jueves, 12 de mayo de 2016

3 Razones de Por qué perdieron Alan García, Toledo y Barnechea que no imaginas


Alan, Toledo, Alfredo Barnechea. Todos ellos perdieron en la primera vuelta electoral de las presidenciales del 2016 frente a un gringo que apenas habla bien el castellano y una japonesa que tiene el mismo problema, pero que además carga una mochila “pesada” que ellos debieron usar de lastre para hundirla en lo más hondo de algún desierto electoral. Pero perdieron ¿Qué pasó? ¿Se les pasó el tren? La respuesta es sencilla, pero no por eso fácil de explicar.

Primera razón: factor Tiempo


La campaña de 1985 Alan García la empezó un año antes, y era conocido desde 1982 como el joven, inteligente y carismático líder del APRA. Llegadas las elecciones sacó el 47% de los votos, obligando con ello a la renuncia de Alfonso Barrantes a la segunda vuelta, pues había sacado 21% de votos y no se jugaba nada. En el 2000 Alejandro Toledo ya tenía encima una campaña (1995), pero sobretodo la campaña previa a la presidencial del 2000, enfrentándose a la dictadura. No ganó el 2000 (o le hicieron fraude), pero el 2001 la gente lo ungió presidente. Había estado pues en escena, durante más de un año. Alfredo Barnechea no ha tenido nunca una campaña previa a nada, a no ser por la alcaldía en el lejano 1983. Perdió.

¿Entonces? Entonces en lugar de hacer campaña, los ex presidentes (y otros) se aburguesaron y perdieron el tiempo. Toledo se fue a vivir en el extranjero y Alan vivió cómodamente en…Vaya a saber dónde, tiene varias propiedades, pero ninguna es en nuestra selva o nuestra sierra. Lo que quiero decir, ambos viven a cuerpo de rey y no se ensucian los zapatos si no hay campaña electoral. Una especie de rollo “vota por mí aunque yo no vivo como tú (tu pobreza)”. Obvio que la gente no se traga ese rollo. Los castiga, la gente  no se chupa el dedo.

Ex presidentes: las vieron negras en las elecciones 2016

Segunda razón: factor Trabajar para el enemigo


Ambos ex presidentes permitieron que se les achicharre en la hoguera. Porque, ¿quién puede creer que es bueno indultar a miles (o cientos) de narcos? Sólo a Alan se le ocurre eso. Y a Toledo, lo del escándalo no muy bien aclarado de Ecoteva, le estalló en el rostro. Sus explicaciones de que su suegra, que Maisman, que el holocausto, sólo contribuyeron a echar sombras sobre él. Además, la imagen de Toledo ya había sido pulverizada en la anterior elección (2011) y aún durante su gobierno. Ambos, Toledo y Alana eran pues, una perita en dulce. Nunca levantaron cabeza.

Alfredo Barnechea tuvo en el 2016 una subida que dura lo que las mariposas en el estómago en un primer amor: nada. Cuando se abren los ojos se mira todo y no hay tu tía. A Alfredo lo tumbaron un gorro y un chicharrón. No ponerse un gorro a manera de disfraz, y no comerse un chicharrón que no quería, es válido. Nunca lo hicieron Belaunde, Bedoya o Haya. Pero estos son otros tiempos y esa jugada  (el disfraz) la inventó Alberto Fujimori para acercarse a quienes le eran tan diferentes. Alfredo pudo decir que no, que no se disfraza, que no es un falso, pero eso se hace con tiempo y explicando una vez y otra hasta que quede muy clarito porqué no haces “esas” cosas. No se hace de pronto y a la diabla.  

Tercera razón: factor Caídos del palto


Fue un error no confrontar a la Fujimori. Jamás la atacaron, nunca le dijeron sus verdades, la dejaron crecer como la mala yerba. Todos la querían para la segunda vuelta. Olvidaron que antes hay que llegar a ella. Y Keiko sonreía, suavecita, indemne, casi virginal. Mientras los ex presidentes y otros candidatos no la tocaban, a través de las redes sociales y de muy elaborados memes, con imágenes y leyendas que los pintaban de ladrones, la Fujimori deslizaba la idea de la corrupción fijándola en sus contendientes. El gobierno más corrupto de nuestra historia pintaba de corruptos a sus adversarios y éstos ni piaban.
Por cierto, la campaña de Keiko duró cuatro años, frente a los 3 meses de sus contendientes. Hacer campaña es ensuciarse los zapatos. Es entregar tiempo y estar con la gente. Es conocer el país no por la memoria, sino por vivencias frescas y por comprender las cosas desde dentro. Hacer campaña es no dejar al adversario con vida (en el 2000 se debió vacunar al fujimorismo sacándolo de la ley) para que se levante. Nada de eso hicieron los ex presidentes y tampoco lo hizo Alfredo Barnechea. Podrá PPK vencer a la Fujimori? Lo sabremos en muy poco tiempo. Lo cierto es que gane él o ella, al Perú le espera un futuro incierto dirigido por los menos capaces de llevar el barco a buen puerto.

Lima, 10 de mayo del 2016.  

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