lunes, 30 de noviembre de 2015

Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer: Nunca más, por favor

Leo en los diarios que es el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer. Escucho en las radios y miro en la TV: lo mismo. Yo creo que éste día no debe celebrarse ni un día más. Y quiero enfatizarlo, NI UN DIA MÁS. No creo que celebrar un día así, esté logrando el objetivo que deben haberse trazado las mujeres. Es más, si pudiéramos revisar las estadísticas, veríamos que la violencia contra la mujer se ha incrementado. En nuestro país se ha dado una ley de FEMINICIDIO y los crímenes de mujeres se han incrementado. ¿Qué tal si en lugar de ese día celebráramos un Día del Amor a la Mujer? Antes de que me crucifiquen o crean que he perdido la chaveta, me explico.

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Usemos un ejemplo. Nunca como ahora ha habido tantos programas de enfermedades en los medios: radio, tv, prensa y otros. Y nunca como ahora ha habido tantos enfermos en el país. Las clínicas privadas brotan como chifas en todos los distritos limeños, y no son menos las clínicas, postas médicas y hospitales del estado. Tan grave es la cosa que hasta las municipalidades distritales se han echado al hombro la creación de hospitales con el beneplácito de la población.  ¿Cuál es el problema entonces? Es simple. No se está hablando de salud, se está hablando de enfermedades. Se habla de los síntomas, se muestra imágenes, se representa los males tratando de ser didácticos. Lo que se genera es miedo y el miedo es creador. La madre Teresa decía “no me inviten a marcha en contra de la guerra. Invítenme a una marcha a favor de la paz”. Una acción es en contra, la otra a favor de la paz. Pero ambas acciones materializan, crean. Si la haces a favor de la paz, creas paz. Si la haces en contra de la guerra, creas guerra. Si haces un programa en contra de la enfermedad, creas enfermedad. Si hablas de “No violencia contra la mujer”, creas violencia contra la mujer.


Lo que pasa en las mentes


Expliquemos esto último. Cuando escucho la frase “No violencia contra la mujer”, me viene a la mente una pregunta ¿Quién ejerce esa violencia? Obvio, el hombre. Y debe ser un tipo cruel, un maldito, un abusador, un ogro. Pues bien, oída la frase por mí, quizás no sea tan grave. Y sin embargo confieso que me siento agredido. En la frase hay una generalización peligrosa. Los hombres aparecemos como violentos y crueles sin distinción. ¿Y ese enojo con quien lo tengo? Con las mujeres, con las feministas, y con todos esos que pintan a los hombres de violentos sin distingos. Pero yo me controlo, tengo educación, discrimino. Entiendo que el problema es el lenguaje usado. Tengo claro que no hay que lastimar a una mujer, ni con golpes físicamente, ni con palabras ofensivas, ni con nada, no me nace. Pero a un violento la frase no debe gustarle mucho, quizás llega a casa a vengarse de su mujer, a seguir abusando. Sin embargo, lo que me preocupa más aún, es el efecto de la frase “violencia contra la mujer” en las mujeres mismas.


Las Mujeres como víctimas de quienes las quieren salvar


Piénsese un poco esto. Si a las mujeres les decimos desde niñas que el hombre es un ser violento, golpeador, abusivo, lo que esas chicas van a hacer es creer que ese es su destino, que los hombres son todos abusivos y que no hay salida. Van a ir a buscar un hombre que cumpla con esas expectativas, no hay remedio. SI no encuentran un hombre así lo van a crear. Lo van a exigir o se va generar aquella idea según la cual si es el  hombre no les pega, no las quiere.


Hacer un pequeño cambio


¿Qué tal cambiar el nombre a ese día? Usemos por ejemplo “Día Internacional del Amor responsable a la Mujer”. En lugar de decir a las mujeres que el hombre es el enemigo que las golpea, enseñémosles que el hombre es un compañero de vida que las va a respetar, las va a apoyar y proteger. Que el hombre las admira. Que los hombres son compañeros maravillosos con los cuales van a crecer juntos, formar una familia si lo desean, apoyarse mutuamente, ser cómplices, amigos, amantes. El hombre es ese ser extraordinario que las va a amar porque las sabe mujeres, seres maravillosos que lo complementan. Y que tal decir a esas niñas y jóvenes a las que hoy se aterroriza hablándoles de violencia contra ellas, que todas las mujeres merecen tener un hombre extraordinario en sus vidas. Un compañero maravilloso esperando por ellas, uno que las ama.

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Digo, por el camino de las palabras represivas no han logrado el resultado que esperaban, quizás usando esta otra frase, celebrando éste día positivamente y no señalando con el dedo a un supuesto enemigo generalizado, logremos (sí, logremos) mejores resultados. Que los violentos se queden esperando a mujeres que ya no los buscarán.

San Isidro, 30 de noviembre del 2015



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