Jamás un triunfo duró tan poco como el de Guardiola el miércoles anterior sobre el Madrid por Copa del Rey. El partido en Barcelona fue un canto coral madridista en el que los de Mourinho tuvieron locos a los de Guardiola, desde el primer minuto con la escapada de Iguain, hasta el minuto final en que sonó el pito salvador. En los 90 de juego los azulgrana estuvieron desamparados y famélicos. Al final Guardiola cantó victoria otra vez, pero su canto se pareció más al del Cisne. Apenas 72 horas luego, el Barcelona ha resignado su sexto empate en la liga, lo que confirma que los que todo lo ganaban ya no saben ganar. Por el contrario el Madrid triunfó sobre el Zaragoza y el desconcierto se instaló en los predios catalanes. El presidente Rosell ha salido a culpar a los árbitros y Messi, el silencioso Messi, ha abierto la boca para decir que los árbitros son unos soberbios. ¡Vaya modales de la pulga!
Messi: ahora se queja de los árbitros |
A Mourinho gran parte de la prensa española no lo quiere, es una verdad solida como Stonehenge. El luso no ha querido granjearse simpatías ni hacerse el lindo. Ha sido hosco, les la llamado pesados, ha respondido con monosílabos, o no les ha respondido y ha enviado a su segundo a responder por él. Mourinho desconoce los términos de la diplomacia, no aprendió modales con Carreño, no quiere ser el Miss ni el Mister Simpatía; le fastidia la hipocresía, los discursos correctos, el buenísmo en todas sus facetas. En el fondo Mou se burla, les saca la lengua, se mofa de una prensa española ombliguísta que se siente más valiosa que ninguna sin serlo. Mou los desquicia, los vuelve locos; no los respeta, ni se inclina, ni los adula, ni los endiosa. En el fondo los desprecia, los sabe carroñeros, simplones, chantajistas, y los trata como a tales. Me agrada este tipo, ya lo he dicho; en un mundo de farsantes que sonríen con Signal, éste va como si estuviera mirando el hundimiento de Europa y no le gusta y lo dice aunque lo llamen Aguafiestas.
Mourinho: podría pasar de bestia negra a ganador total |
Naturalmente la prensa española (y otra que de chupamedias tiene todo) no le va a perdonar ser auténtico. Le han respondido de la única forma que saben. Han armado campañas para sacarlo del Madrid. Lo acusan de mal ejemplo, de ensuciar la historia del club blanco, de perder un partido y empatar otro. Si el Madrid gana, mal; si pierde, peor; si algún jugador no juega, a enfrentarlo con el técnico; si alguno juega mucho, se le enfrenta con los compañeros; si alguno es portugués se le enfrenta con los españoles. Han inventado pleitos de cantina en la interna madridista, escenas de fuego en que los jugadores desafían a los puños al entrenador, han menudeado las redacciones.
Si este tipo antipático no estuviera punteando la liga española, su cabeza hace rato hubiera rodado en los grases del Bernabeu. Sin embargo este tipo sabe lo que hace y no se somete. En el fútbol por ahora ha logrado superar al Barcelona hasta convertirlo en un equipo segundón, errático, empatador. El “mejor equipo del mundo” está sin brújula y todo parece obra de Mourinho. Siete puntos (de ventaja) no me dicen nada, ha declarado él, sabedor de que aún falta mucha liga y para evitar que sus jugadores se suban a una nube. Guardiola en cambio, ha acusado el golpe de los siete puntos y ha declarado “El Madrid nos puso en nuestro sitio. Lo bonito es aceptar que el otro es mejor que tú". Y vaya que lo es.
Si al final de la liga el Madrid campeona, la derrota en casa frente al Barza será un olvido. No puedo imaginar la cara de guardiola, el paladín de lo políticamente correcto, teniendo que aceptar que ha sido derrotado. Si los rusos entregaron Moscú a Napoleón para matarlo de frío, Mourinho entregó la Copa del Rey a Pep, en espera de que el general invierno se encargara del equipo catalán. Y así ha sido. Lo más claro de estos días es que ya nadie en los grases se cree la invencibilidad y no sé que maravillas del Barcelona. El Pep ha lamido el chupetín.
Pueblo Libre, 01 de febrero del 2012
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