martes, 24 de abril de 2012

El Elefante le dijo al Rey: “¿Por qué no te callas?”...Y el Rey se cayó


Uno pensaría que esto de cazar elefantes es cosa de película de Tarzán. De comerciantes inescrupulosos en busca del marfil que los haga ricos a costa de la vida de los paquidermos. De aquellas películas en las que aparece un Tarzán justiciero que en el último minuto desvía el rifle y salva al animal. Pero he aquí que no. Que matar elefantes es gusto y regusto del Rey de España (que hace días había dicho que le quitaba el sueño el desempleo juvenil). Pues sí, don Juan Carlos se pega sus escapadas para ir de cacería nada menos que al África ardiente, a Botsuana. Que matar elefantes es cosa de gente adinerada en busca de emociones fuertes y él no es menos. Gente que puede pagar, digamos, unos 40,000 euros en pro de esas emociones peliagudas con  harta adrenalina asegurada. Una minucia de dinero, una bagatela de nada.

Rey mataor: menuda pasión
 ¿Y los españoles? Los españoles pues nada, andan recontentos porque el rey ha tenido la buena educación de disculparse por el hecho. Ha dicho “Lo siento, me he equivocado y no volverá a ocurrir”. Once palabras, ni una más. Nadie sabe a qué se refería su majestad, si a los elefantes muertos, al dinero derrochado, al tropezón que lo llevó a dañarse la cadera a las cinco de la madrugada, al escándalo de los medios; en fin, que no importa, lo importante es que se disculpó. Porque qué es más importante, digo, una crisis con cinco millones de desempleados, unos recortes presupuestales de 27,000 millones de euros para empezar y 10,000 millones más para continuar; o las disculpas de una majestad que jamás antes se había disculpado de nada. Obvio, lo de su majestad es una gracia atendible.

Y lo polémico que podría resultar matar elefantes pues no lo es. Cierto que en los tiempos que corren la gente se pone estrellas en la frente hablando de lo mucho que ama a los animales, y pone fotos y arma cadenas en redes sociales pregonando el buenismo; pero no es cosa de exagerar, los monarcas tienen derecho de ir por allí disparando unos cuantos tiros que les den a sus vidas algo de emoción. Y si las sociedades protectoras de animales no miran el hecho, no lo condenan, ni siquiera susurran algo, miran al cielo y silban; pues eso, es también su derecho. No hay mucha coherencia con la gritería que arman con lo de los toros y los toreros, pero es que no es muy cool defender elefantes: con lo abundantes que andan. Además, será como dicen los defensores de los animales, que ellos defienden a los toros de las corridas y la “crueldad del hombre”; pero defienden la “cadena alimenticia” y el derecho a matar miles de ganados para alimentarnos. ¡Vaya lógica! Claro que el rey no podrá alegar que mata elefantes para la “cadena alimenticia”. Ni siquiera puede como los inescrupulosos asesinos de las películas de Tarzán, sostener que anda queriendo volverse rico con el marfil de sus presas; que no, que este rey mata elefantes por el placer de matarlos y sacarse la foto con la pata sobre el cuello del animal.

Cazadores y Recolectores: Miles a años de involución
Ya en un post anterior mencioné la tristeza de comprobar que los líderes políticos de hoy no dan la talla y se les pesca en situaciones harto escabrosas, como el Berlusconi, el Sarkozy o el Strauss Kahn. Pero de allí a comprobar que el soberano español, que se ha codeado con la crema y nata de la política mundial, y debería haber aprendido cosas más interesantes, tiene a sus años esas necesidades frívolas de sentirse un mataor…Pues nada, vamos por mal camino. En este caso no hubo un Tarzán que desvíe a tiempo el rifle asesino, pero parece haber habido un San Francisco de Asís, que hizo justicia divina y mandó a caer al monarca del rifle, que bien merecido se lo tenía.

Al parecer Botsuana es destino de misios. Lugares más caros para la caza son Zambia o Tanzania. También está permitida la caza en Sudáfrica y Namibia. Todo es muy profesional y controlado. Se mata ejemplares machos y viejos. Nada más, bajo la supervisión de un cazador profesional y un guarda. En cuanto a la matanza en sí, la empresa que se lleva la parte del jamón afirma que no hay tal. “Peor es matar cerdos y ganado en mataderos y los occidentales lo aceptan muy bien” han dicho en su defensa. Afirman que la caza es una forma de mantener las poblaciones controladas en un país con una sobrepoblación de 155,000 elefantes, que terminarían por derribar árboles y afectar la vida de otras especies. La caza es buena salida pues de otro modo las poblaciones los envenenarían, han concluido.

Todo lo anterior, muy bonito. A Don Juan Carlos, que lo juzguen los españoles. Y nosotros, que algo entendemos de esto de andar dando malos ejemplos mientras nos hacemos los lindos en las cumbres. Y vaya uno a saber si su majestad se rompió la cadera con un escalón a las cinco de la mañana, o de otra manera. Se afirma que participaba del viaje, la amiga rubia alemana de su majestad, Corinne. Es una coincidencia, claro. Ya estuvo bueno. ¿Por qué no te callas?

Ingenio en la red: no se hace esperar
 Quizás el mundo mejore un poco el día que los líderes políticos mundiales dejen a un lado tanta frivolidad y tanto bragueterismo con que nos sorprenden desde Clinton y su becaria hasta Sarkozy y su Carla Bruni; pasando por Strauss Kahn y sus violaciones frustadas. Y pensar que éste último señor iba a ser candidato presidencial en Francia. Malos tiempos, qué duda cabe.
  
Pueblo Libre, 23 de abril del año 2,012

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