viernes, 4 de noviembre de 2011

Dia 1. De Oxapampa a Pozuzo: la ruta verde


Cuando antes del primer viaje (2008) le avise a Betzabeth que viajaría a su tierra, me respondió “Esa tierra es un paraíso”. ¿Era exageración, cariño o realidad? Los paisajes que vi no defraudaron mi expectativa. En esta segunda oportunidad me aseguré de viajar del lado de la ventana y de que mis ojos no perdieran un segundo del espectáculo de la naturaleza. 

Salida de Oxapampa


Salimos de Oxapampa y en apenas uno o dos minutos estamos en plena ceja de selva. ¿Por qué ceja de selva? Le pregunto a alguien, lo piensa un segundo y responde “aquí aún ves cerros, en la selva todo es plano” (uhm, obvio). Aún tardamos 15 ó 20 minutos en entrar en el territorio del río Pozuzo. Sin embargo este primer tramo es aún de una vegetación chata, casi predecible, cortada a ratos por plantaciones de granadilla que se han instalado en las laderas de los cerros derribando los bosques primarios. La granadilla se ha convertido en el cultivo estrella de la zona de Oxapampa. 

La Ceja de Selva y su mágico paisaje
 Después de unos minutos la naturaleza se pone de pie cuando kilómetros más adelante se empieza a recorrer las montañas que bordean el río Pozuzo. El recorrido dura aproximadamente 3 horas de un inacabable paisaje pletórico de verdor. La carretera de tierra es una línea sinuosa interrumpida a menudo por caídas de agua. Del lado derecho está la montaña, del lado izquierdo está el río Pozuzo y después de él la otra montaña. Es esa otra montaña, observable por la distancia que nos separa, la que subyuga y enamora. Veo una flora variada en la que destacan unos árboles inmensos cuyos tallos han adquirido una coloración blanquecina. El tallo es delgado y muy alargado y sólo en la cima se corona con ramas y hojas, como gigantes melenudos que observaran nuestro paso. En algunos lugares compitiendo en tamaño con los árboles, se divisan unos helechos gigantescos. Hay plantas pequeñas y conocidas como el mastuerzo y la oreja de elefante. Pero la mayor parte de la vastísima variedad de plantas y árboles son desconocidos para mí. 

Las caídas de agua añaden emoción a la aventura
Hay un inmovilismo en esa vegetación que observamos frente a nosotros que llama a respeto. Es posible que estemos mirando los últimos lugares en donde no han pisado aún los pies del hombre. Avanzamos como extraterrestres en un planeta extraño en donde nada se mueve. A una curva del rio sigue otra mil veces. Los árboles son muy altos, pero la montaña es mucho más alta aún, y coronando la cima está el cielo celeste y límpido, o a veces ornado de nubes. Alguien en el vehículo opina que ésta selva parece la que se mira en las películas de Vietnam. Es cierto, pero esta selva está al alcance de la mano, o de los ojos para ser precisos. El río con su bramido, deslizándose allá abajo, complementa una visión mística, un privilegio para quienes quieran observar.  Y me digo qué grande, extraño y variado es éste país. Qué privilegio ver esto y nacer aquí. 


El rio Pozuzo en cercanías del pueblo del mismo nombre
A veces el rio desaparece porque nos internamos en la vegetación alejándonos de las aguas y atravesamos auténticos callejones de verdor, casi empujando las plantas con la nariz de la combi para poder pasar. Pero luego el río reaparece y nuevamente el paisaje impone respeto. En algunos lugares la carretera se estrecha y bajamos la velocidad, o el agua invade la carretera y es de ley cuidarse al pasar esa invasión. ¿Es peligroso? Sólo un poco, no más que atravesar la pista en la ciudad. Luego otra vez las montañas y el verdor. ¿Monótono? Para nada, es como el río o la música, parece siempre igual pero cambia, muta, se enriquece y sorprende. 

El camino se vuelve callejón de verdor

¿Mi opinión? Lo visto en las tres horas que dura el viaje es lo más parecido al paraíso que debe existir en cuanto a paisaje. Casi a las 10 con treinta pasamos por Prusia, un pueblo pequeño y tranquilo, casi inmóvil, ordenado y limpio. Es uno de los dos pueblos que inicialmente fundaron los colonos venidos de Europa en 1,859. Cinco minutos después llegaremos a Pozuzo, primera parada del viaje.






Día 1, entre Oxapampa y Pozuzo. Del 24 de octubre del 2011

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