martes, 28 de abril de 2015

Éxodo y Naufragios : La Tragedia del Mediterráneo

Novecientas (900) personas murieron hace algunos días en el Mediterráneo, convertido desde hace algunos años en tumba de miles de gentes que huyen de Africa. Llama la atención. Ha pasado menos de una semana y la noticia ya no está más en los medios y casi que ha sido olvidada. Ha sido cubierta por otras noticias más novedosas. Pero… ¿Y los muertos? No importan, son malos tiempos para los muertos, nadie que se ocupe de ellos. Es que, no me malinterpreten, no es que se pueda hacer algo por ellos. Fallecieron y ya. Es verdad. Pero digo, cuando ocurrió lo del Costa Concordia se armó un despelote que duró varios días y se investigó al Capitán y tal y tal. Al tipo le dieron 16 años de cárcel por los 32 fallecidos. En cambio ahora, mueren 900 negros y no pasa nada. Bueno, era eso, son negros. Qué terrible. Si mueren unas decenas de blancos se habla una semana y se investiga hasta agotar posibilidades buscando culpables hasta incurrir, sí, incurrir, es una palabra bonita, incurrir en teorías conspiranoicas del tipo “han sido los rusos, los perversos”. Pero si mueren 900 negros parece que no hubiera muerto nadie.

Inmigrantes africanos en Italia

Recordando a los "Balseros Cubanos"


Recuerdo un tiempo en que cuando alguien a bordo de una nave moría en el estrecho de la Florida, o se lanzaba a la mar, se hacía un escándalo tremendo. Si  la nave salía de Cuba era que huían del Comunismo, ese sistema perverso, de los lavados de cerebro, el totalitarismo comunista, y los Castro, claro; todo lo justificaban los Castro. En cambio ahora salen todos los días cientos de negros de áfrica y nadie dice que huyan del Capitalismo totalitario, de los lavados de cerebro, del sistema perverso ¿Entonces de qué huyen? Huyen de la pobreza, del hambre, de una vida sin ningún futuro. Es decir huyen del capitalismo. Pero, dirán algunos, se van a un país capitalista. Hombre y claro, a un país capitalista que los recibe a balazos, donde probablemente harán los trabajos que nadie quiere. Y se van a un país capitalista de arriba, porque si fuera, por decir algo, en Sudamérica, vamos  ver si huían. Que no, que sería cambiar mocos por babas. Nadie huye de Bolivia a Perú ni viceversa, todos huyen a los EEUU.

La Inmigración Mexicana y Latinoamericana


Volviendo a las balsas; son malos tiempos para ser balsero, o para huir del capitalismo, como se quiera; porque los mexicanos no son balseros, ellos son treneros, huyen en tren, y los salvadoreños, y los guatemaletecos, y los ticos, y los nicaragüenses, y peruanos, y ecuatorianos. Que todo el  mundo está huyendo y EEUU los recibe (decir que los recibe es un decir), en realidad no los recibe y les han puesto un muro de cemento de 1,125 kilómetros de extensión, custodiado por helicópteros artillados para impedir la llegada de la gente. Qué diferencia con el trato a los “balseros cubanos” que eran recibidos como héroes, se les daba mucha cámara y micrófonos para hablar contra Cuba y se les ofrecía trabajo y dinero. Lo dicho: malos tiempos para ser balsero.

Los Fallecidos del Mediterráneo


En el caso del Mediterráneo el año 2014 murieron más de 3,200 personas en las aguas. No es poca cosa y se dice rápido, pero si mañana se produjera un terremoto en Perú y murieran 3,200 personas hablaríamos de ello quince días. En el primer trimestre del 2015, cincuenta y siete mil (57,000) personas han llegado a Europa procedentes de países africanos o árabes en busca de un mejor futuro. Eso proyecta una cifra anual superior a 200,000 personas. Es mucha gente y la cifra triplica la del año anterior. No los detienen ni las balas que les disparan en Italia, España o Francia, ni los naufragios. Es un problema que va para largo. ¿Qué hacer?

Como siempre el problema no es la gente. El problema es que las costuras del sistema están que revientan. No se pegan ni con Terokal. El sistema es como esos gordos de ahora, están hinchados, pero están desnutridos. Si el norte rico (y ni tanto) condena al sur a la pobreza, a la miseria y a morirse de hambre, mientras la tecnología muestra imágenes de un paraíso terrestre en el que se come y se toma sol y se derrocha como si el mundo no tuviera fin, obvio que la gente condenada a la miseria querrá participar de la fiesta.

Y la solución no estoy sugiriendo que sea que la gente no vea la fiesta, la solución pasa por un reparto más justo de la riqueza, pasa por llevar tecnología y educación a todos los lugares, pasa por que toda la gente lleve una vida más digna en sus lugares de origen. Al final, el planeta es de todos. Lo sé, no estoy pidiendo casi nada. Utopías mías, pero mi misión es decir la verdad y no lo que la gente quiere oír. Los ricos no comprenderán esto hasta que sientan que tienen, ellos y no los africanos, el agua hasta el cuello.

Pueblo Libre, 28 de abril del 2015

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