miércoles, 8 de octubre de 2014

Ventajas de no Ver TV. Tres años libre de la caja boba

Un sábado del  2011, llegué a casa después del trabajo. Encendí el aparato maquinalmente. Daban una película de guerra, de guerra en Vietnam. De pronto del interior del TV sonó como si reventaran cancha. La imagen se fue. Tomé el control remoto y lo encendí de nuevo. La imagen volvió un segundo, dos, tres. Otra vez reventó algo y la pantalla se oscureció. Me dije “lo mandaré a arreglar”. Luego me pregunté “¿Para qué arreglarlo?”. Me dije “Lo dejaré allí un tiempo”. En ese momento no podía imaginar las ventajas que acarrea no ver TV. Han pasado tres años que se cumplen el 11 de octubre y no la echo de menos.

Confieso que al principio fue difícil. Es una adicción como el tabaco o el alcohol. El sonido, la necesidad de acompañarnos de algún sonido es lo primero que hay que soportar. Se llega a la casa y se enciende un sonido, no necesariamente una película, una serie, un programa de concurso, se enciende un sonido que nos haga sentirnos acompañados. Lo soporté. Eran los tiempos en que habían botado a Rosa María Palacios del canal 4 y en el horario de las 11 pm quedaban Carlos Carlin, Beto Ortiz y Aldo Miyashiro (me la pusieron fácil, es verdad). Los noticieros, que eran lo poco que yo veía, ya eran unos bodrios lamentables, pero menos que ahora.

Pues bien, la TV que ahora veo se limita a la que capto en los restaurantes a la hora del almuerzo, o eventualmente en alguna reunión social. Nada. Ni la extraño, es más, me parece surreal ver la fruición con que la gente mira la TV en los restaurantes. Es inaudito cómo soportan a ese Doctor que les muestra vómitos y otras excrecencias a la hora del almuerzo. No ver TV es muchas ventajas y beneficios. Algunos de ellos muy valiosos. Veamos algunos.

Tiempo


Digámoslo claro, la TV roba nuestro tiempo de un modo brutal. Una serie, un noticiero, un reality, toman una hora de nuestro valioso tiempo. El caso es que nos acostumbramos a que nuestra vida transcurra frente a la pantalla de un TV. En países como EEUU se calcula que las horas diarias que una persona pasa frente al TV son más de cuatro. Pues bien, yo pasaba alrededor de dos horas diarias frente a la pantalla. Hoy ese tiempo es mío, pero no para perderlo de otra forma, sino para aprovecharlo de maneras provechosas. Por ejemplo aprendiendo algo de inglés en Youtube, mientras tomo el desayuno. O repasando en el mismo youtube temas de mi profesión. Mirando entrevistas interesantes a personajes históricos y aún mirando u oyendo temas de mi agrado, elegidos por mí y no por algún programador de TV interesado en convertirme a sus dudosos gustos.

Cero Preocupaciones


Bueno, no tanto como cero preocupaciones, pero al menos las preocupaciones que la TV podría inocularnos, están conjuradas. A veces en las redes sociales miro algunos mensajes de mis contactos hinchando con verdadero ardor por el grupo “rojo”, o el grupo “verde”. O por los “leones”. En fin, se compran el pleito. Viven verdaderos dramas junto a sus ídolos de barro. La TV actual ha convertido en culebrón telenovelero a todo. Los últimos días que miré TV los culebrones eran Alicia Delgado y Abencia Meza. Dos semanas completas hablándose de ello en la TV peruana y en los hogares. Luego fue el caso de Ciro Castillo. La TV nos vende preocupaciones que nada tienen que ver con nuestras personas, pero que se superponen sin que nos percatemos. Apagar el TV en mi caso ha significado no tener ese tipo de preocupaciones. Eso me ha llevado a una vida de más tranquilidad de espíritu, menos pleitos, mayor y mejor concentración.

Mayor Creatividad.


Desde que dejé la TV apagada, mi creatividad se ha desatado. Debe ser el efecto purificador que tiene el volver a pensar con nuestros pensamientos y no con el guión de los programadores televisivos. Cualquiera que vea programas como “Al Fondo Hay Sitio” o “Magaly Medina”, debe tener un serio problema de poca inteligencia, son programas hechos para tarados. Pero eso no siempre es tan evidente. Hay programas como el Dr. TV que vienen con una aureola de gran cosa. El resultado puede ser hasta peor que un programa como el de la Medina. El miedo que infunde el susodicho doctor con sus terribles enfermedades, crea seres apocados, débiles, miedosos. Y como ese hay muchos programas que ingresan a nuestros hogares sin anunciar sus terribles consecuencias. Mi creatividad desatada me ha llevado a concebir canciones, escribir más y mejor en éste y otros blogs, y tener en escritura un par de libros. Si eso no es creatividad desatada, ¿entonces qué lo es?

Mayor Felicidad


El solo hecho de saber que he podido vivir sin TV por tres años me hace sentirme diferente y ese hecho me hace más feliz. Hay que tener fuerza de voluntad y la he tenido. Pero eso no es todo. La distancia con la TV parece renovarnos, llenarnos de energía. En ese tiempo he podido retornar al gimnasio, conocer gente, ponerme en forma, estar más alegre y ver la vida de manera diferente. Más vital, más libre. La gente de la TV es parte de un sistema que nos esclaviza. Digo bien, un sistema. La TV funciona en base a la publicidad, ese es su negocio. Para que el negocio funcione nosotros somos convertidos en parte del objetivo. Debemos convertirnos en consumidores. Entrar en la ruedo del consumismo. No del consumo, sino del consumismo. Nos inflaman de consumo. La felicidad se mide por cuan capaces somos de comprar lo que la TV dice. O que tan cerca estamos del estereotipo que nos venden. Como no miro TV sus estereotipos no cuentan. He escapado a la rueda. La felicidad depende de lo que yo decido, no de las propagandas ni del sistema. Estas son algunas de las ventajas de no ver TV. Y hay más, pero por hoy es suficiente. ¿Y tú qué opinas? ¿Podrías vivir sin TV un día? ¿Un mes? ¿Un año? ¿Piensas que la TV es imprescindible en tu vida?



Pueblo Libre, 08 de octubre del 2014

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