Las principales calles de edificios y oficinas de negocios de la capital peruana han lucido vacías de personas la tarde del juego en que Perú ha caído 4-2 contra Chile. Esto no lo explica sólo la historia de una guerra, lo explica también una bien (o mal) montada campaña publicitaria en que se ha hablado del tema desde la seis de la mañana del día crucial y aún mucho antes, y que ha tenido sondeos de opinión, notas a mundialistas históricos y revisión de los partidos que la historia ha ido dejando a lo largo de los años. La euforia y pronósticos de victoria han menudeado inspiradas por una prensa que exultante de triunfo ha alabado las bondades del futbol peruano como si estuviera ad portas de conseguir un título mundial.
Los 4 fantásticos: Idolos del periodismo irresponsable |
La realidad nos ha dado con un mazazo en la cara. Sin embargo la derrota con Chile es lo mejor que nos podido ocurrir, si empezamos a corregir. El conjunto sureño nos ha pasado por encima de cabo a rabo. Chile ha demostrado que no obstante estar en el peor momento futbolístico de su historia, con eso les basta para avasallarnos y golearnos. En ese sentido el partido ha sido lindo, vernos como conejos a punto de ser cazados ha sido una delicia y hasta la hemos sacado barata.
Ir a un mundial no sirve de nada si se va como convidado de piedra o para cumplir un cronograma. En 1,978 estuvimos presentes y nos despedimos con una goleada en contra de 6-0 que hasta ahora no ha sido aclarada. En 1982, estuvimos presentes y nos mandaron a casa con otra goleada de 5-1 sufrida ante una Polonia, a la que la prensa de entonces aconsejaba vengar por la derrota que nos supuso en 1,978 por 1-0. Es que hasta el fútbol es lo que un país es, y eso algunos no lo quieren comprender.
El club universitario de Deportes es el más importante de Perú, pero le debe al fisco más de cien millones de soles y vive con la perenne amenaza de embargo de sus instalaciones. En el campeonato nacional se le quita puntos ganados en la cancha por deuda con sus jugadores, y estos ya se quejan en voz alta de la situación que viven. Si fuera poco, en su estadio, en los exclusivos palcos de gente adinerada fue asesinado hace pocos días un hincha contrario al finalizar un partido, en un escándalo que ha llenado primeras planas de los diarios. Si esto ocurre con el club más importante ya podemos imaginar cómo estarán los otros clubes. No se puede seriamente aspirar a llegar a ningún mundial en esas condiciones.
El periodismo capitalino de todo pelaje ha endiosado al cuarteto formado por Vargas, Farfán, Pizarro y Guerrero, llamándolos los 4 fantásticos. Si ellos son tales, hay que pensar que los otros 7 son una pandilla de tontos. Vargas ha querido desmentir la existencia de fantásticos, pero a la prensa eso no le inquieta, la prensa juega un partido a parte según sus intereses, y llena primeras planas y noticieros con los reportajes a los ídolos del día. Ahora que cayeron ante Chile increíblemente la prensa ha culpado a los palos y al árbitro. Desde “Arbitro vendido” hasta “Se cayó luchando”, pasando por “Hay equipo” y “Malditos palos”, el periodismo capitalino ha querido dorar la píldora convirtiendo en victoria moral la derrota futbolística. Ese es el peligro, negar la enfermedad impide la curación y el primer virus son los comentaristas y reporteros que juegan a motivadores y positivistas. Si el club Cienciano tuvo alguna suerte en el 2003, cuando fue campeón continental, es que era un club provinciano al que la prensa limeña no daba ninguna chance. Eso impidió que se endiose a los jugadores cusqueños y estos fueron ganando cada partido hasta ser campeones, premunidos de una humildad desconocida en esta selección de galácticos y fantásticos del 2011.
Al finalizar la eliminatoria anterior, los periodistas Gonzalo Nuñez y Erick Osores decían ante cámaras que lo suyo era vender ilusión al aficionado. Al finalizar el partido contra Colombia con triunfo peruano 2-0 este 2011, algún periodista de siempre decía que el resultado “invita a soñar”. Vivimos de frases lindas que nunca logran consecución. Lo concreto es que Chile nos ha enviado a soñar mirando estrellas girar en nuestras cabezas.
Lo malo de todo este disparate de ensoñaciones y atmosferas mágicas es que jamás iniciamos una recuperación real del deporte, no sólo del fútbol peruano. En 1,975 fuimos campeones sudamericanos en fútbol, Vóley y Básquet, hoy somos nada. La victoria no será resultado de un día de pesca sino de un proceso tras del cual lleguen los resultados y eso implica descentralizar el deporte, clubes verdaderos, con deportistas que inician sus carreras desde la niñez, infraestructura adecuada y profesionales competentes que enseñan y encaminan a esos niños.
Si de fútbol se trata este equipo peruano puede iniciar una recuperación el día que se recupere la humildad, cuando deje de haber futbolistas con el puesto comprado que juegan pese a nada aportar. Pero si no se gana tampoco se acaba el mundo. La vergüenza es ver un país llevado de la nariz a hinchar por su selección como si nada más existiera en la vida.
Pueblo Libre, 12 de octubre del 2011
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