sábado, 7 de abril de 2012

Fujimori: 20 años de felonía


La primera víctima del golpe del 5 de abril del 92, fue la verdad. El gobernante que habló de un gobierno de reconstrucción nacional dedicó los siguientes 10 años a destruir el país a través de sus instituciones a las que corrompió y envileció hasta que todos sentimos el asco ajeno. La segundo víctima del golpe de estado fue la inocencia, de los que creíamos que el “chinito buena gente” era como nosotros y despertamos el 6 de abril de ese año, para descubrir la verdad, de que era como todos los anteriores, una hiena con sangre y necesidad de ella en los colmillos. La tercera víctima ha sido el tiempo. Diez años perdidos de una juventud que no conocimos, porque los jóvenes de entonces debimos, pocos, enfrentar a la dictadura a la que nadie quería enfrentar, hasta que nos convertimos en mar imposible de detener. Años en que la dictadura usó al país como cobayo para sus experimentos de manipulación y control social, mientras cometía todas las tropelías evidenciadas después. 

Tiempos de lucha por su encarcelación
                Lo peor no han sido los tullidos, los desaparecidos, los muertos y encarcelados por esa dictadura, que los hubieron por cientos. Lo peor han sido los años posteriores. El descubrir que los de Fujimori fueron tiempos de siembra nefasta que pasaría factura venidera. En las relaciones colapsadas entre los políticos de hoy y aún entre estos y la gente, está la cosecha de esos años. Fujimori inauguró al gobernante que promete A y ejecuta Z. Toledo, García y Humala han repetido es fórmula con idéntica impunidad. Hemos elegido parlamentos peores en la seguridad de que ninguno sería peor que aquel que recibió los dineros de Fujimori con filmación incluida. Nuestra política ha devenido sicaria y ha incorporado masas portátiles, porque todo aquel que militó con la dictadura era o sicario a sueldo o masa portátil vivadora del gobernante que no despertaba entusiasmos sino con regalos y vivas a sueldo. Los que jamás hubieran llegado a la política, lo hicieron en busca de los doblones que pagaba el dictador.

El dictador acepta su culpa
               La violencia de hoy también es hija de esos años. ¿Cómo señalar a la violencia familiar si el de palacio tortura a su mujer? ¿Si el de palacio en vez de hablar grita? ¿Si persigue líderes sindicales y políticos a los que encarcela? ¿Cómo luchar contra el crimen organizado si la banda más organizada inicia en esos años en palacio de gobierno? Los demás eran bebés de pecho frente a la violencia ejercida desde palacio, pero aprendían y se justificaban. Es que todo se relativiza, mi crimen no lo es tanto, porque Fujimori mató más, aunque su gente diga que mataron menos. Las pandillas de hoy, los secuestros, crímenes, extorsiones, que se expanden por el país entero, tienen génesis en años de impunidad con un poder judicial sometido y digitado que limpió al régimen de todas sus tropelías ante la  vista y paciencia impotentes de todos. Y  el criminal común razona “si él lo hace, ¿por qué yo no?”

El dictador detenido en Chile
El descalabro de nuestros niveles educativos hoy, tiene origen en años en que a los maestros se relegó y castigó en sus pagos, destruyendo su autoestima para convertirlos en vendedores ambulantes o taxistas; años en que los estudiantes vieron como sus madres eran compradas con bolsitas de azúcar o lentejas;  en que escuchaban a un mandatario de vocabulario escaso y  modales obscenos paseándose entre los muertos; que actuaba no para la historia, sino para la platea y el telediario. Ese descalabro educativo también lleva las semillas de las Bozos del dictador, que envilecieron la pantalla en el lenguaje y en las formas. Que pase el desgraciado o lamer axilas por 20 soles, se convirtieron en cotidianidad en ese país que Fujimori necesitaba envilecido del todo y entretenido más, para que no mirara sus estropicios, sus tropelías, sus robos.

Modales del padre
Y todo eso nos sigue pasando factura aún hoy, 20 años después, porque así son las dictaduras de traumatizadoras con las sociedades, y porque las democracias sucesoras no han roto con ese pasado; se han contentado con no ser peores. Han administrado el descalabro hablando de cifras macroeconómicas mientras el tejido social inexiste y la procesión pasa por dentro y explota cotidianamente. 20 años se dicen rápido pero han transcurrido dolorosamente para una sociedad, que en esos años debió construir formas tolerantes, democráticas, educadas, de relacionar a su gente y no lo hizo, quizás porque ya no sabe cómo hacerlo. Nada bueno ocurrió con Fujimori y lo mejor que podemos hacer es romper definitivamente con todas sus influencias aunque la tarea sea colosal. Es buena cosa saber que a pesar del miedo que se nos quiso inocular en las elecciones del 2011, la hija del dictador no ganó. ¡Fujimori nunca más!

Pueblo Libre, 05 de abril del 2012

1 comentario:

  1. "Las pandillas de hoy, los secuestros, crímenes, extorsiones, que se expanden por el país entero, tienen génesis en años de impunidad con un poder judicial sometido y digitado que limpió al régimen de todas sus tropelías ante la vista y paciencia impotentes de todos"

    Claro, la delincuencia del mundo tiene origen en "dictaduras" democráticas votadas por el propio pueblo. Muy lógico todo.

    Y en todo el texto en ningún momento se nombra al terrorismo que asoló el país. Al menos que te refieras a ellos aquí:

    "Los demás eran bebés de pecho frente a la violencia ejercida desde palacio, pero aprendían y se justificaban"

    Bebés de pecho = senderó luminoso. Surrealista

    Nunca entendí porque la "izquierda" política estaba tan mal vista en Perú. Tras leer unos cuantos artículos suyos ya me voy enterando.

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