domingo, 5 de agosto de 2012

Del día del Pollo al día de la Disciplina


Hace varios años ya, premunidos de cuchillos y tenedores, o sin ellos y a mano pelada, los peruanos venimos celebrando el día del pollo. También el día de Ron, el día del Ceviche y alguno que otro elemento similar. Lo dicen todos y lo repiten sin pausa: el Pollo a la brasa es el plato de bandera preferido por los peruanos. También el Ceviche, el Arroz con pollo, el Tacu tacu, el Seco de  cualquier cosa. Vamos encaminados por una senda triunfal. La gente saca pecho -y no solo pecho, también barriga-  henchida de orgullo patrio, segura de que este campeonato de la comida lo vamos a ganar.

Pollo a la Brasa: es innegable que provoca
Los héroes modernos no son Grau y Bolognesi, acaso ingenuos que se creyeron un cuento; no, ahora los héroes poseen restaurantes aquí y en niuyorq, se enojan con los escritores a quienes mientan la madre y mandan a callar. Desfilan en la TV, declaran para los medios, dictan línea enarcando las cejas, esparcen la sal de la salud entre sus fieles y luego a contar, que para eso están más que para cocinar.  A quién Dios le dio en buena hora San Pedro se lo bendiga, decimos.
La víctima: millones moriran en su día
Pero digo, ¿es tán bueno esto del día del Pollo y la vida ordenada por los chefs? ¿Acaso este sacrificio de crear tantos platillos que la mayoría de peruanos nunca probará, es bueno? ¿Será saludable? ¿Nos conducirá a algo? El ministerio de salud ya ha debido salir a pedir moderación, porque la epidemia de gordos que transitan las calles limeñas es cosa de correr. He tenido oportunidad de viajar en el interior del país, en el asiento trasero de una combi, 4 pasajeros apretujados 4. Pero en Lima es casi imposible que entren 4 pasajeros en el trasero de una Coaster, no obstante su mayor tamaño. Así de gordos están.

Quizás el Día del Pollo es un reflejo de lo que somos. En lugar de un Día de la puntualidad, que tanta falta nos hace, salimos con un Día del Chicharrón. O en lugar del Día del Esfuerzo, creamos el Día de Pisco Sour. O (arderán las orejas señor) en lugar del Día de la DISCIPLINA, crearemos el Día del Rocoto. Digo, ¿no es esa nuestra vergonzante verdad? NO está mal lo gastronómico, pero ¿Por qué sólo eso? Nos gusta lo fácil, la criollada, la cochinadita. Somos buenos para meter el diente y empinar el codo, pero no nos gusta el esfuerzo que forja el carácter y las naciones ganadoras. Y no echemos culpa de esto a los españoles a quienes siempre cargamos las cuentas. Hay que reconocer que nada tienen de protagonismo en este genocidio polluno. Esto es creación nuestra. 

¿Y por qué no un Día de la Disciplina? 

Disciplina es perseverancia, es orden; es actuar de forma determinada para lograr metas y objetivos grandes y pequeños.  Exige sacrificio, es hacer las cosas aún cuando no nos guste hacerlas, porque sabemos que nos conduce hacia un objetivo superior. Es vencer nuestra propia resistencia, correr el kilómetro adicional. Es autocontrol, es el imperio de nuestra voluntad sobre nuestros instintos básicos, es no dar más y sin embargo dar más. Es decir, disciplina es todo aquello que a los peruanos nos duele; es ponerse a tiro de alcanzar una estrella por lejana que parezca, es levantarse temprano, es decirle adiós al trago o al cigarro, es vencer para siempre la idea de que no podemos hacer cosas serias. Es cierto que hay algunas aves raras disciplinadas sobre nuestro territorio, pero no es una moda, ni una norma, ni un sello distintivo que nos enaltezca  y respalde en situaciones difíciles. Lo nuestro es lo barato, el patriotismo de camiseta y bubuzela.

Disciplina japonesa:6 meses después Fukushima ya se levantaba
Ahora que están desarrollándose las olimpiadas, pienso en qué serían todos esos campeones sin disciplina y si algún afamado chef los hubiera convencido de hartarse de alguna comida. Pienso el tiburón Phelps ganando sus 22 medallas de oro a base de disciplina y no de otra cosa. Y me pregunto en donde anduvieron los deportistas nuestros,  acostumbrados a ser convidados de piedra en estos certámenes. Abajo, el video conmovedor del efecto de una disciplina y voluntad de hierro: Nick Vujicic.


Pero pienso en algo más. Es de todos conocidos la proverbial disciplina de alemanes y japoneses. Estos últimos nos han dado un ejemplo práctico del valor de la disciplina. Tras el terremoto, tsunami y crisis nuclear del año 2011, el territorio devastado por estos eventos necesitó apenas unos pocos meses para mostrar un rostro diferente al de la devastación en que se sumió. Pero no sólo eso, todos vimos a esos dolidos japoneses soportando estoicamente todo el dolor de su tragedia sin exclamar ayes de dolor ni de nada. Nuestros gobiernos pollunos en cambio, no han podido reconstruir las zonas afectadas por el terremoto del 2007. La población víctima de la tragedia tampoco fue muy estoica. Así somos. Definitivamente un día de la disciplina, del esfuerzo, del sacrificio, o de la puntualidad, nos vendría mucho mejor que estos días gastronómicos que se han creado últimamente.

Pueblo Libre, 04 de agosto del 2012.

No hay comentarios:

Publicar un comentario