martes, 20 de noviembre de 2012

La Delincuencia se Moderniza



Es casi un secreto a voces que en el tema de los virus informáticos, los fabricantes de antivirus llevan la partida perdida, o ganada, según se le mire; porque a cada medida que las cosas de software implementan, los escritores de código de virus responden con una contramedida que burla a la anterior. Sin llegar a tal grado de sofisticación, la delincuencia limeña parece cerca de dar al traste con todas las medidas que los ciudadanos y la tecnología crean para librase de ellos. Es una guerra perdida en tanto no se ataque la raíz del problema.  Veamos algunos casos:

Las rejas

No me gustan pero allí están y cada vez son más. Están omnipresentes. Todos los distritos de Lima tienen las suyas. Lo que insinúe la ley prohibiéndolas ya no cuenta. Cuenta el miedo y éste manda sembrar rejas. La sensación de seguridad que brindan es más importante que la que da un patrullero.

Rejas: peor que la enfermedad
 Mi percepción es que las rejas solo han desplazado el lugar del conflicto y vuelto más avezada a la delincuencia. Es verdad. Impedidos de ingresar a los conjuntos residenciales para robar enseres o electrodomésticos, los delincuentes han perseguido a las víctimas a los cajeros de bancos y a los centros comerciales, sometiéndolas a reglajes. A la delincuencia no le importa el lugar ni la hora del día. Personas encañonadas y obligadas a entregar pertenencias y dinero es moneda corriente hoy día. UN conocido mío fue encañonado hace poco luego de realizar un cobro o intentar un pago en la municipalidad del Callao, “Perdiste tío”, fueron las palabras que escuchó antes de sentir una pistola que le apuntaba al pecho en un espacio público del puerto. Otra amiga, regresaba a casa acompañada por un amigo a las dos de la madrugada. Doscientos metros antes de trasponer la reja salvadora, ambos fueron encañonados y obligados a entregar celulares, llaves, dinero y una mochila de laptop que gritaba “róbame”. El trauma que sucede a un robo de este tipo es una secuela lamentable. En resumen, las rejas no han terminado con la delincuencia, sólo la han sofisticado  y mudado de lugar. 

Los GPS

Presentados en su momento como el no va más de la tecnología,  los GPS amenazaron con terminar el robo de vehículos. Un sistema de satélites a 20,000 kilómetros en el espacio cuidaría de nuestros objetos de valor: autos o personas. Craso error. Una tecnología se combate con otra tecnología. La policía limeña ha dado cuenta recientemente de que en Lima se roban diariamente 12 autos. Los sistemas GPS  de los vehículos son neutralizados por los delincuentes desde una distancia de 20 metros. Es decir, la delincuencia no necesita estar en el vehículo ni ubicar el equipo GPS para desactivarlo, simplemente actúan con otro equipo que emite frecuencias de radio que inhiben, atenúan o interfieren con las ondas de radio del sistema GPS, para dejarlo fuera de acción ¿Solución? Sí, existe. 700 dólares adicionales para añadir en un sistema anti bloqueador de GPS: GPS, Antibloqueador de GPS, Alarma, traba gas, etc. Una pequeña fortuna para dar (in)seguridad al auto.

Tanta tecnología por nada

 Controles remotos de puertas levadizas

La delincuencia aprovecha los momentos en que los propietarios descienden de sus vehículos a abrir los portones de sus cocheras, para atacarlos. Los limeños optaron por comprar puertas levadizas, accionadas por control remoto. La medida ha funcionado dando esa sensación de seguridad a sus poseedores así como una nada despreciable sensación de poder, de estatus, de solvencia económica. Los delincuentes, ajenos a status y esas cosas, han respondido con contra medidas tecnológicas. Usan controles remoto al azahar para probar a abrir puertas en casas vacías. Igualmente están usando llaveros-alarma para desactivar las alarmas de los autos. Como vemos, los delincuentes peruanos están altamente sofisticados y hacen uso de los avances tecnológicos para burlar los intentos de los ciudadanos por evitarlos.
La pregunta es hasta cuando. La política de esconder la cabeza y construir fortalezas tecnológicas para evitar al crimen no está funcionando. En lugar de amurallarnos hay que ir a la raíz del crimen. Esto pasa por temas educativos e inclusivos. Para eso es necesario tener autoridades y ciudadanos comprometidos en la solución. Nada fácil, pero imprescindible si se quiere construir una sociedad más segura. 

Puertas abiertas al delito

 19 de noviembre del 2012

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