domingo, 14 de octubre de 2012

Steve Jobs y la Carta a García de los Jóvenes



Hace algunos dias pedí de algunos chicos, ocho para ser precisos, que visionaran algunos videos de Steve Jobs. No les mencioné un video en particular, simplemente pedí que buscaran alguno y lo vieran, de modo que se hicieran una idea del personaje, que tuvieran una impresión del mismo. Cuando días después debieron contarme lo que vieron, han dicho lo siguiente: que Jobs es un tirano, un abusivo, un ladrón que se roba los inventos de otros, que le metió cabeza a Steve Bozniak (su socio) con unos dineros, que lo investigaba la CIA, que no hacía caridad, que era marihuanero. En resumen, Steve Jobs, el genio creador de Apple era el anticristo. Curiosamente, los chicos que afirmaban estas cosas confesaron no haber visto ningún video de Jobs, que los hay por miles; sino que vieron videos de terceros que afirman esas cosas o lo hacían en algún escrito.

                Desde hace cuatro años he enviado a mis alumnos a visionar el discurso de Jobs en Standfor. Hasta el 2011, cuando les preguntaba si sabían quién era Jobs, me respondían que no. Ahora en cambio con su fallecimiento, responden que sí. ¡Pero hay que ver (y oír) lo que responden! Después de escuchar pacientemente todas las cosas malas que decían de Jobs, les he preguntado lo siguiente: “Si tuvieran un hipotético video de la llegada de Cristóbal Colón, el verdadero Colón; o de Francisco Pizarro en su llegada a Perú en 1532, ustedes ¿verían ese video o preguntarían a alguien que nunca los vio acerca de ambos personajes? Respuesta unánime: “veríamos los hipotéticos videos de los personajes”. Nada les costaba a estos chicos ver los videos de Jobs, pero no lo hicieron.

Steves Jobs y Bozniak en los inicios de Apple
 Dos cosas me impresionan de la historia anterior: primero, la absoluta ligereza con que repetimos algunas cosas, como si nos constaran, como si fuéramos testigos de parte, y cómo las propagamos en una especie de campeonato por ver quien habla peor de personas a las que no conocemos ni de a raspas. Lo segundo, la falta de pasión por aprender o conocer, el deseo de hacer el mínimo esfuerzo, de tomar el atajo que me conduce a nada diferente de poder decir “Hice mi tarea”  ¿Bien hecha estudiante?... ¿Qué profesor, además había que hacerla bien?

Porque como les dije a mis estudiantes, he visto videos de Steve Bozniak y jamás habla de ningún dinero birlado por  Jobs, sino de su admiración por él; y la CIA investiga a todo mundo así que no es novedad que hubiera investigado a Jobs; y todo gerente es exigente con su personal y Jobs era gerente; y no se robó ningún invento, etc. Es decir, los acusadores de Jobs, normalmente gente que no ha logrado la centésima cosa que él si logró, lo acusan de naderías por envidia. Conclusión primera: no podemos darnos el lujo de repetir cosas que leemos u oímos, sin contrastar con fuentes creíbles; pero lo hacemos, o lo hace esa generación de post adolescentes limeños de hoy, con una frecuencia y liviandad que escarapelaría a nuestros abuelos. Abajo, Steve Jobs y Bill Gates en rara entrevista conjunta. Hay admiración mutua.


 Lo segundo es más grave aún. Esta generación de jóvenes que circula nuestras calles del tercer mundo ha renunciado a todo. En un post anterior hablábamos de Entregar la Carta García: un hombre que sin medios y sin formular una pregunta se interna en un país para entregar una carta a un personaje al que nadie ha podido hallar. Nuestros jóvenes en cambio, no pueden visionar un video de 7 minutos de un personaje que ha contribuido a cambiar el mundo actual y a tenernos comunicados de un modo que nadie hubiera imaginado hace 15 años; un personaje adorado en otras latitudes y cuya vida ya viene siendo estudiada y enseñada en las principales escuelas de negocios y tecnologías del mundo entero. Un personaje que en suma, nace una vez cada 500 años. Nuestros jóvenes, es triste decirlo, han renunciado a toda pasión. Vegetan frente a pantallas que les hacen dispensable el desarrollo de pensamientos propios, la crítica o el cuestionamiento. Son víctimas de conductas monocordes, que rayan los inframuros de la medianía. Es el efecto mouse, el mínimo esfuerzo, apenas mover un dedo y tener, o creer que se tiene, todo. ¿Qué nos espera? ¿El vacío total? Hablamos de jóvenes de clase media, no de chicos a los que la educación ha negado toda apertura, sino de muchachos que han estudiado en colegios privados, en los que según se dice, se da buena educación. ¿Será que como decía hace casi un siglo Gonzales Prada a Haya de la Torre “Ya no tenemos juventud”?

Pueblo Libre, 14 de octubre del 2011

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