La política ha
llegado a desinteresarme como a la mayoría de peruanos. La verdad aplastante,
es que nos sentimos impotentes para cambiar la realidad. No sirven los
discursos positivistas ni las píldoras para la moral. Mirar las pantallas de TV
es un acto casi de masoquismo. Los peruanos hemos optado por la defensa propia:
apagar el televisor, hacer oídos sordos, que venga la tormenta y acabe con todo
y terminar de una vez con la pesadilla en que estamos metidos.
Somos corruptos...Y qué
Todos
sabemos que los cinco candidatos punteros tienen algo por lo que responder y
sabemos que esas respuestas jamás serán satisfactorias. Lo peor es que los
candidatos y sus acólitos lo saben y optan por un discurso un poco sin
vergüenza que parece decir: “si, somos corruptos, y qué”. Ya ni siquiera se
guardan las formas y el más elemental respeto por el electorado está perdido. Acuña
se lleva las palmas. No vi su discurso en CADE, pero los fragmentos difundidos
en redes sociales lo pintan como un candidato patético. Lo peor no es eso, es
que hay un gran bolsón de electores que se identifica plenamente con él, lo
sienten su representante por ser un tipo sin cultura.
Igual
ocurre con los cuatro candidatos restantes. Ninguno se salva. El Alberto
Fujimori que se presentó en 1,990 a las elecciones era un candidato intachable
en comparación con los cinco primeros en las encuestas del 2015. Y Alberto
Fujimori terminó convertido en el presidente más corrupto de nuestra historia.
¿Cómo terminarán en el 2021 los cinco primeros del 2015 que por las acusaciones
que cargan harían sonrojar al Alberto Fujimori de 1990?
Esto también pasará
Se
suele decir que nunca es más oscuro que cuando va a amanecer. No parece ser el
caso de la política de nuestro país. Y sin embargo es un problema que nos
compete a todos. Vamos a elegir un presidente y un nuevo parlamento. El
presidente es el hombre que regirá nuestros destinos y aunque a veces pensamos
que ver por nosotros mismos y olvidar todo lo demás es una decisión sabia, lo
cierto es que los actos y decisiones de nuestros gobernantes suelen afectar
nuestras vidas de modo más directo de lo que solemos pensar.
Cuando
era adolescente mi generación del colegio debió ver como los chicos que nos
antecedían eran derrotados sucesivamente en los concursos escolares de marcha
de aquellos años. Eso hizo crecer en nosotros una frustración y un deseo
inmenso de cambiar esa historia y de triunfar allí donde ellos habían fallado.
El año que fuimos promoción ganamos el concurso de marcha y cambiamos la
historia que nos avergonzaba. Quizás en el país ahora se estén forjando las
generaciones de peruanos que cambiarán la historia de nuestros días y nos regalarán
un país mejor en todos los sentidos. Los años de bonanza económica han venido
de la mano de la caída de la ética y la moral. Esa es la historia que debemos
cambiar.
27 de diciembre del 2015
Buen artículo. Lo comparto.
ResponderEliminarBuen artículo. Lo comparto.
ResponderEliminarCon todo gusto, muchas gracias.
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