son los sectores que
Susana dice representar presentándose como de izquierda. Háganos un favor doña
Susana, no se diga de izquierda, usted no lo es.
Desde la derecha peruana nos
decían que Susana Villarán era Caperucita Roja, pretendiendo asustar timoratos con
el cuento de la comunista comeniños. Yo la veo más como una Cenicienta o una Blancanieves,
porque no de otra manera se entiende que haya pedido licencia en su partido
para gobernar Lima. Como si su partido, ahora desaparecido del JNE, hubiera
tenido muchos y buenos líderes que la suplan y lleven a Fuerza Social hacia
adelante. Haya de la Torre podía marchar al destierro o al asilo por 5 años
porque tenía segundos de primer nivel, pero doña Susana no teniéndolos optó por
descabezar a su agrupación, cuando ésta más la necesitaba. Hoy que ella
necesita al partido, éste deberá renacer de las cenizas.
"Así de dificil!...¿Sonreirá última? |
Es sintomático que en todo este
tiempo, de allí lo de Blancanieves, Susana Villarán no haya tenido un solo
pronunciamiento o acción que nos permita decir “Izquierda, he allí a tu Susana;
Susana, he allí a tu izquierda”. Ni los temas ambientales, ni los humanos o
sociales o económicos, nos permiten decir eso. Acaso la honestidad si sea de
izquierda, pero no basta. Susana Villarán parece pensar que la única forma de
llegar es por la derecha, destiñéndose completamente, cambiando el rojo por el
verde, sin hacer jamás ideología, sonriendo al enemigo, con pequeñas cositas
como cerrar la Av. Arequipa para los paseanderos de San Isidro y Miraflores. Olvida
la alcaldesa que los sectores que la llevaron al gobierno de Lima eran
mayoritariamente de izquierda. Los votantes de derecha volvieron con Lourdes
Flores a última hora, o estaban espantados con aquello de que enseñaría
marxismo en las escuelas, o de que era chavista y hasta socia de sendero
luminoso.
Alfonso Barrantes, tenía un
indeclinable perfil izquierdista y se mantuvo tercamente activista durante todo
su gobierno limeño. Susana Villarán es
lo mejor que le ha podido pasar a la derecha bruta y achorada, es la arena para
esa cal. Es una izquierdista que no activa, que no hace obra con los más pobres
y la que hace no la comunica porque cree que dirige una ONG; que se muere por
pasar por el aro de la derecha, que muestra credenciales de chica que se porta
bien, que no responde agravios ni zamba canuta nunca jamás. No tiene los
modales de un Ricardo Letts, un Javier Diez Canseco, ni siquiera es un Carlos
Tapia domesticado. Ignora que a la gente le gustan los líderes con perfil, que
se fajen, que se peleen cuando es necesario, que hagan ideología sin acobardamientos
pero sin fanatismo, con modernidad verdadera.
Sin embargo, esta Susana Villarán
que es tan mala izquierdista, ha sido una buena noticia para Lima: es honesta,
una ave rara y por eso no es de derecha. Si logra terminar de ordenar la parada
y ordena el transporte limeño, tarea descomunal con mil intereses que se le
opondrán y que sus antecesores varones jamás hicieron, la ciudad deberá ir
pensando en tener ya no una sino dos avenidas Villarán: la que ya existe de
Manuel Villarán, y la futura por Susana Villarán. Esta en manos de esta buena
señora la posibilidad de reconstruirse y darnos una Lima moderna y ordenada.
Sin ella, esa posibilidad se esfumaría en manos de los sicarios políticos de
siempre.
Pueblo Libre, 18 de noviembre del
2012
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