sábado, 5 de julio de 2014

Lima y el Centralismo de las Capacidades: Una Idea Nefasta

Hay ideas que hacen grandes a las naciones y hay ideas  que las  empequeñecen lastrándolas. Una idea imperante en Perú  me ha asombrado siempre.  Esa idea tiene o ha tenido una autoridad  que ni siquiera se discute. No preocupa si ha sido buena o mala, es un dogma, se acepta sin más.  Ha distribuido roles a las regiones y aún a la gente, a toda la gente. Según ella los habitantes de las 24 regiones de Perú, exceptuada Lima, deben dedicarse a labores secundarias, o terciarias de la economía.

A los ojos de quien usa esta idea (o es usado por ella), es inimaginable un cusqueño en el Cusco como ingeniero de sistemas, o como ingeniero industrial. En Lima en cambio, sería posible. Un puneño en Puno es visto como un comerciante de mercado, obsesionado, gordo y torpe. ¿Por qué torpe? No lo sé, es el arquetipo, otra idea. De vivir en Lima en cambio, no sorprendería verlo como fabricante de software, un genio. Hay roles que no  aceptamos para la gente en su lugar de origen y roles que les  aceptamos fuera. El problema no son ellos, el problema es la idea. La idea es el centralismo de las capacidades: Si no estás en Lima, estás en nada.


"Destino Natural" del provinciano en Lima según la idea
Abundemos con ejemplos. Un norteño debe vivir del azúcar de la caña o ser “Chamán”; un chimbotano debe ser pescador, un cajamarquino debe producir leche o quesos. Alguien de la selva deberá vivir de…No sé, de la yuca, o del camu camu. Es el destino natural que aceptamos para la gente de las diversas regiones. DESTINO NATURAL. ¿Se entiende? Lo que les toca hacer en la vida.  ¿Nos damos cuenta de la terrible violencia de la idea y de su arbitrariedad? Es que lo malo es que la idea se no queda en eso, sino que partiendo de ella, se replica toda una estructura de cosas, se asignan los recursos, roles, personas.

Por ejemplo, el ministerio de la producción tiene un excelente programa de capacitación de exportadores que se desarrolla en sus ambientes limeños del distrito de San Isidro. ¿Quién asiste a dichos programas? Los limeños. ¿Producen algo los limeños? Nada, absolutamente. Los limeños se convierten así en los privilegiados con acceso a formación, capacitación, información. Son recursos que no llegan a las provincias en donde sí están los productores. ¿Por qué este programa no va a provincias? ¿Por qué en cada capital departamental no se hace este programa? Porque se entiende, se piensa, que los provincianos no tienen la capacidad de llevar adelante un plan exportador. En Lima te explican “El campesino sólo sabe sembrar, no le importa exportar, no es su negocio”.

La estructura educativa replica este patrón: “Los provincianos no saben, no pueden, no necesitan”. Todo va para Lima y se queda allí. De este modo, la infraestructura, la academia, los profesionales, son concentrados en la capital. Pero capacidad y talento en las provincias hay de sobra. Sí, pero luego esos talentos languidecen, se cansan, se frustran y en el mejor de los casos se van al extranjero.


Lima concentra la riqueza "naturalmente" según la idea imperante
¿Y si la idea fuera otra? Digo, si la idea fuera que se puede hacer tecnología, ciencia, ingeniería, en Cusco, en Puno, en la selva, en Chimbote, en Ica, etc. Y que además, la existencia de los niños de esas zonas no está condenada a vender choclos en Wilson o 28 de julio, sino que su destino puede ser otro, el que ellos elijan, exactamente como los niños limeños.  ¿Entonces qué pasaría? Nada, sería mejor para todos. Ah que no, que quizás Lima no concentraría la riqueza. Bueno, problema de ellos. Entonces para romper el círculo y la idea nefasta que nos lastra habría que asignar recursos, llevar esos programas de capacitación del estado a provincias, invertir más en educación en todo el Perú. Llegar a creer, a aceptar, que la gente del interior no es “Bruta”, ni “pobretona” porque lo desea o por flojera, sino porque el centralismo de las capacidades ha dejado fuera de la asignación de recursos a la gente, pero que capacidad tienen.

 Por eso la idea es nefasta. Está convertida en un lastre que nos ha acompañado por varios siglos y recién ahora la tecnología empieza a ayudar a disolverlo. De eso hablaremos en el siguiente post…Tecnología contra el Centralismo Peruano: una opción, o varias, si se quiere.

Pueblo Libre, 04 de julio del 2014


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