El día que Chile despidió del
mundial del fútbol 2014 a España, en muchos países de América se gritó y
celebró por primera vez un gol, o dos, de Chile. Cuando eso ocurría, desde donde
yo estaba oia los gritos de la gente, sólo eso, Goooooolll. Me levantaba,
preguntaba lo obvio ¿De quién? De Chile, me respondían. Y sentía esa pequeña
alegría por el triunfo de ese país adversario cotidiano nuestro en toda
competición latinoamericana, especialmente de fútbol. Era una sensación compartida, el cartél sostenido por el aficionado brasileño lo confirmaba así ADIOS ESPAÑA.
Por la mañana, los comentaristas
de Marca TV y de la cadena SER, ambas españolas, aventuraban que ganarían a Chile, por 4 -0, dijo uno; por
3- 0, dijo otro, y abundó “Para que no tengamos que golear por mucho a Australia”.
Lo dijeron con ese aire sobrador que habían exhibido desde Sudáfrica 2010. En
la prensa, periodistas y aficionados sostenían cosas como “Es Chile quien tiene que tener miedo”, “Nosotros somos España”. Recordé que cuando disputarían el
título de la Copa Confederaciones frente a Brasil, su discurso era “Los
Brasileños somos nosotros”. De idéntico modo, cuando enfrentarían a los alemanes
del Borussia y del Bayern en el 2012, su discurso fue “Los alemanes somos
nosotros”. En total se llevaron 11 goles en contra por 1 a favor en los 3
encuentros. Chile los bajó de la nube con humildad y mucha intensidad
competitiva por 2 – 0. ADIOS ESPAÑA.
Es la soberbia. Es la arrogancia,
es el triunfo que se sube a la cabeza y nos ciega, que nos impide ver lo
evidente. Del Bosque se llevó a Brasil una colección de jugadores acabados y
jugadores que como los del Barcelona se habían pasado la temporada en negro.
Casillas lleva como suplente dos años y Del Bosque lo convirtió en titular ¿Por
qué? Chavi Hernandez pasó toda la temporada jugando 15 minutos por partido,
haciendo encuentros para el olvido, pero fue al mundial. ¿Por qué? Villa con la
mecha mojada, Diego Costa el jugador más sucio que se tenga conocimiento,
Iniesta sin ideas todo el campeonato; y así podríamos seguir haciendo
inventario del listado elegido por Del Bosque.
Lo insólito es que el periodismo
y la afición españoles no hubieran visto lo anterior. Insistían con aquella
mentira “Hemos inventado el fútbol” “Los demás quieren jugar como nosotros”. Han
sido puro verbo, vanidad y tontería. Jamás reconocieron la posibilidad del
otro, no hubo respeto al adversario, dejaron el deportivismo, olvidaron la
modestia, el ABC del buen competidor. Y
esa quedará como lección valiosa para todos los competidores del futuro, en el
deporte, en la vida. Los españoles nunca fueron conscientes y no lo son hasta hoy, del rechazo que sus actitudes generaron en todo el mundo, que ha celebrado su eliminación temprana.
Ahora los españoles se van dinamitándose
los unos a los otros. Convencidos antropófagos que se devoran las orejas como
Tyson. Xabi Alonso ha denunciado falta de hambre y los compañeros le han
saltado encima, empezando por Iniesta, de intrascendente aporte en los juegos
2014. Cesc, inoperante durante el campeonato español se ha molestado por que el
entrenador le ha encarado falta de esfuerzo. Del Bosque se ha quejado de que él
piensa en todos y los jugadores sólo piensan en ellos. Llanto de cocodrilo del
bigotón. Al poner a Casillas a tapar, Del Bosque no pensaba en nadie más que en
su pleito con Mourinho; quería demostrar que Casillas era un buen portero y que
Mourhino postergó a éste por pleitos personales. Falso. La lección recibida por el
entrenador español involucra a todos, no ha protegido a su país poniendo al
mejor portero, es más, lo dejó en España, y ha generado un trauma imposible de
sanar en breve, trauma que apunta a viejas rencillas entre madridistas y
barcelonistas. ADIOS ESPAÑA al mundial de Brasil 2014.
Pueblo Libre, 22 de junio del
2014
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