miércoles, 18 de julio de 2012

Por qué nos hablan así?...Porque son perros pues conch...


El policía viste uniforme y botas militares. Trae casco, además de su arma de reglamento. La mujer humilde no viste ropa de marca, pregunta con la ingenuidad del que no  sabe y quiere saber ¿Por qué nos tratan así? El policía es del color de la mujer, voltea el rostro transformado en un odio y responde "Porque son perros pues conche....". En otro extremo de la plaza en que este policia insulta a la mujer, una turba de 15 policias arroja al piso a un hombre sentado en una banca. Le tuercen los brazos y lo patean. Algunos uniformados se entregan a la golpiza contra el hombre mientras otros ocultan con sus escudos los hechos que las cámaras tratan de registrar.


Nada de lo anterior es nuevo. Ha ocurrido desde siempre en un país en el que más allá de Lima la vida de la gente para el estado no vale nada si los hechos se pueden encapsular; y encapsular es silenciar, cercar un hecho en una geografía determinada para que de allí no trascienda.

 Las imágenes de Youtube que nos permiten ver el comportamiento violento del policía que insulta a la mujer y el ataque cobarde y desproporcionado contra el padre Marco Arana, son lo que realmente ha cambiado. Ya no es necesario tener un canal de TV para difundir una noticia, ahora basta una cámara.

Hace algunos años, casi 20, cuando el dictador Fujimori metió a los soldados en las universidades nacionales, hubo un día en que cansados de soportar abusos y manoseos de los soldados a las estudiantes, los universitarios sanmarquinos realizaron una gigantesca movilización al interior de la universidad. Allí estuvo toda la prensa y fotografiaron y filmaron todo. Esa noche en los noticieros la noticia no existió, fue encapsulada en la ciudad universitaria a pesar de ser primera vez que se producía una protesta masiva contra el ejercito de Fujimori. Así ha actuado la prensa capitalina desde siempre. En el caso de Marco Arana, a pesar de las imagenes narradas y recogidas por la prensa y TV, aún hay quienes desde los medios pretenden sindicarlo como agresor y cabecilla de una turba. Alguien intenta ganar a la opinión pública limeña, aunque el resto del país les dé la espalda. He allí el peligro. La tecnología actual de las redes sociales ayuda a difundir, pero no enriquece los reflejos morales de los torcidos.

Brutalidad Policial
Que ninguna autoridad oficial, parlamentaria, regional, o partidaria haya condenado energicamente ni los insultos a la mujer que pregunta ni la golpiza al padre Arena son una buena señal de nada. Habla de que nos hemos acostumbrado a una realidad de golpizas, gases, palos y balas que siempre se ensañan con las poblaciones de las provincias del país.
Pero sobre todo habla de un solapado racismo que es incapaz de indignarse frente al abuso y más bien lo alienta con el cuento de la "Mano Dura". Mientras el respeto por el otro y su inclusión preventiva en el diálogo, y el respeto a sus posiciones no se alcancen, los conflictos seguirán produciéndose sin pausa. En la génesis de este problema tienen protagonismo los partidos políticos, devenidos en aunténticos clubes o partidos Frankenstein que se  arman electoreramente, pero que carecen de auténtica vida partidaria y viven de espaldas a las reivindicaciones de los pueblos, motivando la aparición de los frentes regionales a los que luego quieren criminalizar. Es decir, quieren dejar a las regiones sin representación en el legislativo y sin representación en las calles. Peor, imposible.

Las cámaras filmadoras, la internet, y el Youtube pueden ser una buena noticia para desnudar abusos, pero no son eficaces cuando el abuso viene desde lo más alto. A menos de que tengamos una plaza Tahrir.
Lima, 11 de julio del 2012

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